Historias perdidas del anarquismo paraguayo (II). Consecuencias de pasar de obrero a patrón

El Suplemento Cultural aborda la casi desconocida historia del anarquismo en Paraguay con la serie «Historias perdidas del anarquismo paraguayo», de Mariano Montero, que en esta segunda entrega rescata del olvido un crimen del año 1926.

Asunción, 1926. Calle Palma (Biblioteca Nacional)
Asunción, 1926. Calle Palma (Biblioteca Nacional)

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Uno de los capítulos más incómodos en la historia del anarquismo paraguayo fue el asesinato de Julio Adriano Turlan el 20 de abril de 1926 en Asunción.

Turlan nació el 10 de noviembre de 1893, hijo de Adrián Turlan, natural de Francia, y de Dolores Lorenzo, uruguaya, residentes en Buenos Aires. En los años en que vivió en la capital porteña, fue integrante del equipo editor de La Protesta y formó parte del Comité de Afinidad, cuyo objetivo era lograr la fuga de Simón Radowitzky del penal de Ushuaia. Habría participado en los eventos de la Semana Trágica de 1919 para, luego, radicarse en Asunción y comenzar a actuar en la Sociedad de Panaderos Unidos, gremio anarcosindicalista adherido al Centro Obrero Regional del Paraguay (CORP), de igual tendencia. Fue parte de la huelga general de 1921 y participó de las manifestaciones en oposición a los proyectos de ley liberales de conciliación y arbitrajes laborales, en línea con la tradición anarcosindicalista. Sin embargo, todo cambiaría a partir de 1923, cuando Turlan pasó a ser propietario de una panadería, «La Moderna», en el centro de Asunción.

En marzo de 1926 se produjo un nuevo conflicto entre los obreros panaderos y los propietarios de panaderías, originado en que los primeros, ante una coyuntura de crecimiento del desempleo, declararon una huelga para implementar un sistema de changas o de turnos, mediante el cual los empleados de panaderías se podrían tomar una licencia de una semana para que esta fuera trabajada por los desempleados. Turlan, esta vez como propietario, se opuso a la huelga y a la medida de changas, y a los pocos días se produjo su asesinato a manos de José Gregorio Núñez.

Frente del periódico anarquista "La Protesta", Buenos Aires, c. 1904 (Archivo General de la Nación Argentina)
Frente del periódico anarquista "La Protesta", de cuyo equipo editorial formó parte Turlan. Buenos Aires, c. 1904 (Archivo General de la Nación Argentina)

Agreguemos ahora datos recabados de la prensa de la época, ausentes en las obras de Gaona y Rivarola (1). El hecho sucedió a las 10:00 horas «frente al depósito harinero de Minetti y Cía., calle Buenos Aires (actual Paraguayo Independiente) esquina Montevideo (donde actualmente se encuentra la Plaza de los Desaparecidos), de donde la víctima había retirado bolsas de harina para transportarlas en un camión a su panadería. En el momento en que un peón de Turlan daba manija al camión, se le enfrentó a este Núñez, quien sin más trámite y a boca de jarro le descerrajó cinco balazos». En la nota refieren que Núñez tenía antecedentes similares, como cuando habría herido a Esteban Lagrave de dos balazos en idénticas situaciones de conflictos entre obreros panaderos y patrones años atrás.

La posición del CORP, al que estaba adherida la Sociedad de Panaderos Unidos, se puede apreciar en el volante Comité Pro Preso Social. Al Proletariado de la Región, de octubre de 1928, en donde se refieren a Núñez como «un obrero auténtico» y a Turlan como «apóstata» que, tras sus iniciales años «heroicos» como dirigente obrero, se puso «al servicio de las sociedades patronales (…) organizando sociedades de carneros» [*carnero: en castellano rioplatense, esquirol, trabajador que no se adhiere a una huelga. (Nota de la Ed.)], y afirman que Turlan no fue un burgués, sino un «obrero apóstata, que llevó el veneno de su alma infiel al servicio del capitalismo». En la misma declaración anuncian que Núñez tiene todo el apoyo del CORP y llaman a declarar un paro general desde el comienzo del juicio hasta su finalización, inscribiendo a Núñez en una genealogía de mártires anarcosindicalistas como los hombres de Chicago, Simon Radowitzky, Eusebio Añazco, y Sacco y Vanzetti.

Lo interesante del caso es que incluso parte de la prensa tradicional llegó a justificar el hecho indirectamente, resaltando que «El encono de los trabajadores, que ha hecho crisis en esta trágica explosión, proviene sobre todo del hecho de que, habiendo sido la víctima, mientras obrero, un extremista y un agitador, una vez convertido en patrón, se hizo el más intransigente de los capitalistas, habiendo sido el único patrón panadero que aún se rehusaba a admitir el pliego de condiciones de sus asalariados» («Policía. Los conflictos del trabajo. Muerte de un patrón», La Nación, 20 de abril de 1926).

"La Nación", 20 de abril de 1926.
"La Nación", 20 de abril de 1926.

Mucho sabemos de Turlan, pero… ¿qué sabemos de José Núñez, salvo que hasta su nombre y apellido, por comunes, remiten al anonimato? Muy poco. En las noticias publicadas, distintos matutinos asuncenos se refirieron a Núñez de diferentes formas, a veces como «Juan A. Núñez», otras como «José M. Núñez», «José Núñez» o «José G. Núñez». El hecho de que tuviera un hermano mellizo llamado Juan Gregorio Núñez, también obrero panadero, colaboró en la confusión. Nació en Asunción el 9 de mayo de 1899 y era hijo de Juan Pablo Núñez y de Ramona Gassi (o Gossi).

Finalmente, luego de dos años en prisión, el 23 de octubre de 1928 se llevó a cabo el juicio. El fiscal del crimen que llevó adelante la acusación fue Carlos R. Centurión –futuro miembro de la Academia Paraguaya de la Historia–, quien consideró al hecho como un homicidio simple exento de cualquier implicancia social y solicitó una pena de 12 años de prisión. Por su parte, el abogado de la familia Turlan, Cesar A. Vasconsellos, coincidió con la descripción del fiscal del crimen. En cuanto al defensor de Núñez, el doctor Virgilio Silveira, este deshizo los argumentos que postulaban elementos agravantes y sostuvo que se trató de un caso de legítima defensa enmarcado en un hecho «colectivo» con la incidencia de una «cuestión social». Finalmente, presionado por la movilización obrera, el tribunal dictó la libertad de Núñez.

La crónica periodística señaló que durante toda la jornada «un público numeroso formado principalmente de obreros permaneció en el recinto y en las calles adyacentes al Tribunal, esperando el fallo». Luego de esto, Núñez desaparece de las fuentes del movimiento obrero paraguayo. Casi veinte años después, en la localidad argentina de Presidencia Roque Sáenz Peña, departamento del territorio nacional del Chaco, el 25 de marzo de 1946 se casó con María Isolina Cáceres. Habría fallecido en el partido de Quilmes, en el conurbano de Buenos Aires, Argentina, en 1994.

"La Tribuna", 25 de octubre de 1928.
"La Tribuna", 25 de octubre de 1928.

Notas

(1) Francisco Gaona, Introducción a la Historia Gremial y Social del Paraguay. Tomo II, Asunción, Arandurã, 2008; Milda Rivarola. Obreros, utopías y revoluciones. Formación de las clases trabajadoras en el Paraguay liberal (1870-1931). Asunción, CDE, 1993.

Fuentes hemerográficas

«Noticias policiales. Un asesinato en pleno centro», El Orden, 20 de abril de 1926, Asunción.

«Policía. Los conflictos del trabajo. Muerte de un patrón», La Nación, 20 de abril de 1926.

«El jurado de ayer», en La Nación, 24 de octubre de 1928, Asunción.

La Asunción de los años 1920
La Asunción de los años 1920

*Mariano Montero: investigador y profesor de historia de la Universidad de Buenos Aires. Ha publicado los libros Agapito Valiente. Stroessner kyhyjeha (2019) y Obras completas de Lincoln Silva (2021) y colabora habitualmente con revistas y diarios de Argentina y otros países.

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