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Asistir a un concierto de Paul McCartney es siempre una experiencia fascinante, porque no es solo escuchar canciones, sino lo que ellas despiertan en nuestra vida, los recuerdos que nos traen, las emociones que sentimos cuando originalmente las descubrimos y las mil veces que volvimos a escucharlas.
El show del 9 de diciembre en Sao Paulo comenzó con 20 minutos de atraso, con una formidable versión de «A Hard Day’s Night». A medida que se iban sucediendo los temas, él fue cambiando de instrumento, demostrando no solamente su versatilidad sino también su musicalidad y su tremendo talento.
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Su capacidad de comunicación con el público, balbuceando palabras en portugués, fue recibida por los asistentes con mucha alegría, y sucesivos aplausos.
En un tremendo tributo a Jimi Hendrix, le dedicó «It’s Getting Better All the Time», después de haber pasado por «Letting Go», «She’s a woman», «Got to Get You into My Life» y «Let Me Roll It», entre otras.
Ahí dejó el bajo y se sentó al piano para interpretar «Let Them In» (Someone’s knockin’ at the door / Somebody’s ringin’ the bell…), seguida por la canción que compuso para su esposa Nancy, «My Valentine», y dos temas adicionales. Con la guitarra acústica, interpretó «I’ve Just Seen a Face» y la primera canción que grabaron Los Beatles: «Love Me Do».
Una mandolina fue el instrumento que eligió para interpretar «Dance Tonight», y la famosa «Blackbird» fue un regreso a la guitarra acústica con esos acordes tan particulares, que hacen especial esta canción.
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Para el tributo a John Lennon, se sentó al órgano e interpretó «Give Peace a Chance» y «Lady Madonna», entre otras. Para homenajear a George Harrison con su famoso tema «Something», utilizó el ukelele para después pasar a la guitarra.
Una vez más en posesión del bajo, interpretó «Jet», y «Ob-La-Di, Ob-La-Da», cuyos versos el público siguió cantando y repitiendo por un largo periodo posterior a su finalización, hasta que Paul tuvo que repetir el canto y unirse al público mientras manifestaba su gratitud en su curioso portugués con acento británico:
–«Muitou obrigadou».
Los temas finales fueron «Band on the Run», «Get Back», «Let It Be», «Live and Let Die», con su parafernalia de fuegos, para terminar con el na na na nananana de «Hey Jude».
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Tras retirarse del escenario por un breve momento, fue imposible que no regresara, ya que los aplausos, los silbidos y los gritos eran demasiado entusiastas. El bis estuvo completo con «I’ve Got a Feeling», con un video de John Lennon cantando; e hizo una demostración de rock riff al interpretar sucesivamente «I Saw Her Standing There», «Carry That Weight» y, por supuesto, «The End», que termina con: And in the end, the love you get is equal to the love you give.
34 canciones en 2 horas y media de espectáculo que no encuentran suficientes palabras para expresar la poderosa vigencia de un artista de 81 años que se conduce con una energía y unas ganas que solo pueden ser resultado de su tremendo amor por la música.