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¡Es víspera de Navidad! ¿Están ansiosos de saber si el año que se despide les ha dejado algún regalo? Entonces han venido al lugar correcto, porque El Suplemento Cultural se los presenta: Blue Eye Samurai. Bienvenidos al Japón del siglo XVII.
Tras largas guerras entre daimios, el país al fin está unificado por el shogunato de los Tokugawa, que logrará mantenerlo así desde 1603 hasta las reformas de la era Meiji. Además, hará de Edo su capital, con la relativa prosperidad que eso supone. Y que traerá consigo la alfabetización de buena parte de su población y el desarrollo de una nueva cultura popular. Así que en las calles de Edo, desde mediados del siglo XVII, bullirá una intensa vida urbana.
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Blue Eye Samurai se sitúa en ese tiempo y lugar: Edo en el siglo XVII. El comienzo de una era fascinante en la que florecerán el kabuki, la música, la poesía, el ukiyo-e, la caligrafía, el sumo, el bushido, el ikebana... Una época de refinamiento espiritual y de vicio, de samuráis y bandidos, de artistas y cortesanas, de casas de té y burdeles, de arte y espadas, de juego y alcohol.
Historia y ficción
Blue Eye Samurai es ficción histórica, y como tal mezcla realidad y fantasía de modo verosímil: por ejemplo, cuando Mizu desata el Gran Incendio de Edo al arrojar una vela, el episodio de la vela es ficticio, pero el incendio de 1657 fue real. Del mismo modo, en una sociedad donde las opciones de las mujeres eran pocas, los autores sitúan verosímilmente a Mizu, que rechaza esas opciones –como, a su modo, también lo hace la princesa Akemi, que se niega a obedecer a un padre o un marido– y, disfrazada de hombre, forja su propio destino.
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La ciudad del Episodio 4 está inspirada en el puerto de Nagasaki, ventana al exterior de un Japón ensimismado por la política del sakoku, y la finca de Mikio, el marido de Mizu, en el Episodio 5, se parece a Shirakawa-go, famosa aldea en la que, según se dice, el tiempo se ha detenido. Y si bien el castillo del irlandés Fowler es ficticio –y el único escenario en Blue Eye Samurai en el que veremos cubiertos, copas y candelabros europeos–, el Castillo de Edo recuerda, en cambio, al Castillo de Himeji, ejemplo cinematográfico por antonomasia (al menos desde Rashomon) de arquitectura feudal japonesa.
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Reconstrucción de época
Que se han cuidado los detalles en la reconstrucción de época se aprecia en muchos aspectos, desde la representación de la comida y los utensilios –el desfile de sopa de miso, salmón y otros manjares que Akemi sirve a Watari, los recipientes de sake y té del burdel de Madame Kaji…– hasta la recreación de la caligrafía –en letreros, cartas, etcétera– o la ropa, acorde a un mundo en el que no existían producción industrial ni consumo masivo y el vestuario reflejaba al tiempo que reforzaba la división social en clases.
A propósito del diseño de vestuario, el atuendo de Mizu es parte importante de su personalidad, con su capa de nómade, su tenugui al cuello y su elegancia andrógina, tal como el simbolismo de las flores y los pájaros que adornan los kimonos es parte del misterio de las mujeres del burdel Nightjar.
¡Suficiente adelanto! Si les apetece otro aperitivo libre de spoilers, dense el gusto de saborear el artículo de hoy del profesor Luis Carmona en estas mismas páginas para relamerse anticipando los potentes personajes principales y la «inmejorable colección de malos» de Blue Eye Samurai antes de lanzarse a hincarle el diente a la serie (1).
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En 1854, el shogunato Tokugawa firmará un acuerdo económico con Estados Unidos y abrirá las fronteras al dinero, la tecnología y la cultura occidentales. Disuelto el orden feudal, los samuráis desaparecerán en pocos años. Pero los fantasmas de aquellos días intensos –geishas, campesinos, artistas, comerciantes, espadachines, poetas, funcionarios, eruditos…– se resistirán a reposar y seguirán animando las pinturas de Utamaro y Hokusai y los escritos de Kyoden y Basho, y aún los de Mishima y Akutagawa, y hasta el cine de Kurosawa. Y cobrarán nueva vida en animés como los de Keiichi Hara y mangas como los de Hinako Sugiura... Y en series como la que hoy comentamos, y que suma desde ahora su rica galería de personajes a los muchos habitantes de la bulliciosa Edo que ya poblaban nuestra imaginación.
¡Feliz Navidad, samuráis!
Ficha Técnica / Samurái de ojos azules
Título original: Blue Eye Samurai
Género: Acción
Idioma: Inglés
Guión: Michael Green / Amber Noizumi
Dirección: Jane Wu / Ryan O’Loughlin
Voces: Maya Erskine, Masi Oka, Darren Barnet, Brenda Song, Cary-Hiroyuki Tagawa, Randall Park, George Takei, Kenneth Branagh, Ming-Na Wen
Música: Amie Doherty
Productora: Blue Spirit / Netflix Animation
País: Francia / Estados Unidos
Año: 2023
Notas
(1) Ángel Luis Carmona: «La buena, la mala y la fea: Una reflexión sobre la (no muy exitosa) preeminencia de protagonistas femeninas en la narrativa visual hollywoodiense». El Suplemento Cultural, 24/12/2023.