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En 2003, Ilan Stavans, filólogo mexicano residente en Estados Unidos, indignó a los puristas al traducir el Quijote al spanglish. A dos décadas de aquel escándalo, una blasfemia similar recorre Paraguay: las traducciones al jopara de poemas de los más diversos autores y épocas que viene realizando desde hace meses en su columna del diario digital paraguayo El Trueno el periodista Paranaländer (alter ego del escritor Cristino Bogado).
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Desde Omar Khayam hasta Italo Svevo, pasando por Francis Picabia, T. S. Eliot, Antonin Artaud, Antonio Porchia, Nazim Hikmet, Georges Bataille, Friedrich Hebbel, Velimir Khlebnikov, Gérard de Nerval, Bob Kaufman o Leopoldo María Panero, entre muchos otros, los extravagantes espectros de los mejores y más raros poetas de todo lugar y tiempo desfilan, travestidos al jopara, en su columna periodística. El Suplemento Cultural decidió interrogarlo, y él, amablemente, aceptó responder.
¿Qué es la traducción? ¿Traducir es interpretar?
Traducir es realizar una transfusión, pasar la savia vital, la sangre, de una lengua a otra. La traducción llamada exu (reivindicada por los poetas y filósofos rapaiz Guilherme Gontijo Flores & André Capilé) es una traducción poseída por todas las potencias de la magia yoruba, africana, criolla… La tesis es la de una visión de la traducción como traducción creativa, que los autores llaman exu pues sus fuentes son las de la magia o transfusión de fuerzas y poderes en varias culturas afro (yoruba, bantú, etc.) que dan nueva vida a partir de otra vida. Es decir, umbanda, quimbanda, candomblé actuando en la traducción como verdadera creación poética. Obrando prodigios de hechicería a través de una metamorfosis continua o de una traducción más bien infiel (en la línea de la teoría lautreamontiana del plagio del poeta Leopoldo Panero). La traducción-exu es el arte de las encrucijadas de las lenguas, de las culturas. Exu, como un trickster yoruba, puede ser entendido como el maestro de las encrucijadas, el que salta, el que brinca de una palabra a otra, el que anima el espíritu del texto. Exu, en su origen yoruba, es la esfera, connotación que debe añadirse a las ya consabidas de mensajero, guardián del cuerpo, de la lengua, de los trueques, etc.
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¿Se traduce algo para que otras personas, con otros códigos lingüísticos, puedan entenderlo? ¿Es ese el principal o único motivo? ¿Hay otro (u otros)?
Se traduce para revitalizar una lengua, causar metamorfosis en las lenguas, reanimar las lenguas asesinadas por los clichés.
Al traducir, ¿te sientes: A) un mediador entre comunidades de hablantes de distintas lenguas; B) un lector que ahonda en el texto; C) un investigador de las posibilidades encerradas en los textos que traduces; D) nada de lo anterior; E) todo lo anterior?
Me veo un ángel de las fronteras, un guardián de la lengua, un trickster afro, un exu, que trasvasa vida y magia de una esfera a otra.
¿Por qué?
Poesía es vida superior que necesitan las comunidades para retroalimentarse.
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¿Cómo se te ocurrió traducir a escritores como Italo Svevo, Georges Bataille, Friedrich Hebbel, Omar Khayam, Velimir Khlebnikov o Gérard de Nerval, entre otros, al jopara?
Quise probar cuán potente era el jopara o guaraní free para soportar la savia de la gran poesía mundial.
Traducir poemas a un continuo tan heterogéneo e inestable como el jopara parece insólito. ¿Por qué elegiste el jopara?
Traducir es pasar de una lengua a otra. Transfusión perpetua de lenguas que tocan fronteras comunes. El jopara, de alguna manera, no es una lengua sino un mix de lenguas; entonces, el trasvase es casi imposible o más problemático, es decir, poético.
¿Existe un jopara –«el» jopara–, o solo el jopara de cada hablante? ¿Traduces al jopara, o al jopara de Cristino Bogado (a tu jopara)?
Hay cientos de jopara; por ejemplo, la Carta a los romanos de San Pablo, un jopara de hebreo y griego. El mix de guaraní y español es el jopara, la verdadera lengua del Paraguay.
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¿Qué es el jopara?
El jopara, primero, es una comida ultra nutritiva y sustancial que mixtura poroto y locro. Luego, en las ceremonias paï tavytera, es cuando las voces femeninas y masculinas se yuxtaponen. Finalmente, según mi visión, el jopara es la conciliación o Aufhebung de dos lenguas, el guaraní y el español, en una síntesis superior, a través de la alquimia del verbo. Es el español mal hablado y el guaraní peor falado pasados, pisados, triturados, masticados, fagocitados por el crisol verbal.
Has sido traducido a otros idiomas en revistas de poesía de países no hispanohablantes. ¿Has pensado alguna vez en autotraducirte? ¿Tus poemas se pueden traducir?
La poesía es intraducible, o, apenas, traicionable, según el topos (¿cómo traducir la poesía franchute, que por definición es/está casi siempre en condicional pasado –es decir, instante de captura y luego duración desierta, como dice Bonnefoy citando el soneto baudeleriano, «¡Oh tú a quien hubiese amado!»– al futuro simple que podría a su vez sintetizar el guaraní, como en el título kanesiano «Ahata aju» –«Volveré»; literalmente, «Voy a ir a venir»?). Mas, al plantear una metamorfosis exu de las lenguas, ergo, una transfusión de vida de una lengua a otra, todos los caminos están abiertos y son potables.
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Y por último –last but not least–: ¿En qué idioma escribes?
Escribo en la lengua universal y por excelencia de los poetas. La lengua sacra y medular del verso –free, o enmascarado de prosa poética.
*Las traducciones de Cristino Bogado / Paranaländer al jopara serán reunidas en un solo volumen por el sello Editora de los Bugres. El libro será publicado en 2024.