Mujeres combatientes (2022), de Fernando Robles

Veinte testimonios de mujeres emblemáticas de la lucha contra la dictadura de Stroessner.

De derecha a izquierda, Oilda Recalde, Idalina Gaona, Saturnina Almada, María Lina Rodas y Elvira Talavera, Comisaría 5ª, Chacarita, 1971. (Fotografía de portada del libro “Mujeres combatientes”).
De derecha a izquierda, Oilda Recalde, Idalina Gaona, Saturnina Almada, María Lina Rodas y Elvira Talavera, Comisaría 5ª, Chacarita, 1971. (Fotografía de portada del libro “Mujeres combatientes”).gentileza

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El libro Mujeres combatientes (2022), de Fernando Robles, reúne veinte entrevistas a mujeres que fueron opositoras activas al estronismo (dos de ellas, Ñasaindy Barrett de Araújo y Ana María Careaga Ballestrino, no eran paraguayas), además contiene el in memoriam dedicado a Isabel Ortiz, fallecida en 2017. El término combatientes se refiere a que todas estas mujeres son figuras emblemáticas de la lucha antidictatorial.

Las 20 mujeres que han dejado su testimonio son:

María Margarita Báez, que formó parte del grupo que se manifestó contra el Tratado de Itaipú.

Apolonia Flores, víctima del Caso Ka’aguasu, que resume así su situación actual: «oréngo dictadura ñemboharaihare hína ha avave nopenái orerehe» (somos restos de los castigados por la dictadura y nadie nos hace caso); «heta oreirungue oi ndovalevéimava» (estamos muchísimos ex compañeros inválidos, incapaces ya para trabajar).

Agripina Portillo, detenida por la acusación de comunista, esposa del dirigente del febrerismo de izquierda Roberto Vera Grau.

Idalina Gaona, «camarada Alicia», militante del Partido Comunista Paraguayo, que llegó a ser miembro de su dirección, empleada doméstica que militaba en sus días libres; sufrió 13 años de prisión y torturas. Al momento de la charla tenía 97 años, y, según el entrevistador, estaba “al borde de la amnesia”. «Idalina, ha mba’éicha reñeñandu reju jey haguére ko nderógape trése año rire (Idalina, ¿cómo te sientes al volver a tu casa luego de trece años?). IG. Ha rovy’apa. Oupa la gente chemongorapa. Ndaipóri mba’eve la libertáichagua (Estaba demasiado contenta. No hay nada comparable a la libertad)».

Line Bareiro (Olinda María Selva Bareiro Bobadilla), abogada por la Facultad de Derecho (UNA) y politóloga por la Universidad de Heidelberg. «¿Stroessner era realmente un político hábil o le preparaban el repertorio? LB. No se puede negar su política manteniéndose 35 años en el poder y cuando cayó ya estaba viejo, sin la cintura de antes y con un quiebre interno en la ANR. Es difícil decir el porqué del apoyo social a la dictadura de Stroessner. Por una parte, nadie quería volver al periodo anterior, que tampoco era democrático».

Celsa Ramírez Rodas, militante del Partido Comunista, casada con un dirigente del mismo, Derlis Villagra, desaparecido desde hace 43 años. Secuestrada por la Policía en 1975, madre de cuatro hijos, uno nacido en prisión, tres de su unión con Carlos Salaverry, ya fallecido y también militante del PC, es hija de María Lina Rodas, que estuvo presa nueve años y diez meses durante la dictadura.

Ana María Careaga Ballestrino, detenida-desaparecida en el ex CCDTyE «Club Atlético» en 1977, hija de Esther Ballestrino, paraguaya exiliada en Argentina que fue una de las fundadoras de Madres de Plaza de Mayo. Es licenciada en Psicología, psicoanalista, egresada de la UBA.

Blanca Olivetti. Periodista, trabajó en La Tribuna. Su director, Óscar Paciello, «me recomendó: Quedate tranquila, mi hija, vos salís por la puerta grande, cuando querés podés volver. Con el tiempo me enteré que él mismo fue el que pyragüereó (me delató)».

Delicia Villagra, lingüista, doctora en Letras, en la especialidad de Estudios Hispánicos y Latinoamericanos.

Ñasaindy Barret de Araújo, hija cubana de Soledad Barrett, biznieta de Rafael.

Magui Balbuena, dirigente campesina, integrante de las históricas Ligas Agrarias Campesinas, el Movimiento Campesino Paraguayo (MCP), Conamuri (Consejo Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas) y la Mesa Coordinadora Nacional de Organizaciones Campesinas (MCNOC).

María Lina Rodas, detenida la noche de su entrada al país desde Buenos Aires. «¿Qué es eso de la “la novia”? MLR. Es la pileta de inmersión.»

Amandy Da Costa González, hija de Nidia González Talavera, mítica luchadora contra la dictadura de Stroessner, y de Juan Carlos Da Costa. Esta pareja ocupó la dirigencia de mayor rango en su organización, OPM, que resueltamente enfrentó a la dictadura.

Porfiria Guerrero, promotora de salud. Dirigente de las Ligas Agrarias Cristianas.

Waldina Soto. Docente por convicción, psicóloga de profesión.

Basílica Espínola, militante de las Ligas Agrarias y la OPM. «¿Alguna vez hablaste, conociste, a alguna de las compañeras que fuera violada en Investigaciones? BE. Conozco un solo caso de Misiones, y tengo que decir que sinceramente no hablé con ella; esta mujer fue violada por Mandi’oro (Mandioca Amarga, el famoso policía torturador de Misiones)».

Oilda Recalde, militante del Partido Comunista. Presa en 1968, salió en libertad ocho años después por gestión de la esposa de François Mitterrand. «¿Fueron también de alguna manera abusadas en su condición de mujer, le toqueteaban, cosas así? OR. No, eso no, solamente nuestras cosas son las que revisaban, nos obligaban a poner a la vista todas nuestras cosas, las ropas y las demás pertenencias.»

In memoriam Isabel Ortiz, presa política del estronismo.

He extractado para el final, como ejemplo del tenor del libro, los testimonios de tres mujeres combatientes: la enfermera Aída Robles, la educadora popular Cristina Olazar y la militante comunista Gloria Estragó.

Quiero destacar que en estos testimonios, llamativamente, tres figuras –al menos dos de ellas, a priori, legendarias o intachables– aparecen con un perfil más ambiguo: Ananías Maidana, José Luis Caravias y Fernando Lugo.

Robles declara: «El otro factor negativo es la propia personalidad política de Fernando Lugo, que no es un progresista, mucho menos socialista. Tiene un gran carisma pero repetidas veces ha declarado no ser socialista y enfáticamente no querer ser de izquierda. Tiene un gran defecto, no confía en el otro, él es cultor del chénte –solo yo, el autosuficiente».

Cristina Olazar reivindica la Teología de la Liberación, al padre Maciel, su lectura de la Biblia en guaraní, considera a las Ligas Agrarias una gran organización popular en la historia del Paraguay, desmitifica un poco al padre Caravias: «Es muy fuerte la creencia de que el gran articulador y creador es el pa’i Caravias y eso no es totalmente cierto, fue un hombre importante pero uno más entre los sacerdotes, fue uno más de los muchos que cooperaron. Los campesinos tenían esa capacidad innata para reconocer quién es quién». Su Cristo no es religioso sino revolucionario. Elogia el pochyro (minga, trabajo colectivo) de los pai tavyterã. Y finalmente revela que «La represión a la comunidad vino desde la Iglesia, ahí en la persona del pa’i Chan y desde el IBR que enviaron informes desde Jejuí a Pastor Coronel (jefe de Investigaciones, policía política)».

Gloria Estragó, abogada, ex magistrada electoral (hoy ya descree de las jornadas electorales), fue apresada y torturada en Investigaciones y recluida en Emboscada en 1975. Pasó la guerra civil del 47 con su familia en el cine España. Graciela Stroessner fue su compañera de clase en el Colegio Teresiano. Cuando cursaba el segundo curso, se integró a una organización política de izquierda, el Mopal, Movimiento Paraguayo de Liberación. Viajó a la URSS en 1972. Allí le molestó la insignificancia del Che, no le habían erigido ni una mísera estatua. Fue echada en 1973 y terminó en París. Fue redactora de la revista Adelante con Soler, Villagra, Víctor-Jacinto Flecha y Schwartzman. Estuvo en la famosa celda 12 de Emboscada con Abente Brun y Raúl Monte Domecq. Allí tuvo un encontronazo con Ananías Maidana: «Cuando los tres grandes dirigentes del partido son devueltos a la Comisaría Tercera, quedó el compa Ananías Maidana como dirigente principal dentro del penal. Una vez, un compañero me dijo que, por disciplina interna, me quedaba a su cargo, que mi técnico a partir de ese momento sería él, y que no podía hablar con Ananías M. sin pasar por él. No me gustó ese trato y me fui a encarar a Ananías. Le pregunté qué significaba eso y me contestó que teníamos que hacer las cosas en forma clandestina. Le respondí que no era correcto eso, que la clandestinidad ahí en el penal no se justificaba, dado que todos nos conocíamos y sabíamos de cada uno a qué organización pertenecía. No acepté eso y tuvimos un encontronazo, yo seguí con los encuentros con los compas de la Juventud del partido y con otros militantes de la población del penal».

Sobre el controvertido caso del antropólogo Miguel «Gato» Chase-Sardi, cuenta lo siguiente: «En el Archivo del Terror existe la declaración que hizo ‘Gato’ Chase, en donde él mismo reconoce ser agente de la CIA. Eso fue muy duro y muy complicado para todos nosotros los del partido; en mi caso era muy grave, porque yo era enlace entre ‘Gato’ Chase y Miguel A. Soler. Está en la testifical de él en la Policía que fue agente de la CIA. Con Mauricio (Schwartzman) supimos que él nos delató a nosotros. Se dijo que de ese modo se logró liberar a Marilyn (Rehnfeldt), quien salió en libertad días después. No puedo asegurar que haya sido de esa forma, es lo que corría como vox populi entre los militantes».

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