Pyhare Pyte: más que un homenaje, un testimonio de vida

En la Semana de la Guarania, el músico e investigador Javier Acosta Giangreco escribe en este artículo sobre la composición, la historia, la estructura y las características de una de las obras más importantes de su creador, José Asunción Flores: el poema sinfónico «Pyhare pyte», que el próximo jueves será presentado en el Teatro Municipal por la Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Asunción y el Coro de la Escuela de Música Herminio Giménez, bajo la dirección del maestro Luís Szarán.

Mural que retrata a José Asunción Flores en su casa natal de la Chacarita.
Mural que retrata a José Asunción Flores en su casa natal de la Chacarita.Archivo, ABC Color

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En una noche profunda de mayo de 1972, muy lejos de su patria natal, nos dejaba el músico más influyente de la historia del Paraguay. Fue exactamente hace 50 años cuando al maestro José Asunción Flores le fuera negado cumplir su última petición: volver a su país y escribir un poema sinfónico inspirado en la Guerra Grande y así morir tranquilo tras una enfermedad que lo venía aquejando desde su juventud.

Tal vez como una premonición de lo que vivió Flores hace 50 años, Pyhare Pyte («noche profunda») fue el título de una obra que escribió varias décadas antes, siendo aún muy joven, allá por el año 1927 o 1928. La obra se estrenó en 1934 en una escuela de Buenos Aires en el marco de un evento de música paraguaya. El estreno fue (como él mismo menciona) «aún con la obra inconclusa». Claramente, estaba aún muy lejos de ser la obra que posteriormente se grabaría en la URSS con la Orquesta de la Radio y Televisión de Moscú junto al Coro Unido, bajo la dirección del director de orquesta soviético-israelí Yuri Ahronovitch.

Muchos misterios rondan en torno a esta pieza magna de la producción Floriana. Según comenta el mismo autor, la obra fue un gran homenaje al poeta guaireño Manuel Ortiz Guerrero. Sin embargo, no nos quedan registros de cómo era la obra en aquel entonces.

Partituras rotas e interminables correcciones

Según Elvio Romero: «Flores rompió muchos manuscritos de Pyhare Pyte» hasta su grabación en Moscú, siendo la versión que conocemos hasta el día de hoy. Cuando llega a mis manos el extenso manuscrito de esta obra, pude percibir que Flores vivía en un estado permanente de retoques y cambios. Numerosas tachaduras, modificaciones, agregado compases al margen de la página, e incluso, insertando secciones enteras totalmente nuevas, como es el caso del final que lo prolonga por varios compases más.

La versión de Moscú tiene una extensión de 40 minutos, donde participa una gran orquesta nutrida de vientos maderas y metales, percusión, piano, arpa, coro y cuerdas. Cuando uno tiene en sus manos más de 3 kg de hojas con una escritura tan elaborada y puntillosa, lo primero que viene a la mente es ¿cómo lo hizo?

El director de orquesta, compositor e investigador Luis Szarán menciona que «la formación musical de José Asunción Flores escapa de los cánones tradicionales de las academias, dado que comenzó como músico popular, sin embargo, nunca estuvo del todo conforme hasta poder llegar a componer obras musicales de corte académico».

Otros músicos opinan que Flores sí tuvo formación académica; sin embargo, su tránsito por lo popular fue una cuestión circunstancial, dado que en el Paraguay no existía terreno fértil para la composición de obras académicas.

Sea cual fuese el orden de apariciones, el hecho de que Flores haya tenido un permanente vaivén entre géneros de música popular y música clásica, no solo denota su interés en expandir sus horizontes musicales, sino también el eclecticismo a la hora de transitar por géneros tan diversos. Esto es algo propio de los músicos latinoamericanos de su época, como lo fueron Heitor Villalobos en el Brasil, Alberto Ginastera en la Argentina o Silvestre Revueltas en México; se puede notar el permanente dialogo que hay entre lo folclórico y lo clásico, y cómo se nutre una sobre la otra, creando así un repertorio de una exquisita originalidad, dotada de una extensa paleta de colores sonoros que dispone una orquesta sinfónica estándar.

El camino al gran sinfonismo.

Flores poseía el talento y la creatividad para abordar este desafío con soltura. Sin embargo, precisaba afinar la pluma a la hora de enfrentarse a la compleja escritura orquestal, ya que no bastaba solo con el talento, sino que se requerían además pericia técnica y conocimientos musicales avanzados.

Para ello, a partir de la década de 1940 –y ya en viviendo en Buenos Aires–, se dedica exclusivamente al estudio de las composiciones para orquesta sinfónica y coro, capacitándose con el maestro argentino Gilardo Gilardi y el italiano Rodolfo Kubik. Sumado a esto su contacto permanente con el Teatro Colón, donde se empapó de todo el repertorio universal sinfonista y operístico que se presentaba con regularidad en el gran coliseo porteño.

En ese proceso, Flores lleva varias de sus obras populares al terreno sinfónico, como India, Ne Rendápe Aju o Ñemity, y potencia aquellas que había concebido originalmente para orquestas reducidas, como Mburicao, Ahendú Nde Sapucai o Ka´aty, y así finalmente llega a las obras de madurez, como María de la Paz, Ñanderuvusu y Pyhare Pyte.

En estas últimas composiciones mencionadas, Flores se aleja incluso de las características propias de la guarania, expandiendo sus posibilidades en nuevas cifras de compás, armonías de color y un trabajo rítmico más elaborado. Sin embargo, «lo paraguayo» permanece en secciones de guarania donde él mismo indica «Tempo de Guarania», diferenciándolo del resto de la obra, y en la temática de sus textos –que ya lejos habían quedado los temas de amor–, dando paso a la denuncia social, de la mano del poeta Elvio Romero.

Contradicciones

La inspiración de Pyhare Pyte es Ortiz Guerrero, a quien Flores llama «la fuerza moral del movimiento de la guarania». Divide esta obra en tres movimientos extensos: Andante Fúnebre, Oración Leprosa y Aleluya. El libreto que está escrito por Elvio Romero y finalmente por Mauricio Cardozo Ocampo (según la indicación de la portada) se encuentra actualmente desaparecido. Sumado a esto, Flores da otra versión del libreto en sus propias memorias sobre la inspiración de esta obra, contradiciéndose con el homenaje a Ortiz Guerrero propuesto inicialmente.

Flores dice que Pyhare Pyte es la historia del Paraguay en música, y que en ella se encuentran personajes importantes de nuestra historia, como «Ñesú, primer poeta indio guaraní; Doctor José Gaspar Rodríguez de Francia, prócer principal de la independencia nacional del Paraguay. Carlos Antonio López, primer presidente de la República del Paraguay; Mariscal Francisco Solano López, cumbre de la gloria y del heroísmo paraguayo» (Flores, Memorias –inédito–).

Esto nos lleva a pensar que la obra debe estar repleta de citas musicales que describan a estos personajes de manera simbólica en el orden de sus apariciones. Sin embargo, a la luz del análisis, nada de esto aparece. Pyhare Pyte cuenta con un solo motivo melódico que se presenta desde el inicio, y Flores lo va transformando constantemente a través de todo tipo de transformaciones temáticas, variaciones rítmicas, armónicas e instrumentales. A mi manera de ver, el único motivo melódico existente aparece al inicio de la obra y representa el espíritu de Manuel Ortiz Guerrero, que se pasea por los extensos 40 minutos de la composición.

Los nombres de los tres movimientos son alegóricos a esa idea cuasi santificadora que tenía Flores sobre el poeta guaireño, dado que el músico veía a este como una suerte de luz divina en su camino de artista. Por si fuera poco, la Oración Leprosa finaliza con una cita de Panambi Vera («mariposa brillante»), poema escrito por Ortiz Guerrero, sin dejar de mencionar los compases intermedios del Aleluya, donde el coro canta «MA-NU» (apodo cariñoso del poeta), y hasta se cita al mismo en el final de este movimiento, donde se evoca un pasaje de su obra María de la Paz, nombre que acuña para la paloma que lleva el mensaje de la paz ante las guerras que se libraban en el mundo.

Con todas estas evidencias, aún no se comprende qué nos quiso decir Flores con esta versión de la historia del Paraguay. A 50 años de su muerte, tomamos distancia de sus propias palabras y notamos que Pyhare Pyte no solo es un homenaje a su amigo y guía Manuel Ortiz Guerrero, sino que es una descripción de sí mismo, una suerte de obra autobiográfica.

Pyhare Pyte, el espejo del autor

En esta obra se encuentran sus anhelos de gran sinfonista, inspirado en la Novena Sinfonía de Beethoven; también vemos en ella la plasmación de su pensamiento político, que inicialmente fue comunista, para luego ser un pacifista, y al final de su vida solo un humanista que buscaba en ese Aleluya final la unión de un mundo castigado por las tensiones de la guerra fria y las desigualdades sociales.

Finalmente, como a un actor consumido por su propio personaje, a Flores le llegó su noche profunda cuando el gobierno dictatorial le prohibió el ingreso a su país para ver sus últimos amaneceres. Murió en Buenos Aires el 16 de mayo de 1972, y su «pyhare pyte» se prolongó durante casi 20 años, hasta que finalmente, en 1991, sus restos volvieron para descansar al lado de su amado arroyo Mburicao, en la plaza Manuel Ortiz Guerrero y José Asunción Flores, en pleno corazón de Asunción. El Aleluya concluyó al fin con un victorioso «Bienvenido, maestro» por parte de su pueblo que lo recibió con canticos, ovaciones y lágrimas.

Oportunidad de escucharla en vivo

Dadas las enormes exigencias de esta obra, no es usual escucharla con regularidad en nuestro medio musical. El día jueves 1 de septiembre, a las 20:00 horas, la Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Asunción (OSCA) y el Coro de la Escuela de Música Herminio Giménez, de Itá, bajo la dirección del maestro Luis Szarán, presentarán el Pyhare Pyte de José Asunción Flores con más de 160 músicos en el escenario.

El concierto se realizará en el Teatro Municipal de Asunción Ignacio A. Pane, con acceso libre y gratuito, en el marco de la Semana de la Guarania, en la que se recuerda, a través de numerosos eventos programados, al creador de la guarania, nacido el 27 de agosto de 1904.

javieracostag@hotmail.com

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