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«El demonio en la botella» («The Bottle Imp») es un conocido cuento de Robert Louis Stevenson, incluido en sus Relatos de los mares del sur (South Sea Tales) y publicado originalmente en 1891 en el New York Herald. Cuenta la historia de un demonio que vive en una botella y que puede cumplir todos los deseos de su dueño, pero al precio de quedarse con su alma inmortal, lo cual supone la condena al infierno. El único modo que el dueño de la botella tiene para escapar de tan horrible destino ultraterreno es vendérsela a otra persona por menos de lo que pagó por ella.
Existe una obra precursora de este cuento, un melodrama en dos actos, muy popular en sus días, titulado también The Bottle Imp, escrito por Richard Brinsley Peake y estrenado el lunes 7 de julio de 1828 en el Royal Lyceum Theatre de Londres con el actor Richard John «Obi» Smith (más conocido como O. Smith), famoso por sus interpretaciones de monstruos y villanos, como estrella. En realidad, hay muchas diferencias entre ambos textos, tanto por los detalles, los escenarios y las épocas (la obra de Brinsley se sitúa en la Venecia del siglo XVI) como por el género y por el estilo, pero desde Joseph Warren Beach (el primero en señalar –en su ensayo «The Sources of Stevenson’s Bottle Imp», publicado en Modern Language Notes en 1910– la obra teatral de Brinsley como influencia directa del cuento de nuestro célebre narrador escocés), generalmente se considera hasta hoy que Stevenson se inspiró en Brinsley para escribir «El demonio en la botella». Lo cual es más que razonable, dado que, si bien historias similares a estas se encuentran en la tradición oral de diversos países (de hecho, es sabido que Brinsley mismo se basó en un cuento tradicional alemán que recientemente había sido publicado en inglés, en una recopilación titulada Popular Tales of the Northern Nations), y también en el teatro de Marlowe (Dr. Faustus, desde luego) y, por descontado, en Goethe, el propio Stevenson señala aquel popular melodrama, estrenado un par de décadas antes de su nacimiento, como el origen de su narración: cuando «El demonio en la botella» apareció en el New York Herald, fue acompañado por una nota del autor, en la que este decía, entre otras cosas:
«Cualquier estudiante de ese producto tan poco literario, el drama inglés de la primera mitad de nuestro siglo, reconocerá aquí el nombre y la idea fundamental de cierta pieza que otrora popularizó el temible O. Smith. La idea ya se encuentra allí, y, sin embargo, espero haberla convertido en algo nuevo».
(Traducción al español de los textos en inglés citados en este artículo: Julián Sorel)