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El propósito de esta investigación es precisar la presencia y sobrevivencia de la cultura, las lenguas y dialectos de la familia lingüística tupí-guaraní, que se difundió por la mayor parte de América del Sur. Pueblos de esta estirpe se encuentran desde el Atlántico a los Andes, y desde Guayana al Río de la Plata. Esta familia lingüística llegó a abarcar todo lo que hoy son Brasil y Paraguay, y parte de Argentina, Bolivia, Colombia y Venezuela. La época de esta dispersión debió ser relativamente reciente en el momento del descubrimiento de América, a juzgar por la escasa diferencia entre los dialectos más alejados.
Para el siglo XVII, la familia tupí-guaraní estaba dividida en tres grandes dialectos con diversos nombres (autodenominaciones indígenas –tupí o tupinambá, ñe’êngatu, aváñe’ê– y denominaciones dadas por colonizadores, misioneros, investigadores, etc. –tupí oriental, lingoa geral do Brasil; yeral amazónico, tupí septentrional; guaraní paraguayo–).
Tupí o tupinambá
Es el tupí oriental «que se hablaba anteriormente en la costa atlántica brasileña» (Mosonyi y Mosonyi, 2000, p. 453); «que sufrió una fuerte influencia del portugués, ante el cual fue paulatinamente perdiendo terreno, terminando por desaparecer por completo, no sin antes dejar profunda huella en el portugués de Brasil» (Morínigo, 1973, p. 110); los lusitanos le aplicaron un nombre bien largo: «lingoa geral do Brasil»; sin embargo, estos guaraníes prefirieron autodenominarse tupí o tupinambá a secas.
El mejor conocedor del tupinambá es el brasileño Antonio Geraldo da Cunha, que recopiló crónicas de colonizadores, relatos de viajeros, informes de misioneros sobre los tupíes que ya habían ocupado el territorio que luego se llamaría Brasil. «Registraram-se na primeira parte, por ordem alfabética dos nomes dos autores, ou dos títulos das obras, ou, ainda, das siglas das publicações periódicas e coletivas (anuais, revistas, etc.) todos os textos de que foram extraídas as passagens abonatórias, que ilustram os verbetes do dicionário», escribe en su Dicionario Histórico das Palavras Portuguesas de Origem Tupí (p. 29), publicado por primera vez en 1978 en São Paulo. Una obra titánica de la lexicografía iberoamericana.
Ñe’êngatu
Es el tupí septentrional, cuyos hablantes aún viven en la parte norte de Brasil, la cuenca del Río Negro y zonas aledañas de Colombia y Venezuela (Mosonyi y Mosonyi, 2000, p. 451), «el grupo amazónico que habla el Ñe’êngatu (lengua hermosa y pulida) caracterizada por un mayor arcaísmo morfológico frente a los otros dos» (Morínigo, 1973, p. 110).
Yeral amazónico lo llama el colombiano Camilo Domínguez en su brillante investigación Léxico básico de la selva oriental colombiana: flora y fauna. Obra de toda una vida de este científico especializado en este dialecto de la familia lingüística tupí-guaraní: el ñe’êngatu (autodenominación de los indígenas), tupí septentrional (Mosonyi y Mosonyi) o yeral amazónico (C. Domínguez). En su Léxico recoge y estudia nombres provenientes del ñe’êngatu que se conocen en la Amazonía suramericana, palabras que se oyen todavía en las cercanías del Río Negro, en los límites de tres países: Colombia (departamento de Amazonas y Vaupés), Venezuela (estado Amazonas y Bolívar) y Brasil (estado Amazonas y Roraima).
Avañe’ê
El avañe’ê («lengua del hombre») es el guaraní paraguayo y sus variantes en Corrientes y Misiones en Argentina, los chiriguanos del oriente boliviano y la zona limítrofe de Brasil y Paraguay (Mosonyi y Mosonyi, 2000, p. 453). Ha sobrevivido cinco siglos y es hablado por más de siete millones de mestizos paraguayos y por los habitantes del área fronteriza de Argentina, Bolivia y Brasil. Las palabras provenientes de esta lengua han permanecido incólumes en la flora y la fauna de esta tercera área guaranítica; es más, han penetrado el léxico del español hablado en Paraguay y zonas circunvecinas para transformarse en paraguayismos, argentinismos y uruguayismos, entre otros. Hay dos figuras esclarecidas entre los estudiosos del avañe’ê: Antonio Ruiz de Montoya en el siglo XVII y Bartomeu Melià en las cuatro últimas décadas del siglo XX y las dos primeras del siglo XXI.
Ruiz de Montoya es autor de cuatro estudios lingüísticos y lexicográficos, publicados por primera vez en Madrid: Tesoro de la Lengua Guaraní (1639), Vocabulario de la Lengua Guaraní (1640), Arte de la Lengua Guaraní (1640) y Catecismo de la Lengua Guaraní (1640). Los cuatro fueron elaborados durante los largos años de permanencia del autor en Asunción y el Guairá; para su publicación, Montoya residió en Madrid más de un año. El Tesoro contiene palabras y expresiones del avañe’ê con traducciones al español; el Vocabulario, palabras y expresiones del español con traducciones al guaraní paraguayo; el Arte trata de la gramática de la lengua guaraní, publicada 48 años después de la Gramática de la Lengua Castellana de Antonio Nebrija; y el Catecismo sería el texto en prosa más extenso en esa lengua en todo el siglo XVII. Estos cuatro textos lingüísticos constituyen la obra científica más destacada que han dejado las Misiones Jesuíticas del Paraguay.
Otro gigante de la lingüística jesuítica es el padre Bartomeu Melià, quien desarrolló sus investigaciones durante más de medio siglo, entre 1960 y 2020, en Paraguay y la región brasileña aledaña al río Paraná, cuando el gobierno de Stroess-
ner lo exilió. Melià reeditó la obra de Montoya con introducciones y notas, que son, en el Tesoro de la Lengua Guaraní: «Montoya da a luz su Tesoro», «Signos y abreviaturas en esta transcripción del Tesoro», «Advertencias sobre la transcripción del Tesoro», «Tesoro de la Lengua Guaraní (página facsímil de la edición de 1639)» y «Tesoro de la Lengua Guaraní (transcripción actualizada)»; en el Vocabulario de la Lengua Guaraní: «A modo de introducción», «Pequeña historia del vocabulario», «Los vocablos simplemente», «Otras ediciones del vocabulario» y «Sobre la presente edición»; en el Arte de la Lengua Guaraní: «El Guaraní en Madrid», «El Arte de la Gramática», «La Gramática de Montoya y sus ediciones» y «El sentido y el alcance de la presente edición»; y en el Catecismo de la Lengua Guaraní: «Antonio Ruiz de Montoya, misionero, político y lingüista», «Una nueva traducción», «Montoya comparado con Ripalda», «Lengua copiosa y elegante» y «La interpretación».
Estas notas e introducciones de Melià a los textos misioneros de Montoya buscan «manifestar con mayor destaque la correspondencia entre el guaraní registrado por Montoya y los dialectos hoy en uso» (Melià en Tesoro de la Lengua Guaraní, p. XL). No obstante, este hombre proveniente de las Baleares también tiene su propia y rica producción en defensa del avañe’ê o guaraní paraguayo; solo vamos a mencionar dos de sus títulos más fundamentales:
Algunos subtítulos de Elogio de la lengua guaraní dan idea de su interesante contenido: «La lengua guaraní, entre el canibalismo y la desnudez. Con Montaigne contesto al Doctor Hugo Rodríguez Alcalá»; «Etimología y semántica en un manuscrito inédito de Antonio Ruiz de Montoya»; «La reducción literaria de la población guaraní y su empleo en la alfabetización»; «La obra de Roa Bastos: Metáfora de la lengua en el Paraguay»; «La lucha por la lengua»; «La problemática del bilingüismo en la Reforma Educativa»; y «Felizmente condenado al bilingüismo».
El primer capítulo de Pasado, presente y futuro de la lengua guaraní trata del pasado: la traducción, sustitución y mestizaje de las lenguas de América; la génesis del guaraní jesuítico del Guairá; los escritos guaraníes como fuentes documentales y el guaraní y sus transformaciones indígena, criolla y jesuítica. El segundo habla de las lenguas indígenas presentes hoy en Paraguay, el guaraní popular e impopular, el niño paraguayo y sus dos lenguas, el Paraguay multicultural y bilingüe, y la educación indígena. El tercer y último capítulo trata del futuro: el silencio de las lenguas y el canto recuperado; el sentido político de la lengua; Paraguay, un Estado en procura de reafirmar su identidad, la interculturalidad y la farsa del bilingüismo.
Estos estudios, reflexiones y publicaciones sobre el avañe’ê adquieren sentido considerando que la «lengua guaraní tiene su futuro en las raíces del pasado», como dijo alguna vez Bartomeu Melià.
Consideraciones finales
Tres dialectos o tres lenguas; sabemos por la ciencia del lenguaje que las variaciones lingüísticas comienzan con diferencias menores o dialectos, que se van profundizando hasta convertirse en lenguas; así, los conquistadores y colonizadores españoles y portugueses encontraron tres dialectos, pues, según los especialistas, los hablantes de estas tres variantes de la familia lingüística tupí-guaraní aún se comprendían entre ellos pese a las distancias; hecho que demuestra que la migración de los guaraníes desde la costa atlántica hacia los Andes era aún reciente. Es más, Esteban E. Mosonyi y Jorge Mosonyi, conocedores de las lenguas de la Amazonía suramericana, aseguran: «Los numerosos especialistas –que abundan desde los tiempos de las misiones jesuíticas– esquematizan una especie de continuum lingüístico que abarca el guaraní y sus variantes en el sur (norte de Argentina, Paraguay, oriente boliviano y zona limítrofe con Brasil), el tupí oriental que se hablaba anteriormente en la costa atlántica brasileña y el tupí septentrional que se utiliza en parte del norte de Brasil –en la cuenca del río Negro– y en zonas aledañas de Colombia y Venezuela» (1).
A los nombres utilizados por los investigadores venezolanos corresponden las autodenominaciones de los indígenas: tupí o tupinambá, ñe’êngatu y avañe’ê. Estos mismos lingüistas establecieron un paralelismo entre estas lenguas de la familia tupí-guaraní y los idiomas provenientes del latín: italiano, portugués y español; son diferentes, pero en pocas semanas o meses puede haber comprensión entre sus hablantes.
Con la presencia de las dos lenguas europeas de mayor repercusión en América del Sur, el portugués y el español, los tres dialectos del tupí-guaraní fueron afectados, unos en mayor grado que otros.
El tupinambá no pudo resistir los embates del portugués en el inmenso territorio ocupado hoy por Brasil. «Las lenguas indígenas fueron cediendo terreno sobre todo porque no satisfacían las necesidades sociales del nuevo estado cultural que se les iba imponiendo» (2). El tupí desaparece como medio de comunicación entre indígenas y colonos, pero no sin antes incorporar léxicos y voces, lemas o lexemas como sustrato del portugués brasileño.
El ñe’êngatu sobrevive, pero solo con algunos miles de hablantes indígenas, cuya cantidad exacta aún falta precisar (aparentemente, entre cinco y treinta mil); se consigue una muestra representativa en las cercanías del río Negro en la triple frontera entre Colombia, Venezuela y Brasil; más exactamente, en las poblaciones de San Carlos de Río Negro, Maroa, San Fernando de Atabapo, y también en Puerto Ayacucho y algunas otras.
El avañe’ê corrió una suerte distinta, con más de siete millones de hablantes en toda la geografía del Paraguay, en todos los sectores sociales, en el campo y las ciudades; también en las provincias argentinas de Corrientes y Misiones, la Chiquitanía boliviana y áreas fronterizas de Brasil con Paraguay.
Los misioneros jesuitas aprendieron el avañe’ê y enseñaron a leer y escribir en esa lengua; incluso, entre otros textos, editaron un Catecismo en Lengua Guaraní; cuando los jesuitas fueron expulsados de la América española en 1767, los indígenas ya habían aprendido a leer y escribir en su lengua materna. Hoy el avañe’ê o guaraní paraguayo es una de las dos lenguas oficiales del Paraguay junto con el español.
Notas
(1) Mosonyi, E. E., y Mosonyi, J. (2000). «Ñe’êngatu», en: Manual de lenguas indígenas, Fundación Bigott, Caracas.
(2) Morínigo, Marcos A. (1973). «Unidad y diferenciaciones del guaraní», en: Suplemento Antropológico, p. 110.
Bibliografía
Da Cunha, A. G. (2005). Dicionário Histórico das Palavras Portuguesas de Origem Tupí. Editora Universidad de Brasilia.
Domínguez, C. (1985). «Léxico Básico de la Selva Oriental Colombiana», em: Amazonía Colombiana, Biblioteca Banco Popular, Bogotá.
Melià, Bartomeu (1995). Elogio de la lengua guaraní. CEPAG, Asunción.
–––- (2010). Pasado, presente y futuro de la lengua guaraní. CEADUC, Asunción.
Montoya, A. Ruiz de (2002). Vocabulario de la Lengua Guaraní. CEPAG, Asunción.
–––- (2008). Catecismo de la Lengua Guaraní. CEPAG, Asunción.
–––- (2011). Arte de la Lengua Guaraní. CEPAG, Asunción.
–––- (2011). Tesoro de la Lengua Guaraní. CEPAG, Asunción.
Morínigo, M. A. (1993). Diccionario del español de América. Anaya y Mario Manchnik, Madrid.
–––- (1998). Nuevo diccionario de americanismos e indigenismos. Claridad, Buenos Aires.
–––- (1990). Raíz y destino del guaraní. Biblioteca Paraguaya de Antropología, Universidad Católica de Asunción.
Mosonyi, E. E., y Mosonyi, J. (2000). «Ñe’êngatu», en: Manual de lenguas indígenas, Fundación Bigott, Caracas.