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El lunes fue el primer día del juicio contra la líder birmana Aung San Suu Kyi, detenida tras el golpe de Estado de las fuerzas militares al mando del general Min Aung Hlaing el 1 de febrero en Myanmar, la antigua Birmania. Desde febrero, miles de birmanos protestan en las calles y entre 800 y 900 han muerto violentamente en enfrentamientos con el ejército y la policía. Los punks birmanos, que aparecieron bajo la dictadura militar, en la década de 1990, ahora, en medio de las ardientes protestas y del terror por la posibilidad de una nueva dictadura, se destacan con su firme y decidido levantamiento. Los miembros de la escena punk birmana se han unido a la resistencia que vigila las calles de las principales ciudades de Myanmar para impedir que el Tatmadaw –el ejército– secuestre manifestantes, mientras la televisión estatal expone listas de personas que serán arrestadas y la junta militar bloquea las fronteras y el acceso a internet. Bandas de punk como The Rebel Riot, Kultureshock, The Outcast o The Slingshot, entre otras, han formado el colectivo «Cacerolazo», llamado así por la forma de protesta contra el gobierno popularizada con ese nombre desde los años 70 en diversos países de Latinoamérica. Hoy, la gran percusión del Cacerolazo birmano resuena y, testimonio del descontento general contra la junta militar golpista, sacude con su indomable ritmo todo el territorio. Firmada por Cacerolazo, la canción The Night Will Not Be Silenced, compuesta, escrita y grabada por grupos de punk rock de la antigua ciudad de Rangún (hoy Yangón), recoge ese ruido que recorre Birmania cada noche cuando, a las 8 pm, los manifestantes empiezan a golpear ollas y sartenes. «La noche no será silenciada» es la consigna del homenaje a los cientos de personas asesinadas por las fuerzas de seguridad desde febrero.
La comunidad punk birmana ha organizado el proyecto Food Not Bombs, que desde hace años, y con mayor intensidad desde que los golpistas tomaron el poder en febrero, reparte alimentos a los más necesitados. Japan Gyi, vocalista del grupo Outcast y activista de Food Not Bombs, fue hospitalizado en marzo en el curso de una violenta represión en el barrio obrero de Hlaing Thar Yar, en el extremo occidental de Yangón, uno de los más poblados del país y un enclave industrial con cientos de factorías textiles chinas, en las que trabaja gran parte de sus 700.000 habitantes, muchos de ellos migrantes rurales intentando escapar de la pobreza. La página de Facebook de Food Not Bombs informó: «Desde el golpe del 1 de febrero, nuestra comunidad está indignada. Hemos protestado, y al principio la protesta fue pacífica. Pasado un tiempo, reprimieron la protesta con violencia, detuvieron, golpearon y mataron. Las muertes de manifestantes aumentan día tras día. Aun así, no hemos dejado de protestar de todas las formas posibles. En el municipio de Hlaing Thar Yar vive mucha gente de clase trabajadora de todo el país. La junta ha reprimido a Hlaing Thar Yar más que a otros municipios para defender las fábricas chinas. El 14 de marzo, Japan Gyi participó en las protestas en Hlaing Thar Yar. Esa tarde llegaron soldados y policías a reprimir. Esa noche empezaron a usar gases lacrimógenos, balas de goma y balas de verdad. Más de 50 personas murieron y muchas fueron heridas. Japan Gyi resultó herido de bala (posiblemente de goma) en el brazo derecho y se rompió un hueso. Fue llevado al hospital y lo enyesaron. Su brazo aún no está bien. Nuestra comunidad está preocupada por su condición. No solo es vocalista, sino que además toca el bajo, la batería y la guitarra. Es un joven importante para nuestra comunidad, que repartía comida con Food Not Bombs. Todos rezamos para que su brazo se recupere. Necesitamos apoyo para su familia. Esperamos que vuelva pronto con nosotros». No solo es punk la banda sonora del combate. La canción Kabar Ma Kyay Bu (No olvidaremos hasta el fin del mundo), emblema de otro levantamiento birmano, el de 1988, con letra revolucionaria y música del clásico de Kansas de 1977 Dust in the Wind, vuelve a recorrer Myanmar este año, mientras los violines, arpas, violonchelos y trombones de los jóvenes músicos de la orquesta Generación Z MM hacen vibrar el centro de Yangón.
En Yangón, Kyaw Kyaw, famoso vocalista del grupo punk Rebel Riot, reconocido en las protestas, estaba en la mira de las fuerzas de seguridad. Se enteró de que sería arrestado y no se ocultó, pero el día en que llegaron a buscarlo a su casa, los soldados fueron llamados a otra zona de la ciudad donde, por coincidencia, 3000 trabajadores acababan de declararse en huelga. Kyaw Kyaw se unió a otros punk para organizar el Cacerolazo y luego produjo One Day, video grabado con su banda en las calles, temprano en la mañana, para filmar las imágenes antes de que los militares pudieran detenerlos. Rebel Riot lanzó la canción ACAB: «Nosotros, Rebel Riot, estamos furiosos por la injusticia y la brutalidad de la policía contra manifestantes pacíficos. Protestamos en las calles y a través de la música con nuestro vídeo ACAB. No es solo una canción. En él retratamos la violencia policial. Esperamos que sirva a esta revolución». La letra declara: «No creemos en el sistema judicial. Policía asquerosa. F**k the police. ACAB».
Notas
Puedes ver The Night Will Not Be Silenced, del colectivo punk de Yangón Cacerolazo, aquí: https://www.youtube.com/watch?v=NNOwIvsNfD4
Puedes ver ACAB, de The Rebel Riot, aquí: https://www.youtube.com/watch?v=wRjL-YD9oYI
Puedes ver el documental My Buddha is Punk (Andreas Hartmann, 2015), sobre la escena punk birmana, aquí: https://vimeo.com/ondemand/mybuddhaispunk