Natalie D’Arbeloff y el mural del Hotel Guaraní (1962)

Esta bella nota de la docente e investigadora Amalia Ruiz Díaz nos trae el reencuentro con la artista Natalie D’Arbeloff y la historia de sus aportes a las artes visuales paraguayas.

El Hotel Guaraní, en los años sesenta.
El Hotel Guaraní, en los años sesenta.Archivo, ABC Color

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El mural es una disciplina artística que nos remite siempre a una cultura cuyos códigos el artista, como visionario, transmite, al tiempo que relata los acontecimientos del entorno. Y como el mural está realizado generalmente en fachadas o muros de gran tamaño, pasa a ser un perenne vínculo cultural que pregona tradiciones, costumbres y hechos que emocionan, insertándose hasta los tuétanos.

Sabemos que, además de Asunción, los murales se despliegan por diversas localidades del interior de nuestro país, varios de ellos realizados por reconocidos artistas, algunos de los cuales hoy ya no están, y otros que continúan trabajando en nuevas técnicas, cuyas labores exigen una mirada especial hacia esta primitiva expresión artística.

A partir de la década de 1950, se dio un marcado auge de esta disciplina, especialmente en Asunción, con obras emblemáticas y murales en edificios públicos como la Aduana de Asunción, el Colegio Nacional de Niñas, el Instituto de Previsión Social o el Ministerio de Defensa, entre otros.

En julio de 2020, el periodista José Luis De Tone me proveyó gentilmente informaciones importantes respecto a Natalie D’Arbeloff, ganadora del concurso para realizar un mural en el Hotel Guaraní en 1962. Obtenida esta información, logré dar con la artista, por lo que considero oportuno que se conozca más sobre su trayectoria.

Además de acceder a su autobiografía, en la cual se aprecia claramente su vida profesional, me causó gran emoción conectarme con la propia artista, recibiendo de la mismísima fuente todos los datos e informaciones pertinentes, así como su gentileza y sencillez, que permiten sentir su presencia a la distancia, rememorando sus cálidos recuerdos de nuestra tierra roja, luego de una ausencia de más de 50 años.

Según los relatos que ella misma escoge de su biografía y me envía, en 1962 los directivos del IPS (Instituto de Previsión Social) de Asunción llamaron a concurso para la realización de un mural en el moderno local del Hotel Guaraní. A continuación, se transcribe lo que nos dice Natalie al respecto, a través de su comunicación digital.

Natalie D’Arbeloff y el mural del Hotel Guaraní.
Natalie D’Arbeloff y el mural del Hotel Guaraní.

«Leí detalles del concurso en una noticia y después visité el Hotel Guaraní para tener una idea del lugar y del espacio donde el mural debía ser instalado. Mi idea era crear una obra en armonía con la arquitectura moderna del Hotel –un mural figurativo no habría sido adecuado. Hice varios dibujos y maquetas, también de otras ideas, y los envié. En setiembre de 1961 recibí la noticia de que yo había ganado el premio para el mural. Hice el trabajo en enero y febrero de 1962. Se puede ver en una de las fotos que he puesto en Facebook que mi mural fue en el ángulo de una terraza donde una escalera circular conducía a otro piso. Desde esa terraza se veía la piscina debajo. El IPS debe tener fotos del edificio como estaba en ese momento. Tal vez también podrías encontrar periódicos de Asunción sobre el concurso del IPS que yo gané.

Mi diseño se basó en una pintura abstracta que había hecho, pintada de la vida, traduciendo una manzana y el espacio a su alrededor en bloques verticales de color. Sentí que el mismo diseño funcionaría bien en ese entorno a una escala enormemente ampliada y en tonos apagados en lugar de los tonos brillantes de la pintura.

El plan era dividir el diseño en bloques individuales para fundirlos en cemento, colorearlos y luego ensamblarlos uno por uno en el sitio. Mi presupuesto para esta tarea fue, como de costumbre, muy subestimado y no había regateado por el gigantesco esfuerzo físico involucrado, sin importar el desorden.

Con la ayuda de Reg y un amigo leal, fundí y coloreé alrededor de 70 grandes bloques de concreto en nuestro patio trasero, trabajando durante diciembre y enero, el período más caluroso del año en esta latitud. El mural se terminó e instaló a principios de febrero y al final quedé satisfecha, el esfuerzo involucrado no fue evidente. Estaba al aire libre, en una terraza protegida junto a la piscina, con una escalera de caracol que serpenteaba hacia arriba.

A veces me pregunto si el Hotel Guaraní aún existe o si mis rodajas de “manzana” hace tiempo que mordieron el polvo de donde vinieron».

Al preguntarle qué otros murales realizó durante su estancia en Asunción en la década de 1960, Natalie responde:

«En 1960, un mural en la casa de Zivota y Bianca Melamed en Asunción. Existe siempre el mural en esta casa, donde vive ahora la hija de esta pareja, Sandra Melamed. En 1961, un mural para la oficina de Pan Air, agencia de viajes. En 1961, una pantalla/mural para Point IV, la organización estadounidense que estaba en Asunción».

(Sobre este punto, hablé con el señor Raúl Melamed, hermano de Sandra, que me confirmó la existencia del mural. En cuanto al mural del edificio Parafina de Punto Cuatro –Point IV–, fue realizado en paneles, lo que no llegó a satisfacer plenamente a la autora).

En 1961, expuso en la VI Bienal de São Paulo, Brasil, en la Sala General, las obras El camión de pasajeros y Arroyo Guazú. Los artistas paraguayos que también participaron de esa bienal fueron Olga Blinder, Carlos Colombino, Laura Márquez, Guillermo Ketterer, Pedro Di Lascio, Hermann Guggiari y Edith Jiménez.

El crítico Ramiro Domínguez dice de la artista en el catálogo de dicha Bienal: «Dibujos, pintura y técnica mixta, todas en la línea del naturalismo, de mucha solidez entre sus coterráneos. En ella el tema local no es sino un pretexto para una elaboración poética despejada e inconsciente».

Natalie realizó muchas obras durante su estadía en nuestro país, y algunas de sus pinturas se encuentran en importantes colecciones privadas, así como en el acervo del Museo del Barro, tal como lo afirma su directora, Lía Colombino.

Al preguntarle si aún trabaja, responde:

«¡Sí, por supuesto que sigo trabajando! ¡Y tengo muchas obras! Si quieres, puedes visitar mi página, http://www.nataliedarbeloff.com/art.html, y verás mis trabajos recientes. El último cuadro fue un retrato de la escritora canadiense Plum Johnson… Por el momento estoy trabajando en otro retrato, casi terminado. También trabajo en una graphic novel».

Natalie se define:

«Quizás todos somos artistas pintando nuestras historias en diferentes estilos, dependiendo de en qué elijamos enfocarnos. Incluso podrías jugar a identificar qué movimientos o períodos artísticos se parecen más a tu versión de tu vida: ¿el trauma y el drama son lo más prominente? ¿Expresionismo? Y así. En mi caso, sería una mezcla heterogénea…».

En la actualidad, Natalie D’Arbeloff vive en Londres, ciudad donde está radicada desde el año 1963.

Durante los sucesivos contactos que pude mantener con la artista percibí su vitalidad, su carácter jovial y picaresco, la forma en que recuerda a Paraguay, y de manera especial a la ciudad de San Antonio, «como mi propio jardín privado del Edén».

Los caminos del arte son eternos... los artistas son duendes de la cultura. ¡Aleluya porque hemos reencontrado a Natalie D’Arbellof! Ella y otros artistas extranjeros y nacionales sellaron los cambios y la brisa cultural de nuevos amaneceres en la década de 1950.

*Ficha biográfica

Natalie D’Arbeloff, pintora, grabadora, escritora y profesora, nació en París en 1929, de padre ruso y madre francesa, se crió en Europa, Paraguay, Brasil y Estados Unidos y vive en Londres desde 1963. Su padre, Alexander D’Arbeloff, llegó a Paraguay con su familia en 1937 a dirigir un proyecto de carretera que cruzaría el Chaco hasta el mar, permitiendo a Paraguay exportar sus productos a todo el mundo. Mientras el proyecto se ponía en marcha, adquirió para su familia una quinta de 120 hectáreas a orillas del río Paraguay, entre el arroyo Guazú y el Mbocayaty, llamada Quinta Recalde. Al morir el presidente José Félix Estigarribia en un accidente aéreo, el proyecto de carretera fue interrumpido y la familia se mudó a Estados Unidos. En 1952, Natalie regresó a Paraguay, casada con Roger Dixon, profesor de cerámica que conoció siendo estudiante en los talleres de técnicas de murales en el Instituto San Miguel de Allende, México.

*Fuentes de información:

http://www.nataliedarbeloff.com/autobio1.html

http://www.nataliedarbeloff.com/index.html

http://www.nataliedarbeloff.com/books.html

http://www.nataliedarbeloff.com/art.html

Facebook: https://www.facebook.com/natdarb

https://www.museodelbarro.org/

*Agradecimientos especiales a José Luis De Tone, Lía Colombino, Raúl Melamed, William Paats, Gabriela Zuccolillo.

amaliaruizdiaz@gmail.com

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