«Me voy a ir para venir»

Abril comenzó con la triste noticia de la partida de la pintora y grabadora Laura Márquez Moscarda (1 de marzo de 1929-1 de abril del 2021). El rescate de esta entrevista de 1973, primera entrega del Ciclo Laura Márquez, da inicio a una serie de publicaciones de toda índole y formato (artículos, entrevistas, materiales de archivo, testimonios, ensayos...) sobre esta legendaria artista paraguaya.

ABC Color, 18 de noviembre de 1973.
ABC Color, 18 de noviembre de 1973.Archivo, ABC Color

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Laura Márquez Moscarda falleció el primer día de este mes de abril en Asunción, su ciudad natal, tras una larga vida viajera. Participó de las innovaciones del Instituto Di Tella en el Buenos Aires de la década de 1960, y de los happenings que agitaban la escena artística del Nueva York de la década de 1970. Los reconocimientos que recibió en Paraguay en años recientes son de sobra conocidos por el público, pero pocos recordarán las hoy amarillentas páginas que acompañaron desde la prensa, hace mucho tiempo, los comienzos de su carrera artística. De los archivos de ABC Color, rescatamos, en exclusiva para nuestros lectores, esta entrevista realizada una lejana tarde asuncena de domingo del mes de noviembre del año 1973.

«Laura Márquez: “Me voy a ir para venir”

Laura Márquez, artista paraguaya de conocida trayectoria a través de su trabajo pictórico, se encuentra en Asunción desde hace algunas semanas “por motivos enteramente personales y de índole familiar”. Últimamente estuvo trabajando en Nueva York, realizando algunos viajes a Europa “satisfaciendo ese placer mío por conocer gente, estuve un tiempo en Islandia, Luxemburgo, París y Londres”. “Pese a ese espíritu nómada que tengo –agrega– me gusta sin embargo disponer enseguida de un taller, de un taller-vivienda que es mi forma de integrarme inmediatamente a lo que podría llamarse el extranjero”.

TRABAJO EN USA

En Nueva York, Laura Márquez se encuentra pintando y allí desarrolla en estos momentos sus nuevas investigaciones y proposiciones visuales. Explica entonces ella algo de su actividad en aquella ciudad. “En Nueva York –dice– participo mucho de la teoría del arte conceptual, aunque desde un punto de vista podríamos decir que el arte fue siempre conceptual”. “Pero en el criterio moderno de esta corriente el placer estético está en la unificación de las artes. A veces he estado representada por una fotografía y una frase mía. No ya con un cuadro o una escultura. A veces puedo ser una carta o una cinta grabada, con un fondo de color o de forma”.

SU TRABAJO ACTUAL

“Mi trabajo de tipo más concreto, es decir, plasmado en una forma física, por el momento, es en serigrafía que, dados los medios técnicos que dispongo en Nueva York, resultan fascinantes para el artista”. “Este viaje a Asunción no estaba previsto por mí en el momento. Fue por circunstancias familiares de urgencia, razón por la cual no traje una muestra representativa de mis últimas investigaciones”. “Fue así como solo traje algunos pocos gráficos que disponía y que los destiné a obsequios a amigos queridos de aquí”.

REALIZACIÓN DE GRÁFICOS

“En cuanto a este trabajo de gráficos está basada su línea sobre una continuación de mis experiencias geométricas de Asunción. En cierta manera continúan el juego de Puertas Inútiles y de Seis meses de silencio (negro sobre negro) jugando cada vez más con la libertad del equilibrio del desequilibrio”. “Creo que este sería mi leitmotiv así como también el descubrimiento de la luz, que considero es lo que hace tiempo me atrae en la formación o deformación de las cosas”.

UN ASOMBRO PERMANENTE

Luego Laura Márquez se refiere a la forma en que el cambio de ambiente podría haber influido en su trabajo. Concretamente Nueva York. “Pienso –dice– que en cuanto a creación plástica no ha cambiado fundamentalmente mi asombro. Pienso incluso que donde más fuertemente he sentido la inspiración, si aun podemos creer en este término, ha sido en Asunción. Y estoy muy lejos de declararme nacionalista”.

“Nueva York me ha dado una mayor visión del problema humano. Pienso que es el punto central de las expresiones humanas. Y de las luchas implícitas: políticas, económicas, raciales, religiosas, de clases y países”.

NUEVAS RELACIONES

“He conocido y me he acercado en esa ciudad a gran cantidad de latinoamericanos. Prácticamente es como si ahora estuviera más cerca de Latinoamérica, conociendo de cerca a mexicanos, colombianos, ecuatorianos, venezolanos, argentinos, uruguayos y puertorriqueños”. “También me satisface haber conocido de cerca la idiosincrasia del pueblo norteamericano que goza en conclusión de las mismas virtudes y defectos que nosotros los latinos”. “Felizmente, mis encuentros con norteamericanos fueron de personas muy gratas, muy humanas y, como nosotros, asombrados frente al problema mundial”.

EL AFÁN DE ALGO NUEVO

Laura Márquez encara más tarde otra de sus actividades en Nueva York, desarrollada en forma paralela a la actividad puramente creativa. “En algún momento –dice– intenté en Nueva York, como lo hice en Asunción, la nucleación de un grupo de artistas latinoamericanos en una entidad que titulamos: Museo Latinoamericano de Nueva York”. “La idea original consistía en componer una entidad que reflejase la vida y pensamiento latinoamericanos. Hechos y circunstancias de nuestra realidad. Y como anteriores experiencias comprobé que es utópico pretender este tipo de nucleaciones”. “Pronto los colegas artistas pretendían más bien que el Museo fuera representante de cuadros o esculturas y un sitio de ofrecer conferencias”. “Pienso que no es reprochable la idea, pero el proyecto primero era llevar esta entidad a una cuestión más abstracta. Pero, acorde con el tiempo que vivimos, lo que más necesitamos es transmitir ideas e idiosincrasias a la mayor brevedad posible y en la forma más gráfica y económica”.

TRABAJO EN ASUNCIÓN

Apenas llegada a Asunción, Laura Márquez inició la realización de una serie de retratos en su pequeño taller de la calle 14 de Mayo entre Palma y Presidente Franco. “Esta serie de retratos proviene de un primer retrato hecho aquí a Sandra Melamed”. “En breve tiempo, ya que comencé el 10 de octubre, algo así como cuarenta días, a raíz de ese retrato realizado, recibí otros pedidos de retratos”. “Y me resultó algo así como juegos espirituales dentro del rigor de la geometría, la sorpresa constante frente a los resultados de cada uno de los retratos y el acercarme de cierta manera al carácter de mis modelos”.

EL PLACER DEL EJERCICIO

“Creo que un pintor –sigue diciendo– siente siempre el placer de ejercitar sus antiguas posibilidades y la figura ejerce siempre esa fuerza de atracción que difícilmente puede discutirse aun dentro de las corrientes más abstractas”. “Tal vez la única conexión que tienen estos retratos con mi otro tipo de trabajo, es esto que digo más arriba: la atracción de la figura humana y su misterio”. “Vuelvo siempre a una nueva sorpresa, al surgir en la tela, que ya es otra cosa: una nueva cosa como que no tiene nada que ver con el original”.

SUS PLANES

Por último, Laura Márquez dirige la conversación hacia sus planes y lo que hará en lo referente a su trabajo pictórico. “Viajo ahora a Nueva York –dice– con la intención de terminar algunas nuevas series de diseños para gráficos que serán expuestos próximamente en esa ciudad y en París”. Luego agrega: “Nunca tengo planes fijos o fechas determinadas. En cuanto a decisiones de cierta seriedad, me dejo llevar por las circunstancias que el tiempo va planteando”. “Por eso nunca digo adiós, porque pienso que pronto regresaré a los lugares amados y mi problema es que pronto amo todos los lugares donde resido”.

“Por eso, siempre digo, usando nuestro léxico popular: Me voy a ir para venir”.»

(Entrevista publicada originalmente el domingo 18 de noviembre de 1973 en la página 3 del Suplemento Dominical del diario ABC Color)

juliansorel20@gmail.com

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