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En 1972, el candidato al senado por el estado de Delaware Joe Biden, de 29 años, orquestó una estrategia mediática para derrotar al republicano Cale Boggs, 30 años mayor que él. «En 1950, Cale Boggs quería proteger a los estadounidenses de Stalin. En 1972, Joe Biden quiere proteger a los estadounidenses de los criminales», decía un anuncio de una página en los diarios. «Para Cale Boggs, el impuesto electoral de 1948 era injusto. Para Joe Biden, el impuesto a la renta de 1972 es injusto», decía otro. «La generación de Cale Boggs soñó con derrotar a la polio. La generación de Joe Biden sueña con derrotar a la heroína», decía un tercero.
El joven Joe Biden hizo de la heroína un tema importante de su campaña electoral: de los anuncios impresos en los diarios, aproximadamente la mitad trataba de drogas y de delitos relacionados con las drogas. Su programa contra el crimen incluía «ofensiva antidrogas, más policía en las calles, reconstrucción de nuestro sistema judicial y reforma de nuestras prisiones».
Como el énfasis de la campaña estaba puesto en la diferencia de 33 años de edad entre el joven Biden y el viejo Boggs, según el texto del anuncio que mencionaba la poliomielitis, Boggs formaba parte de una época pasada en la cual «la heroína todavía era una sustancia misteriosa que mantenía toda la noche activos a los músicos de jazz».
E. Russell Williams, presidente de la sede de Delaware de la Federación Estadounidense de Músicos, negó que fuera cierto que los músicos de jazz consumieran heroína para poder tocar toda la noche y protestó airadamente contra el uso indebido de ese estereotipo del músico adicto. «Nos molesta que Joe Biden cite al músico de jazz como usuario», declaró Williams.
La campaña jugó con las diferencias físicas e intelectuales entre un Biden de 29 y un Boggs de 62 años y apuntó especialmente a quienes votarían por primera vez, los de 18: «Nuestra principal preocupación estará en los estudiantes y trabajadores más jóvenes», declaró Biden a la prensa.
Biden venció y se convirtió en senador por Delaware en enero de 1973, siguió en la cámara hasta convertirse en vicepresidente de Barack Obama desde enero de 2009 y se mantuvo en esa administración –que bombardeó civiles en Paquistán, reprimió el movimiento Occupy Wall Street, persiguió a Edward Snowden por todo el mundo y libró una poco publicitada pero eficaz batalla contra los sindicatos– hasta enero del 2017.
La apuesta por la juventud es una vieja treta política y publicitaria bastante sucia, pero que siempre suele funcionar. «Estoy en una posición única», dijo Biden en enero de 1973, en su discurso de victoria. «Soy el senador más joven de Estados Unidos». En el casi medio siglo transcurrido desde aquel día, el historial político del hoy septuagenario demócrata (y, dicho sea de paso, el historial de Kamala Harris, su vicepresidenta, no es mucho mejor) vuelve inocultable lo que debió haber resultado claro desde el principio: quién es Joe Biden y qué intereses representa y ha representado siempre.