Una velada del año 1926

Este jueves, aniversario de nacimiento del músico José Asunción Flores (Asunción, 27 de agosto de 1904- Buenos Aires, 16 de mayo de 1972), se celebra en Paraguay el Día de la Guarania. El siguiente artículo recrea un episodio de la historia de ese género musical.

"Arturo Alsina, en cuya farmacia se reunían...". La Farmacia Americana en los años 1930 (Aníbal Ferreira, dibujo a tinta china, Archivo de ABC Color).
"Arturo Alsina, en cuya farmacia se reunían...". La Farmacia Americana en los años 1930 (Aníbal Ferreira, dibujo a tinta china, Archivo de ABC Color).

Cargando...

El dramaturgo argentino Arturo Alsina Canals nació en 1897 en Villa Alberdi, Tucumán, hijo de Juan Alsina i Montada y de María Canals, que habían dejado su natal Sant Feliu de Guixols para venir a América hacia 1890. La familia vivió después en Buenos Aires unos tres años antes de llegar a Paraguay el 25 de mayo de 1909. Se radicaron en Asunción y Arturo estudió el bachillerato en el Colegio Nacional de la Capital en cuyas aulas conoció a Manuel Ortiz Guerrero– y completó su formación en la Escuela Nacional de Farmacia.

Don Arturo fue director de la Compañía Paraguaya de Dramas y Comedias, miembro de la Sociedad de Autores Teatrales, de la Sociedad de Autores Paraguayos Asociados y del Ateneo Paraguayo, y socio del Club Cerro Porteño. Entre sus obras teatrales más conocidas están El derecho de nacer, Flor de Estero, Intruso y La marca del fuego, representada en 1926 en el Cine-Teatro Granados por la compañía española Carbonell-Díaz-Perdiguero. Lo nombra Hymena Alforza en su Teatro Hispanoamericano (1956) y figura en el Diccionario de la Literatura Hispanoamericana (Madrid, 1953) de Carlos Federico Sáenz de Robles. Vivió en la capital paraguaya hasta su muerte, ocurrida el 26 de mayo de 1984, y una calle del barrio asunceno de Villa Aurelia lleva su nombre.

“El derecho de nacer”, de Arturo Alsina, en el Teatro Granados.
“El derecho de nacer”, de Arturo Alsina, en el Teatro Granados.

Y en este punto de nuestro breve relato se cruzan la química y la música, la farmacia y la bohemia, la industria y los paisajes de la memoria urbana. Pues como don Arturo, además de dramaturgo, era químico farmacéutico, abrió en una de las cuatro esquinas de las calles Manduvirá y Chile, en copropiedad con Alfonso Mazó, un negocio que sería memorable en la historia de la cultura paraguaya: la Farmacia Americana. Memorable porque como don Arturo, además de farmacéutico, era dramaturgo, la farmacia se volvió un centro de reunión de la bohemia de las décadas de 1920 y 1930 y un punto de encuentro y tertulia para los intelectuales y artistas paraguayos y extranjeros de la primera mitad del siglo XX.

Y no fue, curiosamente, la Farmacia Americana de don Arturo Alsina el primer ni el único caso de tal química cultural en Paraguay, como apunta Carlos R. Centurión en su Historia de las letras paraguayas (tomo I, Buenos Aires, 1947):

«En la segunda mitad del siglo XVIII –escribe un historiador– algunos valores que se incorporaron a la vida de nuestro país impulsaron la actividad intelectual. Juan Gelly, antiguo corregidor de Oruro, vinculado a una añeja familia de la Asunción, establecióse en ese tiempo en esta capital. Abrió una farmacia en la parroquia de la Catedral, farmacia que era un centro de reunión cultural. Gelly, quien fue padre de Juan Andrés Gelly, falleció en Concepción, en 1808. Debe ser tenido como un mantenedor.

El antiguo Restaurante Polo Norte, en la esquina de Chile y Manduvirá.
El antiguo Restaurante Polo Norte, en la esquina de Chile y Manduvirá.

Más tarde, al finalizar el siglo XIX, este fenómeno histórico se reproduce en la famosa Botica Guanes, situada en la esquina hoy formada por las calles Palma e Independencia Nacional. Fue local de cita diaria de lo más granado de la política, la banca y la intelectualidad asuncenas.

En nuestros días, exhibe mejor jerarquía en esta función espiritual, la Farmacia Americana, de José Arturo Alsina y Alfonso Mazó. Situada en la esquina de las calles Chile y 14 de Julio de esta metrópoli, desde hace un cuarto de siglo ha visto desfilar bajo su techo a lo más representativo de la cultura nacional. Es lugar de reunión cotidiana de escritores y de artistas, es un amable templo del espíritu.

Rara coincidencia ésta de tres farmacias, en tres siglos que se siguen, puestas al servicio de la civilización paraguaya. Vale la pena anotarla».

Hasta aquí la cita del libro de Centurión. La Farmacia Americana ocupaba, como dijimos, una de las cuatro esquinas del cruce de las calles Chile y Manduvirá. En otra esquina de ese mismo cruce, desde los primeros años del siglo XX hasta comienzos de la década de 1990, funcionó el Restaurante Polo Norte, cuyas noches José Asunción Flores solía llenar de música. Saliendo del Polo Norte y cruzando la calle en diagonal, enfrente, estaba la antigua casa, construida en 1917, cuyos salones don Arturo Alsina alquiló en 1923 y bajo cuyo techo se desplegaba antaño la bulliciosa vida de su farmacia. Hemos invocado hoy a los amenos fantasmas de ese recodo asunceno porque se dice que fue allí, en la Farmacia Americana, donde Flores interpretó por primera vez la guarania Arribeño resay, dedicada al anfitrión, don Arturo, y que fue esa la ocasión en la cual el poeta sampedrano Rigoberto Fontao Meza, al escuchar también por vez primera esa música, solicitó al compositor permiso para ponerle letra. En el mes de la guarania –cuyo día es este jueves, aniversario de nacimiento de Flores–, hemos querido recrear algo de la rica historia que rodeó aquella velada del año 1926.

juliansorel20@gmail.com

"Arturo Alsina, en cuya farmacia se reunían...". La Farmacia Americana en los años 1930 (Aníbal Ferreira, dibujo a tinta china, Archivo de ABC Color).
"Arturo Alsina, en cuya farmacia se reunían...". La Farmacia Americana en los años 1930 (Aníbal Ferreira, dibujo a tinta china, Archivo de ABC Color).
Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...