Andreas Ens, presidente de la Cooperativa Neuland, destacó que la agricultura ha sido desde los inicios de las colonias menonitas un pilar sustancial de la economía chaqueña.
Sin embargo, recordó que en los años 90 y principios de los 2000 la actividad agrícola experimentó un estancamiento.
“En los últimos años, gracias a las nuevas tecnologías, el Chaco se ha transformado nuevamente en un polo agrícola mucho más importante de lo que fue en el pasado”, señaló.
Ens explicó que los avances tecnológicos permiten hoy cultivar en suelos que antes eran considerados poco aptos, lo que posibilita potenciar la producción sin descuidar la ganadería.
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“Lo que pretendemos y buscamos es que cada vez más la agricultura y la ganadería se complementen. Queremos que los suelos se usen para ambos fines”, puntualizó.
La soja, cultivo que décadas atrás parecía inviable en la región, se convirtió en un recurso clave tanto por su valor en el mercado de exportación como por su aporte a la ganadería local.
Aunque los rendimientos por hectárea no alcanzan a los obtenidos en la región Oriental, Ens subrayó que la relación costo-beneficio sigue siendo favorable. Además, la harina de soja representa un insumo fundamental para la ganadería intensiva, ya que complementa la alimentación de bovinos en sistemas de confinamiento y pastura.
La creación de un centro de acopio fue el primer paso en esta estrategia. Sin embargo, la visión de las cooperativas fue más allá: dar un salto hacia la industrialización. De ahí nació la planta aceitera, concebida para transformar el grano en aceite, harina y cascarilla, tres productos con gran demanda.
“Generamos un producto más industrializado, con mayor valor agregado, que al mismo tiempo ofrece empleo y fortalece la economía regional”, remarcó el presidente de Neuland.
Ens sostuvo que la sinergia entre agricultura y ganadería es la clave para consolidar un modelo sostenible. “La agricultura mejora los suelos, genera alimento para los animales, y la ganadería, a su vez, produce mano de obra y valor económico. Son factores que benefician a todo el sector productivo”, indicó.
El cooperativismo menonita, caracterizado por la visión a largo plazo y la búsqueda de eficiencia, ha sido fundamental en este proceso.
Neuland, que agrupa a unos 450 ganaderos, apuesta a que este proyecto contribuya a hacer de Paraguay un país más competitivo en la producción primaria, tanto agrícola como pecuaria.
La planta aceitera Pioneros del Chaco no es solo una obra de infraestructura: es la expresión de un sueño colectivo que transforma la realidad productiva del Chaco y abre una nueva etapa de oportunidades para la región y para el país, expresó Ens. “Todo lo que estamos haciendo está destinado a ser más eficientes en Paraguay, a que la producción sea más rentable”, concluyó.
“Todo lo que estamos haciendo está destinado a ser más eficientes en Paraguay, a que la producción sea más rentable”
“La soja seguirá siendo nuestro principal producto de exportación, pero lo que buscamos es que ese crecimiento vaya de la mano con el fortalecimiento de la ganadería”