En 1967 comenzamos de manera muy modesta –recuerda Blanca Ceuppens– con un galpón en Fernando de la Mora y una incubadora pequeña en Asunción. Hoy, más de cinco décadas después, la industria avícola nacional ha dado un salto gigantesco. “En el caso de Pechugón, alcanzamos una capacidad de 18.000 pollos procesados por hora, con una producción anual cercana a los 110 millones de kilos, abasteciendo tanto al mercado interno como a más de 25 países. Esto refleja cómo el rubro avícola pasó de ser artesanal a convertirse en una de las industrias más tecnificadas y dinámicas del Paraguay”, dice.
Grandes saltos
Los grandes cambios vinieron de la mano de la tecnología y la profesionalización. Incorporamos galpones con ambiente controlado por PLC, incubadoras de estadio único con sensores de última generación, sistemas de congelamiento IQF, trazabilidad digital despreciadoras y calificadoras automáticas. Además, el rubro evolucionó hacia una integración vertical completa, abarcando desde la genética, incubación y crianza hasta la faena, el procesamiento y la distribución. Estos saltos tecnológicos y de gestión fueron clave para garantizar calidad, inocuidad y competitividad internacional.

Sanidad para abrir más mercados
Paraguay mantiene un estatus sanitario muy favorable, libre de influenza aviar y con rigurosos controles en toda la cadena. “Esto nos posiciona bien para abrir nuevos mercados, siempre que el país siga trabajando en conjunto entre el sector privado, Senacsa y las asociaciones de productores para sostener altos estándares de bioseguridad”, refiere.
Cambios en los consumidores
Ceuppens dice que el consumidor paraguayo cambió mucho. Hoy busca productos prácticos, diversificados, saludables y de calidad garantizada. Antes el pollo fresco entero era el principal protagonista; ahora la tendencia va hacia cortes porcionados, elaborados, condimentados e IQF, que se adaptan al estilo de vida urbano y a la necesidad de cocinar rápido sin perder calidad. Los principales desafíos son: mantener el país libre de influenza aviar, el comercio ilegal, combatir el contrabando, que afecta la formalidad y la seguridad alimentaria, y sortear la inestabilidad económica regional. “También debemos seguir invirtiendo en infraestructura y capacitación para sostener la competitividad internacional”, puntualiza Blanca Ceuppens.
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Visión de futuro
“Esperamos un crecimiento de 7% anual, sostenido tanto en el mercado local como en exportaciones. La apertura de nuevos destinos, la ampliación de la planta de elaborados y el crecimiento del consumo per cápita de carne aviar en Paraguay son factores que proyectan un futuro de expansión sólida para la industria”.
Seguir innovando
“Estamos apostando fuertemente a la nueva planta de elaborados, que estará lista en 2026 y permitirá ampliar la oferta de productos con mayor valor agregado. Un nuevo complejo de granjas parrilleras en Isla Pucú. Además, continuamos incorporando tecnología en granjas, incubadoras y procesos de congelamiento, junto con estrategias de digitalización y sostenibilidad ambiental”.

En 25 países, y esperando a Taiwán
“Seguimos apuntando a la diversificación de destinos. Exportamos a más de 25 países y actualmente avanzamos en la habilitación del mercado taiwanés, donde ya presentamos ofertas y especificaciones de producto. Este año recibimos la visita de potenciales clientes de Taiwán, quienes conocieron nuestras instalaciones, al personal técnico y la variedad de productos. Todos quedaron muy conformes con la calidad Pechugón, lo que nos da mucha confianza de cara a la apertura de ese mercado”.