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“Actualmente existen equipos de tratamiento de agua eficientes y acordes a todo tipo de unidad avícola. Este sistema consta de cuatro partes principales. La primera es el sistema de cloración por pastillas, utilizando un tricloro estabilizado especial para consumo animal, que aporta la cantidad de cloro necesario, considerada esta como la parte más importante del tratamiento del agua, debido a que se reduce la concentración bacteriana, es decir, la desinfección del agua de cualquier origen”, dijo nuestra entrevistada.
“La segunda parte es la acidificación, que ayuda a maximizar la eficiencia de la producción; los ácidos orgánicos que eran más comúnmente empleados en los alimentos, pero al utilizarlos también en el agua mejora en gran medida el efecto de la cloración regulando el pH”, confirmó.
“En producción avícola se busca que el agua tenga un pH entre 5.5 a 6.5 para que el cloro se mantenga en el estado deseado, y cumpla su función desinfectante y la salud intestinal de los animales”, explicó la doctora.
La tercera parte “es el filtraje, muy utilizado en todas las granjas. Tiene por función la retención de cuerpos extraños de modo a que no existan obstrucciones en las cañerías o afecte la calidad del agua a ser consumida. Es importante tener en cuenta la limpieza del filtro una vez por semana o según necesidad”, dio como dato.
Finalmente, la doctora Zárate explicó que se denomina dureza del agua a la alta concentración de compuestos minerales en el agua, principalmente de sales de magnesio y calcio.
“La cuarta parte es denominada antidureza o antigoteo, donde se utiliza refil de fosfato que ayuda a mantener las cañerías y nipples en buen estado. Debido a que el agua produce cristales por las altas cantidades de sales que posee, que dañan a las cañerías y equipos produciendo incrustaciones, provocando también las camas húmedas por los goteos en los nipples es importante esta parte. Culminado estas cuatro partes, el agua está lista para ser consumida”, explicó la doctora.