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En la actualidad, el grado de incidencia de la industrialización de cereales y oleaginosas es bastante considerable.
Al respecto, la gerenta comercial de la Cappro dijo que las industrias aceiteras radicaron en el Paraguay USD 846 millones de inversiones. De esa manera, se constituye en la segunda actividad con mayor inversión extranjera directa, solo detrás de los servicios de intermediación financiera, de acuerdo a datos del Banco Central del Paraguay.
“Nuestro aporte también es importante en materia laboral, ya que generamos más de 8.800 puestos de trabajo formales directos e indirectos y nuestros aportes conjuntos al IPS (Instituto de Previsión Social) superan los USD 4 millones anuales”, apunta Sandra Noguera.
Respecto a si hay condiciones de competitividad para la industria en nuestro país, resalta que en el caso específico de las empresas de Cappro, la competitividad se vio afectada en el Gobierno anterior por la decisión de darles a las agroindustrias el mismo tratamiento tributario que a los exportadores de granos al natural.
“Tenemos que aprovechar nuestras ventajas comparativas para posicionarnos como país proveedor de alimentos con valor agregado de alta calidad y precios competitivos”, afirma. Añade, igualmente, que hay mucho margen para crecer y que en la Cappro el nuevo Gobierno encontrará a un aliado estratégico si desea que el Paraguay deje de priorizar el envío de productos primarios al exterior para convertirse en exportador de productos industrializados.
Insiste en que el Paraguay tiene una enorme oportunidad de desarrollo económico sustentable y, así, convertirse en un supermercado para el mundo, al igual que están haciendo los países vecinos, diversificando su oferta de alimentos, agregándole valor y trabajo paraguayo a la producción primaria.