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“Otra particularidad del yvapovõ es que posee el tronco corto y grueso, dependiendo en gran medida de su edad; alcanza diámetros interesantes, que se pueden comparar hasta incluso con el mango añoso”, indica el ingeniero.
Refiere que “las hojas son bifoliares, es decir, dos hojas sobre una misma base. Se considera también un árbol melífero, específicamente cuando se encuentra en floración –previa a la fructificación, etapa en que cumple la función especialmente para las abejas–”.
Es un árbol muy atractivo para pájaros por su sombra y frutas. Cuando se quiera plantar en avenidas y calles pavimentadas hay que considerar que las raíces podrían afectar los sistemas sanitarios y levantar las veredas. En cuanto a las copas, como son frondosas, es necesario observar previamente los tendidos eléctricos como precaución a futuras podas”, aconseja.
Afirma Ortiz que “es una especie tropical y en nuestro país se observa en los departamentos Central, Paraguarí, y Cordillera, principalmente en forma natural, sin embargo, se adquieren también como planta ornamental”.
“Es un árbol bastante rústico y no requiere de un cuidado especial. El yvapovõ es un árbol añoso, incluso puede llegar a la centuria de vida o más”, acota.
Señala que en su interior se encuentra la semilla y la pulpa, que se consume y de la fruta incluso se pueden elaborar dulces y mermeladas.
Las frutas maduras del yvapovõ tienen la cáscara de color amarillo ocre.
La floración, fructificación y cosecha suceden entre noviembre y diciembre.