No faltan los motivos con tonalidades rojas y verdes fuertes y vibrantes, pero se imponen los blancos y plateados para quienes sueñan con navidades de otras latitudes. Remembranzas como las escarchas, graciosos muñecos de nieve y pinos transportan a días festivos, de película. Quedan geniales los bordados en camineros y servilletas.
El dorado es un ganador al 100% y combina con cualquier tono con el que uno quiera innovar en la deco. Siempre es bueno salir de las reglas y optar por una ambientación creativa y diferente, utilizando por ejemplo, tonos pasteles, con toques de dorado, en las tradicionales esferas de Navidad. Para un toque más nuestro: detalles en arpillera o lienzo se ven muy bien en compañía del glamoroso dorado.
Las coronas navideñas son otro punto temático obligado. Quedan preciosas estampadas en el centro mismo del mantel, camineros o servilletas. Tampoco dejan de estar de moda las estrellas federales, en el tradicional rojo o bien en dorado.
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Una opción moderna para quienes no gusten de los manteles estampados es utilizar uno blanco, dorado, verde o rojo liso, y adornar la mesa valiéndose de prácticos individuales de estación. Estos vienen en diversos materiales –algunos muy fáciles de lavar– y se ven en variadas configuraciones, como los rectangulares de siempre, redondos, en forma de hojas o bien en diseños orgánicos abstractos.
Los adornos que acompañan a la mantelería son preciosos.
Consultados: Nueva Americana y Marketplace.