Telas que enmarcan los quinchos

Los tejidos que se utilizan para enmarcar un sector del quincho tienen algunos secretos que debemos conocer.

Este artículo tiene 8 años de antigüedad
/pf/resources/images/abc-placeholder.png?d=2295

Ángel Cabrera, de Cortinas Paraguay, dice que se usa el voile porque es una de las telas más económicas y su función es decorativa y no utilitaria. Los tejidos tratados para que el agua o la humedad no penetren en la trama se destinan a colchonetas de camastros o sillones. Estos tapizados se pueden dejar afuera o mojar con agua de la piscina y no les pasa nada.

Lucen mucho las de tono hueso o con diseños a rayas y estampados, colgadas en forma directa del barral. Se pueden sacar y lavar en agua fría, ya que si fuera caliente, por ejemplo, podría encoger un poco. Los voiles “amasados” presentan una textura que no se debe planchar. En cuanto a la altura, lo más moderno es que tengan buena caída y toquen el piso como “chorreando”, según dice Cabrera. Se retira o cuelga según el acontecimiento que se desee engalanar.

La confección de este tipo cuesta G. 150.000 el metro colocado, y con los soportes G. 180.000.

Darío Vera, de Todo cortinas, agrega que el paño rústico para el quincho cuesta G. 70.000 el metro lineal y aconseja calcular el doble de la medida del caño o barral, se pueden agregar argollas o tiritas para atar.

Todos los beneficios, en un solo lugar Descubrí donde te conviene comprar hoy

En Falcon Tejidos, Lucy Guerrero habla de una tela que cuesta G. 20.990, de 1,40 m. de ancho, norteamericana, en tonos blanco, hasta un marfil y beige, o estampados. Su mejor cualidad es que es fácil de lavar y planchar por la mezcla de hilos.

Rosalina Cabrera, de El fabricante, expresa que los barrales de metal desde 2 m tienen un costo de G. 36.000 el fino, y el grueso G. 80.000 el m con puntera y soportes.

Estas coqueterías que se ubican en lugares semiabiertos y con un fondo natural proporcionan un toque de elegancia necesario cuando se reciben invitados en un acontecimiento especial.

Foto: Obra de la Arq. Natalia Duarte.

Enlance copiado