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En la segunda propuesta la propietaria de un terreno de 14 x 38 m decidió aprovechar esta tierra y hacer buena inversión, construyendo allí cuatro casitas pareadas. Cada morada tiene 200 m2, por lo que los espacios no son muy amplios; sin embargo, para dar una sensación de amplitud visual se dispusieron vidrios transparentes en la mayoría de las aberturas, de modo que la luz natural ingrese en los espacios, sobre todo en el área social.
Un pequeño jardín de 3,5 m x 3 m, también contiene una parrilla, atendiendo la costumbre de disponer de un patio y un área para el asador. Además, por una cuestión práctica y de mantenimiento fácil, esta área no se empastó, sino que se optó por colocar piso cerámico. Esta obra estuvo a cargo del arquitecto Renato Bedoya.
Aquí, todos los artefactos eléctricos, como las luces colgantes, las griferías tanto para la cocina como para los baños, así como los tiradores de cristal para el mobiliario de cocina y placares, fueron importados de Estados Unidos, gracias a la minuciosa elección de Natalia Laguardia, quien se encargó de las terminaciones de la obra.
En relación con el equipamiento de la casa, la propia dueña puso sus toques decorativos en todos los ambientes a través de alegres diseños de almohadones. Toques de verdor vertical amenizan los espacios que convergen en un concepto de seguridad.
Fotos: Celso Ríos