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La veterinaria doctora Guadalupe Coronel comenta que el oído de los caninos es mucho más sensible que el humano, motivo por el cual los sonidos agudos, tales como truenos, fuegos artificiales (pirotecnia), sirenas, alarmas, etc., les molestan mucho más.
En cuanto a los síntomas que presentan los perros cuando están sufriendo por un ruido son los siguientes: temblores, salivación excesiva (sialorrea), deposiciones involuntarias de materia fecal como de orina, ataxia (dificultad al caminar).
De esta manera buscan refugiarse, destrozan muebles, presentan una alteración de la conducta, están nerviosos y tienen mucho miedo y tratan de huir.
Dependiendo de la intensidad de los síntomas, prosigue la especialista, “en algunos casos es recomendable recurrir a medicaciones. Las que están a la venta son a base de maleato de acepromacina que producen un estado de pasividad y calma, generan una indiferencia al medio que los rodea con disminución de la actividad motora. Las gotas deben administrarse antes de que ocurran los sonidos que causen el miedo; tendrán indicación de un médico veterinario en cuanto a la dosis, de acuerdo al peso de la mascota, las características como: pacientes braquicefálicos, con cardiopatías, obesos, gerontes, etc.”.
Enfatiza que los cachorros, como tienen el sentido de la audición más desarrollado, son más sensibles, así como los caninos que poseen las orejas paradas –como los pastores–, pero cualquier canino puede desarrollar el miedo.
Un problema común de las fiestas es la huida ante el temor generado por los ruidos. El perro no debe quedar solo en el patio del frente de la casa o el patio que tenga acceso a la calle.