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Al ingresar a esta residencia se presenta una minisala ubicada debajo de la escalera. Además de aprovechar al máximo cada rincón, se creó un espacio funcional para unas horas de lectura.
Forman parte un sillón antiguo de los años 50 y un aguayo argentino que se colgó elegantemente por la pared.
Para la galería se introdujo un toque muy creativo a través de una puerta antigua colgada en el muro, en la que posan platos de cerámica con distintos diseños.
Se usaron además tapices bordados a mano que generan un diseño importante a la deco. En este sector se reciclaron los mobiliarios de la familia con toques de color que armonizan con el jardín posterior. Ileana Ferrario se encargó de la ambientación de estos espacios.
Mientras que la propietaria selló su gusto en el dormitorio infantil por medio de la ternura del rosa pálido y la predominancia del blanco en los mobiliarios.
La cama posee cajones y se añadió media baranda en ambos costados.
En el cuarto matrimonial se previó una amplia cama con edredón estampado y mobiliarios de media altura, por ejemplo, para el sector diseñado para ubicar las imágenes religiosas como para el lavatorio que se encuentra a la vista. Luces puntuales aportan mayor luminosidad al rincón.
La cocina alargada es práctica, en la que resaltan el tono blanco y dos butacas para el descanso. Las arquitectas Mara Corvalán y Monserrat Achón se encargaron del proyecto.
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