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La mayoría de las especies son trepadoras, originarias de Centroamérica y poseen hojas de gran tamaño.
En otoño se riega con moderación y se permite que la tierra se seque ligeramente antes de volver a regar. Rocíela una vez por semana para mantener la humedad y con más frecuencia si el aire es muy seco.
Coloque la planta en un lugar donde la luz sea indirecta y no permita que la temperatura descienda por debajo de los 13 grados centígrados; una temperatura ligeramente más elevada es ideal para la monstera.
Entre los problemas que la aquejan se encuentran las marcas marrones en las hojas especialmente en los bordes que indican que la planta ha sido expuesta a bajas temperaturas. Las hojas amarillentas son consecuencia de un exceso de riego; no riegue mucho durante los días de frío. Las hojas pueden chamuscarse si la planta se encuentra bajo los rayos directos del sol.
Las manchas blanquecinas y velludas en la parte interna de las nuevas hojas indican la presencia de cochinillas. Pueden ser eliminadas con un paño humedecido con alcohol metílico. Si la atmósfera es demasiado seca puede aparecer la araña roja; de modo que evítela manteniendo una humedad elevada y una buena circulación de aire.