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El jardín posterior mide 60 metros cuadrados aproximadamente, y en el frente de la casa unos 50 metros cuadrados.
Silvia es viverista y productora de plantas, se dedica al paisajismo según nos dice, y en esta obra utiliza iris, porque es resistente, en sus versiones de flores blancas y amarillas.
“El trabajo de jardinería empezó al remover el suelo, donde se agregó después el abono orgánico, que consistió en mantillo con bosta de vaca en una proporción de una bolsa de abono y dos de tierra. De este preparado se coloca, por ejemplo, dos palitas en el lugar donde se siembran cinco plantitas”.
Aquí están bouxino o buxos, flores de estación, liriopes verdes, y calitas que surgen entre las piedras blancas, rosadas y canto rodado. El pasto esmeralda se encuentra en algunos sectores, una especie que se produce en Altos, y se asemeja al denominado golf.
“Es muy gratificante ver cómo cambia un jardín y se logra lo que el propietario desea con cuidados especiales. Aquí las piedras se separan por colores, gracias a una tela filtro, que ayuda a que no se mezclen con la tierra y no se ensucien. También se agregó un separador de pasto y de piedras, un plástico que se introduce en el suelo y ordena los espacios”.
En algunos puntos están los cocos fénix y una areca en el frente que ya pertenecían al terreno. “El jardín se riega todos los días con manguera y regadera; y una revisión periódica permite librar a las plantas de las malezas que pueden surgir o alguna infestación de plagas”. Las enredaderas que cubren pergolados de madera le dan una terminación encantadora a las rejas de seguridad.