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La ingeniera agrónoma Mirta Montiel (*) afirma que antes de hablar sobre los requerimientos de esta planta, apreciada no solo como flor de corte sino además como planta de jardín, es importante mencionar que su propagación generalmente es realizada por injerto.
“Este consta de dos partes, la primera denominada injerto y la segunda portainjerto. El injerto recibe del portainjerto la savia bruta absorbida por las raíces y, gracias a la transpiración y al proceso fotosintético de las hojas del injerto, se transforma en savia elaborada, que circula luego por toda la planta, nutriéndola y desarrollándola”, agrega.
La profesional indica que “lo mencionado anteriormente es importante debido a que los cuidados se realizan teniendo en cuenta esta asociación, ya que se aprovecha la ventaja de las dos partes, otorgándole mayor precocidad, porque la yema del injerto proviene de una planta madre en estado reproductivo”.
“Esta práctica es realizada en nuestro país principalmente a partir de marzo. En el caso de la rosa, luego de tres a cuatro meses del injerto surgen los primeros botones florales, los cuales deben ser eliminados con la finalidad de evitar esfuerzos iniciales a la planta, asegurándole posteriormente una larga vida de producción de bonitas flores”, añade.