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La pareja al mudarse deseó espacios acogedores, que sean un refugio donde primen la tranquilidad, el amor y la alegría al mismo tiempo, así se optó por el “agua”.
La propietaria, Mónica Melgarejo Guerra, es artista plástica y la última colección de sus obras se denominó “Agua de vida eterna”, que pintó con los tonos del mar: azules, turquesa, beige y blanco, y que se pueden apreciar con mucha sutileza en las paredes. Las galerías de arte que participaron en esta deco fueron: Galería del Rey y Biombo.
En la ambientación se utilizaron los tonos azules porque relajan, mientras que el blanco y los claros amplían los ambientes. Se realizaron pequeños cambios, pero importantes en la distribución de los espacios; se amplió un sector para introducir el área de servicio, así como un taller de pintura y una parrilla con la iluminación de Luminotecnia.
La arquitecta Leticia Báez se encargó del proyecto y construcción de la ampliación de esta obra.
Los ambientes sociales se integraron más, por lo que se eliminaron los muros que los dividían. Se logró una espacialidad en planta baja, abierta hacia el exterior, con grandes aberturas vidriadas de Servidtec, que brindan una conexión con el jardín. Uno de los objetivos era precisamente lograr claridad, tanto en pisos como en paredes. El mobiliario del dormitorio es de Ecoleather.
El toque de color fue dado a través de la decoración, en detalles específicos de color turquesa, en cada ambiente del área social, para contrastar y romper con la monocromía.
Fotos: Celso Ríos.