Lo que hoy ocurre en el planeta con las alteraciones climáticas sin precedentes, la pérdida de los bosques, la contaminación y agotamiento de los recursos naturales, y la crisis alimentaria es una realidad que debe analizarse para asumir estrategias que en el futuro próximo permitan mitigar o adaptarse a los efectos del cambio climático. Se trata de establecer políticas productivas y educativas que posibiliten el desarrollo sostenible, sin comprometer las necesidades de las futuras generaciones. Este es el concepto de sostenibilidad o sustentabilidad.
SUSTENTABILIDAD Y DESARROLLO
Por eso se habla de la interacción entre sustentabilidad del ambiente y desarrollo, por cuanto lo que se busca es el crecimiento económico y social de los países, el bienestar de las poblaciones del planeta, pero de tal forma que el ambiente y los recursos naturales estén en equilibrio entre sí, y con el hombre y animales de una manera armónica y dinámica. En el papel, estos conceptos resultan simples de comprender y aceptar. Pero la realidad muestra otra cara mucho más cruel, en la que la codicia del hombre parece no tener límites: se destruyen los recursos naturales y el ambiente, se amenazan especies animales en pro de una supuesta mejor economía e indicadores macroeconómicos auspiciosos, pero solo para unos pocos. En muchos países, las cuestiones ambientales ocupan un primer plano en debates y agendas sociales y políticas. Y deberían también ocuparlo en aquellos que todavía permanecen indiferentes o escépticos a esta realidad.
PRODUCCIÓN AGROPECUARIA LOCAL
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Si bien el Paraguay va ganando terreno en el contexto de las naciones productoras de carne y granos, además de leche, no deja de preocupar la falta de cumplimiento de la legislación ambiental vigente, y el dominio de prácticas agronómicas tradicionales en la producción agropecuaria y de industrialización. Veamos algunos ejemplos: la deforestación con o sin quema para habilitar nuevas superficies para agricultura y ganadería, la quema de campos, la ausencia de prácticas conservacionistas de laboreo y producción agrícola; la falta de tecnología, particularmente entre pequeños productores, para manejar el suelo y producir con biotecnología (uso de semillas mejoradas genéticamente, adaptadas a la sequía y ciertas plagas); el desvío de cursos de agua para fines agrícolas o pecuarios, el desperdicio del agua de riego y otros que, en vez de elevar la productividad y permitir más rendimiento por hectárea, incrementan los costos y reducen los beneficios para el productor, deteriorándose además el medio. Y esto sin tener en cuenta estilos o hábitos de consumo actuales, causantes directos de gran número de los problemas ambientales, y la tremenda insostenibilidad que vivimos hoy en día y ponen en riesgo la salud de las personas. Así, la impresionante cantidad de basuras que diariamente se arrojan y observan incluso en el microcentro asunceno y alrededores, la terrible contaminación del aire por los gases tóxicos y partículas que liberan vehículos y colectivos es solo una muestra de cómo el ambiente va perdiendo la batalla en esta cuestión de la sostenibilidad; de cómo no se puede hablar de desarrollo, entendido en su triple faceta de positivos indicadores microeconómicos, mejoras sociales y bienestar general.
CONCLUSIÓN
En la actualidad existen elementos, estrategias y enfoques de producción agropecuaria que se aplican con éxito acá y en muchos países. Incluso, forman parte de las agendas y políticas de los Gobiernos que ya han tomado conciencia de lo que se viene en términos de cambio climático y de cómo hacer frente a las necesidades de la humanidad: en alimentos, salud, caminos, viviendas, agua potable, suelo productivo y árboles. Hay que entender quela Tierraes nuestro hogar y, sin ambiente ni recursos naturales, no hay futuro. Santiago Kovadloff dijo: “El mundo es un lugar peligroso. No por causa de los que hacen el mal, sino por aquellos que no hacen nada por evitarlo”.
(*) Especialista en Comunicación Rural