Situación actual y perspectivas del sector agropecuario - Dr. Óscar A. Tami Vasconsellos (*)

El sector agropecuario constituye uno de los renglones más importantes en la economía del trópico y subtrópico del continente latinoamericano, y en especial de la República del Paraguay, como fuente de trabajo, alimentación para su población y potencial económico para el país, razón por la cual ha constituido siempre una preocupación constante de sus Gobiernos en mejorar día a día la eficiencia de la producción.

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La brecha que existe entre el potencial instalado y los actuales niveles de producción puede ser acortada a través del mejoramiento de los mismos niveles, ya sea desde el punto de vista cuantitativo y cualitativo, combinando la aplicación de la eficiencia y funcionalidad en el manejo de los recursos existentes de acuerdo a las diferentes condiciones de las vastas zonas destinadas a la explotación agropecuaria del país.

La correcta aplicación de la tecnología y una racional utilización de los recursos (humanos o naturales) podrán aumentar de forma considerable los niveles de la producción actual.

La productividad es, ante todo, una “mentalidad”, la del progreso, la mejora constante de cuanto existe; es la certeza de poder hacer hoy mejor que ayer, la voluntad de no contentarse con la situación actual por buena que pueda parecer, la adaptación perpetua a las siempre nuevas condiciones de la vida económica y social, el esfuerzo continuo para aplicar nuevas técnicas nuevos métodos, la fe en el progreso humano.

ANTECEDENTES

El sector agropecuario del país, según el Censo Agropecuario Nacional (CAN) realizado en el 2008, está conformado por 289.000 fincas productivas (subsectores: pecuario –bovinos, porcinos, ovinos, caprinos, entre otras especies–, aviar, agrícola, fruticultura, horticultura, forestal y otros) que ocupan, aproximadamente, el 76,2 % de su territorio, equivalente a 31 millones de hectáreas. Genera el 25 % del producto interno bruto (PIB), da ocupación a, aproximadamente, el 50 % de la población económicamente activa y aporta el 62,1 % de los ingresos al país.

El uso actual de la tierra del sector agrícola constituye tan solo el 18,7 %, correspondiente a 5.769.100 ha (5.705.721 ha de superficie de cultivos temporales y 63.379 ha de cultivos permanentes) con una capacidad fisiográfica estimada de 11.890.000 ha.

El sector pecuario ocupa, aproximadamente, 20.460.000 ha, que representa el 66 % del uso actual, con una superficie fisiográfica de uso del 46,2 %; es decir, 14.350.000 ha, que constituyen, aproximadamente, el 30 % del total de las tierras del país.

La superficie forestal se redujo en un 76,1 % como resultado de la tala indiscriminada de la masa boscosa, con una capacidad de uso de 36 % del territorio.

EVOLUCIÓN DEL COMERCIO EXTERIOR

En el 2018 se realizaron transacciones en el comercio exterior del país por USD 26.739,1 millones, representando un aumento de 7,3 % con respecto al 2017. Las exportaciones totales han alcanzado un valor de USD 13.821,6 millones, un 3,2 % superior a los registros del año anterior. Las importaciones totales acumuladas alcanzaron USD 12.917,5 millones. Como resultado, la balanza comercial ha cerrado con un superávit de USD 904,1 millones a diciembre de 2018.

Por niveles de procesamiento, las exportaciones registradas de productos primarios (agricultura, ganadería y otros primarios) han ascendido a USD 2888,9 millones, representando un crecimiento del 4,2 % respecto al año anterior, con una incidencia acumulada del 1,3 %. Los productos de mayor incidencia positiva han sido los granos de soja, arroz y trigo.

Entre los productos exportados con las mayores reducciones en términos de valor durante diciembre de 2018 se encuentran la carne bovina, aceites, granos de soja, energía eléctrica, insecticidas, fungicidas y herbicidas.

La exportación de granos de soja en el 2018 alcanzó USD 2205 millones, un 3,4 % superior con respecto al registrado en el año anterior y participa con el 24,4 % del total exportado, en tanto que en volumen se redujo en 1,6 %, alcanzando 6028,9 mil toneladas, constituyéndose Argentina como el principal mercado de destino, con el 68,5 % de participación, seguidos de Rusia y la Unión Europea, con una participación del 12,5 y 6,3 %, respectivamente.

Por su parte, las manufacturas de origen agropecuario (MOA) han tenido un aumento de 6,1 % al cierre del 2018, alcanzando USD 3036,8 millones, con una incidencia acumulada de 2 % en las exportaciones registradas.

GANADERÍA

El sector ganadero tuvo un incremento del 34 % en sus exportaciones en el periodo 2010-2017. Datos actuales indican que las exportaciones de carne han alcanzado USD 1179,6 millones en el 2018. Rusia ha sido el principal destino de las exportaciones de carne, con casi el 40 % de participación en el valor total exportado, alcanzando en el 2018 un valor de USD 470,5 millones y un volumen de 142.200 ton. Estas cifras nos indican un crecimiento acumulado de 79,2 % en valores y 60,7 % en volumen.

El segundo destino en importancia es el mercado chileno, que ha registrado en el 2018 caídas tanto en valores como en volúmenes del 25,1 y 28,4 %, respectivamente. Otros mercados que han presentado aumentos, tanto en valores como en volúmenes, son Vietnam y Suiza.

El precio promedio de la carne al cierre del 2018 ha sido 1,7 %, inferior al registrado en el 2017, observándose las mayores disminuciones en Taiwán, con una tasa de 13,3 %; Brasil, con una reducción de 6,7 %, y Vietnam, con una caída del 3,6 %. Cabe resaltar que Suiza ha sido el destino que mejor pagó por la carne paraguaya, con un precio promedio de USD 9692 por tonelada, explicado por la venta de cortes premium, como lomito, tapa cuadril, bife angosto, entre otros.

El sector ganadero genera más de 400.000 puestos de trabajo de forma directa, lo que representa el 11 % de la población económicamente activa.

La exportación de carne porcina, con sus menudencias y despojos, sumó durante el 2018 un valor aproximado a los USD 11,72 millones con un incremento de cerca del 75 % con relación al 2017.

En cuanto a la exportación de carne aviar, sus menudencias y despojos, el valor exportado durante el 2018 fue de USD 5,94 millones, con un incremento cerca del 32 % con respecto al 2017.

LIMITACIONES DEL SECTOR

En el Paraguay no solo existe una concentración de la tierra en la que el 19,5 % de las explotaciones agropecuarias están en manos de pequeños productores (menos de 20 ha), quienes ocupan solo el 6,1 % de la superficie total de las aproximadamente 31.000.000 ha registradas como explotación agrícola y ganadera, sino que esta situación “conduce inexorablemente a una baja eficiencia productiva y lento crecimiento económico”.

El sector agrícola está formado mayoritariamente por pequeñas explotaciones. La fruticultura, en el 70 % de su área, y la horticultura, en el 100 % de su área, se distribuyen en fincas menores de 5 ha, mientras que las explotaciones de algodón y caña de azúcar, que involucran a la mayor cantidad de pequeños agricultores, en un 80 %, son menores a 10 ha.

La soja, trigo, arroz, maíz y maní son producidos por agricultores con superficies mayores a 50 ha.

En el sector ganadero, el 99 % de los productores (227.221) son poseedores de menos de 500 cabezas de ganado vacuno cada uno, abarcando el 41,6 % de la población total del país. El 0,5 % de los productores (1103) poseen hasta 5000 cabezas cada uno, constituyendo el 29,4 % de la población total del país. El 0,44 % de los productores (1011) tiene hasta 1.000 cabezas de ganado vacuno cada uno, abarcando el 9 % de la población total del país, y el 0,06% de los productores (143) poseen más de 5000 cabezas de ganado cada uno, abarcando un 20 % de la población total de ganado vacuno del país.

TENDENCIA

La falta de arraigo de los pequeños productores limita el acceso al crédito y promociona la depredación del frágil ecosistema existente. Lo significativo es la nítida corriente de migración que tienen por destino áreas urbanas por sobre las rurales. Según el último censo: el 57,2 % del total de los emigrantes se dirigen a las ciudades y solo el 14,5 % a las áreas rurales. Quienes migran a las áreas urbanas cuadruplican a quienes migran a las rurales.

ASPECTO TECNOLÓGICO

Es notable una baja productividad, escasa diversificación de los rubros de producción; poca generación de tecnología primaria y práctica destinada al productor, según el potencial instalado de cada ecosistema en particular, y deterioro del medioambiente debido al uso de sistemas de producción poco sostenibles.

La agricultura familiar posee un bajo nivel de capacitación y adiestramiento laboral, y escasez de oportunidades para adquirirlos. Existe una necesidad de asociarse y organizarse con el objeto de capacitación para la atención de sus intereses. A nivel general, se presenta una vulnerabilidad de la economía debido al tamaño limitado del mercado interno y la alta dependencia del ingreso de divisas de rubros agrícolas extensivos.

Toda la coyuntura genera una descapitalización de pequeños productores, atomización de la propiedad fundiaria y escasa retención de excedentes debido a elevados costos de intermediación, falta de financiación formal y altos costos de manipuleo de sus productos (transporte, almacenaje, entre otros).

Los estudios y estadísticas demuestran una ineficiencia en nuestro actual aparato de producción, que genera altos costos y se suman a la falencia de nuestro sistema de comercialización, mercadeo (calidad, presentación y sanidad del producto) y fiscalización, deprimiendo los precios al productor y restando competitividad a nivel mundial. Igualmente, las elevadas tasas reales de intereses y plazos cortos hacen cuesta arriba el uso de créditos para el financiamiento de las actividades agropecuarias.

PRECIOS E INFRAESTRUCTURA

Como es obvio, todo esto repercute negativamente en el nivel de los precios relativos (la inflación interna), desestimulando la producción agropecuaria. Las relaciones insumos (técnicos y físicos) y producto en nuestro país son muy pronunciadas, constituyéndose en otro elemento de inestabilidad que afecta la inversión a mediano y largo plazo.

La suma de actividades posfinca afecta la competitividad del productor, las cuales podemos identificar como almacenaje, transporte y puerto, que deben ser sustancialmente mejoradas, siendo el transporte el más serio de todos.

El tema puertos es el área en el que más avances se advierten, aunque aún falta una definición clara con respecto a una ley de puertos.

En la actualidad, la sobreoferta de granos y carnes a nivel mundial, que las potencias industriales colocan a bajos precios en los mercados mediante diferentes mecanismos de subsidios, también limita las posibilidades de exportación y presiona sobre nuestros precios.

LAS INSTITUCIONES Y EL SECTOR AGROPECUARIO

La debilidad del aparato institucional en las tareas de implementación de políticas de asistencia crediticia, cobertura de servicios sociales (salud, alimentación y educación), extensión, información e instrucción que requiere el pequeño y mediano productor es evidente.

Tanto el Ministerio de Industria y Comercio (MIC), responsable del desarrollo de las agroindustrias, como el Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible (Mades) muestran una participación muy “reducida” en los años 1985-1990 hasta repuntar, aunque de manera insignificante, en el periodo 1996-2001, hasta hoy.

Las entidades descentralizadas financieras que prestan servicios al sector agropecuario, como el Banco Nacional de Fomento (BNF), Fondo Ganadero (FG), Crédito Agrícola de Habilitación (CAH) y Fondo de Desarrollo Campesino (FDC), han disminuido significativamente su participación y apoyo al sector agropecuario.

Así tenemos que el BNF, entre el periodo 1996-2001, participó en solo un 46 %; el FG, de 20,8 % a fines de la década del 80 a solo 8,1 % desde 1996-2001; mientras que el CAH elevó su participación juntamente con el FDC a 10,2 % al 2001. Cabe mencionar que la tendencia se mantiene estable.

Los instrumentos de política agropecuaria con los que cuenta el país deben ser examinados con respecto a los países competidores, como ser un convenio absolutamente libre, tal vez con un pequeño porcentaje de aranceles fiscales y alguna reforma del mismo para eliminar el déficit como fuente de inflación.

FUNCIONES DEL ESTADO

Se deben sintetizar y definir las funciones, atribuciones y responsabilidades entre las instituciones del Estado y el sector privado. Es fundamental pensar en la separación del MAG en los Ministerios de Ganadería: vacuna, ovina, caprina, porcina, bufalina, aviar, peces, incluyendo Senacsa (no puede actuar como un Estado dentro del Estado) y Vida Silvestre, y de Agricultura (horticultura, floricultura), Forestal, SEAM y Suelos (minas y energía), respectivamente.

El Estado debe ser el ente que oriente, impulse, apoye, estimule, coordine, controle y proteja los frutos del esfuerzo productivo, y consolide una verdadera revolución agropecuaria.

Por otro lado, el sector privado debe participar activamente en programas de desarrollo interno y externo, programas de investigaciones, capacitación técnica y empresarial, creación de fuentes de mano de obra como un elemento de consolidación de la estructura productiva interna de la República del Paraguay.

(*) Especialista en producción agropecuaria.

 

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