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Otros países han adoptado la estrategia de las “tres erres” para el manejo ecológico-amigable de los residuos, en el cual, además de constituirse en una política ambiental de Estado, se involucra a la ciudadanía como actor responsable de generar los cambios en los hábitos diarios de consumo y la producción. La problemática que ocasionan los residuos se origina en el cada vez mayor consumo de alimentos, de comida “rápida”, “chatarra” electrónica, entre otros, ante la aparición de equipos y aparatos en nuevos modelos y versiones con una vida útil cada vez menor, lo que obliga a su abandono y desecho más frecuente. El consumo es necesario, forma parte de las necesidades del hombre, pero hoy día, y ante la degradación ambiental y el cambio climático, es importante hacerlo de una manera responsable y amigable con el medio.
REDUCIR
Se refiere a disminuir el consumo en general, haciéndolo de una manera sostenible y sin excesos, así como a reducir el volumen de basuras que se arrojan o abandonan. Para los consumidores esto implica adoptar hábitos de ahorro, lo que se traduce en beneficios para el ambiente y bolsillo de las personas. Algunos ejemplos son: economizar en el consumo de agua, energía eléctrica, papel y cartón, los combustibles fósiles para el transporte, mezclándolos o sustituyéndolos por otras fuentes, como los agrocombustibles.
REUTILIZAR
Implica volver a utilizar los insumos y productos, prolongando su vida útil. De este modo, se generan menos basuras, se protege al medio y los consumidores ahorran su dinero. A modo de ejemplo: usar bolsas reciclables de papel o tela en lugar de las de plástico, de mayor impacto ambiental. Volver a usar los envases, tarros y frascos para guardar diversos productos, incluyendo alimentos. Utilizar las pilas recargables en vez de las comunes. Reutilizar los aparatos electrónicos, vendiéndolos o donándolos a instituciones que todavía pueden aprovecharlos.
RECICLAR
Ya con varios usos y una vida útil más prolongada, los productos pueden ser reciclados, aprovechando sus partes y componentes. Los envases de vidrio y plástico; los equipos electrónicos y los restos de comidas y vegetales que pueden aprovecharse para preparar un abono orgánico o composta, para huertas y jardines, son ejemplos de reciclaje, que están al alcance del consumidor. Los envases, recipientes de plástico y los neumáticos en desuso bien pueden utilizarse para cultivar hortalizas, plantas de jardín y otras aromáticas.
CONCLUSIÓN
La literatura es coincidente en que nuestros comportamientos individuales, familiares y colectivos pueden agravar los problemas ambientales, o bien pueden minimizarlos y hasta resolverlos. Lo concreto es que el consumo irresponsable genera grandes volúmenes de residuos, muchos de ellos tóxicos para la salud, que terminan por contaminar el aire, el agua, los suelos y que, al final, provocan desequilibrios que complican la vida enla Tierra.Laresponsabilidad final es del hombre.
(*) Especialista en Comunicación Rural