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Los gases de efecto invernadero (GEI) establecen en forma natural una capa gaseosa alrededor de la Tierra, con lo que impiden que una parte de la radiación solar que ingresa se refleje de nuevo al espacio y se elimine por completo el calor que se recibe del sol.
FUNCIONES VITALES
Los principales gases de efecto invernadero se encuentran en la atmósfera de forma natural y en estas condiciones no son nocivos; a saber: el vapor de agua (H2O), el dióxido de carbono (CO2), el óxido nitroso (N2O), el metano (CH4) y el ozono (O3). Aunque solo representan el 1 % de la composición de la atmósfera, cumplen funciones importantes en la regulación térmica, ya que sin su existencia la Tierra sería demasiado fría para hacer posible la vida. En otras palabras, mantienen la temperatura dentro de un rango vital para los seres vivos.
EFECTO INVERNADERO
El efecto que provocan estos gases es lo que se denomina “efecto invernadero”. Algo similar es lo que ocurre con el ambiente que crean los invernaderos para plantas y flores que, en forma natural, mantienen la temperatura y humedad en niveles adecuados, con lo cual permiten y favorecen la vida vegetal, que, de otro modo, no sería posible en las épocas frías del año. Los GEI no son nocivos a determinadas concentraciones. No obstante, sus actuales efectos perjudiciales se deben a fuertes aumentos en su concentración, producto del accionar del hombre en la Tierra.
EL DESEQUILIBRIO Y SUS CAUSAS
Hoy día, las acentuadas, variaciones en concentración atmosférica de estos gases, resultado de las actividades humanas, alteran su equilibrio y niveles, perjudicando así el ambiente. Existen además otros gases artificiales que, en menor proporción, tienen también efecto invernadero y aparecen en la atmósfera como resultado del quehacer humano. En este grupo figuran: el monóxido de carbono (CO), el hexafluoruro de azufre (SF6), los hidrofluorocarbonos (HFC) y los perfluorocarbonos (PFC). El principal origen de los gases de efecto invernadero lo constituye la quema de combustibles fósiles, (petróleo y gas natural), incrementada por la actividad industrial, que libera gases como el anhídrido carbónico; los medios de transporte con sus emisiones de gases, como el monóxido de carbono, y la actividad domiciliaria con la quema de basuras y el vertido de residuos en diversos lugares, incluso cursos de agua. A lo señalado, se le suma la deforestación indiscriminada, la quema de campos, la agricultura y ganadería intensivas, los incendios forestales, todo lo cual contribuye a elevar su concentración y efectos en la atmósfera. A continuación, se presenta un cuadro que resume la fuente de algunos GEI, su permanencia y poder de calentamiento.
ESTRATEGIAS
Pueden citarse entre otras: el sustituir, en porcentajes razonables, los combustibles fósiles por energías renovables y limpias; el incorporar medios alternativos de transporte, como los vehículos eléctricos y ecológicos, bicicletas con bicisendas; aumentar la plantación y cuidado de árboles en las áreas urbanas y rurales, el velar por enfoques conservacionistas en la producción agropecuaria; el implementar campañas educativas de carácter teórico-práctico, que sensibilicen hacia el cuidado del ambiente, agua, suelo, árboles y biodiversidad. Es cuestión de voluntad, y de pensar más en el bien común y el futuro de la humanidad.
(*) Especialista en Comunicación Rural.