Cultivo racional de mbocayá - Dr. Carlos Loup Reyes (*)

El cultivo del mbocayá (coco) es una interesante alternativa en la lucha contra la pobreza en el Paraguay. Se estima que unos USD 60 millones sería el valor que podría ingresar cada año mediante este rubro en las zonas rurales pobres, a través del impulso de un plan de producción racional del mbocayá, en unas 20.000 ha. De esta superficie, unas 10.000 ha podrían estar distribuidas equitativamente alrededor de las 10 industrias aceiteras del ramo que existen actualmente en el país, a razón de una superficie promedio de una hectárea por familia.

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Hasta el momento, estas fábricas se proveen principalmente de recolecciones al pie de las plantas silvestres. Hay que recordar que el cultivo racional de mbocayá fue declarado “de interés nacional” por la ley n.º 4309/11, otorgándosele también los beneficios de las leyes n.º 536/90 y n.° 2421/04. En el país existen 10 industrias aceiteras que usan el fruto del coco (Acrocomia totai) como materia prima fundamental y están trabajando en general a un 30 % de su capacidad instalada, porque se proveen fundamentalmente de sacrificadas recolecciones, cuyo precio actual ronda los G. 20.000 el cajón (50 kg, aproximadamente).

PLAN NACIONAL DEL MBOCAYÁ

Sería interesante impulsar un “Plan Nacional del Mbocayá” para establecer cultivos racionales de cerca de500 a1000 haalrededor de cada industria. Y, al mismo tiempo, densificar y racionalizar áreas, donde existen los “mbocayaty” (cocotales) silvestres, a fin de establecer nuevas industrias para el aprovechamiento de los frutos, acciones con los que será factible generar un ingreso aproximado de USD 60 millones al año, para unas 20.000 familias involucradas en el proyecto, a razón de una hectárea por familia. De esa forma, se podrá abaratar el costo de la materia prima, al tiempo de aumentar el ingreso para cada campesino. Además, propiciará que la industria nacional pueda recibir materia prima de buena calidad y rendimiento óptimo. Incluso, será posible introducir en el mercado internacional aceites con precios competitivos, otorgando tranquilidad y confianza al mercado comprador, por asegurarle una provisión constante y continua. Por otra parte, la producción de biodiésel, a partir del aceite de coco, representa otra interesante opción para el mercado nacional, cuyo potencial puede ser aprovechado por las industrias dedicadas a este rubro.

PRECIOS Y PERSPECTIVAS

Actualmente, el campesino pide G. 20.000 por cada cajón de coco entregado, pero su posibilidad de cosecha es de apenas 30 cajones por familias rurales. Esto significa que su ingreso será 12 veces más de lo que hoy obtiene con recolecciones silvestres, aplicando un trabajo fácil, liviano y descansado, que inclusive los niños y abuelos pueden realizar. Con relación a la escasa colocación por hectárea, lo que le da un ingreso directo, incluso con este alto precio, de G. 600.000 por año/ha. En ese sentido, se debe considerar que ese precio pretendido es muy alto para las industrias, porque les quita competitividad en el mercado internacional y, también, les genera una importante crisis con posibles cierres de fábricas. Sin embargo, la solución propuesta es que con el cultivo racional del coco, en un sistema “al tres bolillo”, con una separación en forma intercalada de4 mentre plantas, el agricultor podrá tener unas 725 plantas por hectárea. Estas a partir del sexto año aproximadamente permitirán cosechar unos 700 cajones de coco al año, en una hectárea, los que vendiendo a G. 10.000 por cajón, que es la mitad del pretendido, hará ingresar unos G. 7.000.000 por zafra a pequeñas del carozo; a nivel industrial se puede obtener entre otros, carbón activado que tiene buen precio y alta demanda. Con el cultivo racional del mbocayá, la parcela desarrollada puede aprovecharse con cultivos asociados de renta o consumo familiar, también con plantas medicinales mientras se esperan los cinco años en que comienzan a fructificar las plantas de mbocayá cultivadas. En cuanto al costo de implantación, asciende a unos 1.000 USD/ha, incluyendo el costo de los cultivos asociados, dos por año.

(*) Químico Industrial – especialista en aceites vegetales

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