Una historia de fe y esperanza

Felices los que lloran es el título de la película dirigida por el cineasta Marcelo Torcida que, a pocos días de su estreno, ya cuenta con dos premios logrados en el festival de cine del Vaticano, además del Pez de Plata en las categorías mejor película y mejor director, en el VI Festival Internacional de Cine Católico “Mirabile Dictu”.

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La trama de la película está basada en un hecho de la vida real, según las expresiones del director Marcelo Torcida. “Es mi vida”, confiesa. Y comienza su relato: “Tuve una vida muy intensa y como consecuencia de esos excesos sufrí picos de estrés muy agudos que, incluso, me llevaron a tocar fondo y clamar ayuda al Todopoderoso... La desesperación era tal que solo podía encontrar alivio en un milagro y ese prodigio solo podía venir de un ser superior”.

Tuvo que afrontar muchas adversidades para hacer realidad su sueño de una vida mejor, pero finalmente su clamor tuvo respuesta, y sintió cambios positivos que le hicieron avizorar una luz de esperanza y paz.

“En un lapso de tres meses experimenté sensaciones que me motivaban hacia adelante... y llegó un momento en que después de 15 años sentí que mi vida se estaba encaminado nuevamente”.

En su juventud, Marcelo Torcida logró importantes marcas para nuestro país en la disciplina de la natación. En el 2008, a los 44 años de edad, volvió “al ruedo” en la competencia de nadadores másteres. Obtuvo una medalla de bronce ante varios campeones mundiales. Luego, los vaivenes de la vida lo llevaron a una desestabilización emocional; historia que, finalmente, llevó a la pantalla grande. Felices los que lloran es su ópera prima y con ella busca llevar un mensaje de fe, liberación y esperanza.

El filme, que ganó recientemente el premio Pez de Plata, en las categorías mejor película y mejor director, en el VI Festival Internacional de Cine Católico “Mirabile Dictu”, ya puede verse en las salas del Villamorra, Hiperseis, Shopping del Sol y Shopping San Lorenzo, en simultáneo en las ciudades de Encarnación y Ciudad del Este.

La fotografía estuvo a cargo del español Marc Cuxart. Las tomas se hicieron en lugares como Loma San Jerónimo, el casco histórico y otros sitios de Asunción. El equipamiento técnico se realizó gracias al soporte de la productora nacional Houston.

Torcida dice estar contento y satisfecho con los resultados obtenidos a su paso como cineasta. “Quiero llegar al común de la gente que está pasando, quizás, penurias. Quiero sembrar semillas de esperanza, demostrar que nuestra actitud es la fuerza motriz más importante en todos nosotros”, dice.

Los actores son Harry Stanley, Carlos Echeverría, Carlos Cabral, Luis Galiano, Héctor Silva, Juanma Rojas, Claudia Scavone, Carlos Ortellado, Roberto Cardozo, Fátima Fernández Mercado, Javier del Puerto y Diego Saravia.

“La selección no fue fácil, pero finalmente logramos compactar un elenco acorde a las aspiraciones. La idea era contar con un plantel no necesariamente con un CV actoral de larga trayectoria, sino también con gente que estaba incursionando recientemente en el cine, y eso se logró”, asegura el director.

Claudia Scavone, por ejemplo, hace el papel de la madre de Juan, el actor principal. Se sintió muy cómoda con el personaje. “Más allá de nuestras actuaciones, todas muy bien logradas, lo esencial es la historia. Es una película que llega, emociona, cuestiona, reflexiona; que trata el valor de la familia, la sencillez, la solidaridad. Se mencionan los principios que hacen al mérito de una persona. Puede que hasta muchos se sientan identificados con esta propuesta”.

Héctor Silva nutre la charla y dice que el mensaje que encierra la película le motivó a aceptar. Entre bromas, expresa que no tuvo una experiencia divina y admite que también llevó una vida intensa, pero las ganas de ayudar a lograr un cometido fueron más, además de la pasión de estar en las tablas con una trama que cala hondo, enfoca experiencias limitantes y la convicción de que se pueden revertir situaciones.

A decir de los protagonistas, esta es una película para no perderse. Trata vividamente el arrepentimiento, alejamiento de los excesos, malos hábitos y la consagración a Dios. Sin duda, deja una lección de vida. “Mi fe fue mi bendición”, admite, feliz, Marcelo Torcida. Enfrentó “una crisis”, aparentemente, insuperable, tanto en lo profesional como en lo personal, pero logró superarla. Solo después de confiar en el poder de la fe en Dios descubrió la fuerza para perseverar y ganar.

ndure@abc.com.py 

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