Recorrer el país con aceite de cocina

Diego Estigarribia adaptó su automóvil Mercedes Benz 300 D, modelo 1984, para utilizar alternativamente aceite de cocina residual como combustible. Ahora, el joven piensa recorrer el país a bordo de su vehículo “con olor a papas fritas”, cuidando el medioambiente y ahorrando dinero.

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El aceite de cocina suele ser un desperdicio y es un peligroso contaminante para los cauces hídricos, pero Diego Estigarribia, un administrador agrario de 32 años, se ingenió para adaptar su Mercedes Benz, del año 1984, a un sistema muy utilizado en Europa, que permite alternar gasoíl con aceite de cocina usado.

El joven usa este sistema emulando una tendencia mundial, ya que minimiza el daño al ambiente, pues no libera azufre ni dióxido de carbono, porque en el proceso de combustión el líquido se evapora por completo.

El plan de Estigarribia no es del todo descabellado si se tiene en cuenta que incluso la idea inicial de Rudolf Diésel, el inventor del motor que lleva su apellido, era que funcione con aceite vegetal, pero luego, por el alto costo que representaría, se optó por el empleo del petróleo.

A pesar del bajo costo de adaptación de este sistema y de su consumo, no se conoce otra persona que lo haya implementado en nuestro país. Según Diego, el sistema que creó es muy casero y lo hizo él mismo, pero no afecta el funcionamiento ni el rendimiento del automóvil. “La única incidencia que tiene es una casi imperceptible baja en la potencia”, comentó.

Diésel vs. restos de fritura

El rendimiento entre el diésel y el aceite vegetal residual es el mismo, mientras que la mayor diferencia está en el precio. El diésel normal se comercializa a G. 6890 el litro y el aceite usado se vende a G. 1000.

En los Estados Unidos, varias cadenas de comida rápida regalan aceite –lo que para ellos es un desperdicio– a las personas que utilizan este sistema y cada vez es más común, ya que tiene casi una década de difusión en esa región. En cambio, para nuestro país es algo completamente nuevo y los locales gastronómicos prefieren seguir vendiendo sus residuos a esporádicos fabricantes de jabón.

Diego implementa este sistema desde hace siete años; antes lo hizo de manera experimental en otros vehículos más antiguos, incluso en camionetas. El auto que usa actualmente lo compró exclusivamente para usar el aceite como carburante.

Mencionó que el vehículo expide el olor de lo que se haya freído. “Obviamente, si se preparó milanesas con este líquido, eso es lo que va a oler la gente a tu paso. Pero es una buena opción”, explicó entre risas.

El joven comentó que la instalación es más factible en vehículos antiguos con bomba inyectora convencional y, preferentemente, de inyección indirecta. “Recomendaría modelos de año 2000 para abajo, ya que los nuevos tienen más detalles y sería más complejo”, explicó.

A través de algunos contactos, Diego consigue donaciones de aceite usado en locales gastronómicos. Manifestó que ahora su objetivo es recorrer todo el país con su “olor a papas fritas”. Dijo que para ello debe reunir una gran cantidad de aceite y, con un poco de tiempo, planea recorrer por regiones todo el Paraguay.

“Con los vehículos que utilicé anteriormente pude recorrer gran parte del Paraguay, pero ahora mi objetivo es mostrar que esta es una opción totalmente confiable, ecológica y, sobre todo, económica”, expresó.

La operación del carburante es posible mediante la colocación de un tanque extra para el aceite, que antes de cargarse debe ser filtrado para reducir al máximo las impurezas. También, se deben colocar dos llaves para determinar el uso de diésel o aceite.

El encendido del motor se debe hacer siempre con diésel, pero una vez caliente –que suele ser en unos 3 km–, se para el automóvil y se abre la llave para usar el aceite residual.

El carburante pasa por un radiador para que, al llegar al motor, tenga una temperatura de unos 90 a 100 OC, permitiendo que la combustión sea idéntica a la del diésel.

La inversión requerida para la instalación de este sistema es de aproximadamente G. 1.300.000, según explicó; pero a cambio se puede adquirir combustible a G. 1000 el litro, ahorrando mensualmente una importante suma de dinero.

Diego dijo que no busca que lo contraten para esto, ya que lo hace por hobby, sino que la gente se anime a poner en práctica la técnica por sus diversos beneficios. Aseguró que no se conocen casos en los que se hayan arruinado vehículos por utilizar este carburante, siempre y cuando se haga de manera correcta y responsable.

Afirmó que está dispuesto a asesorar –sin costo– a quienes se animen a esta nueva forma de andar.

Ecología

El aceite vegetal que se desecha en las casas tiene grave incidencia en la contaminación de los cauces hídricos. Un solo litro de aceite contamina 1.000.000 de litros de agua, ya que se crea una capa que evita la oxigenación del vital líquido, destruyendo la fauna y la flora.

En los hogares se utilizan más de 40 billones de litros de aceite al año, de los que el 46 % es desperdiciado.

Según Diego, la utilización de estos residuos como carburante es una solución porque durante su uso el líquido se evapora por completo.

mbareiro@abc.com.py

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