¿Por qué somos diestros o zurdos?

Escribir con una mano u otra, o bien utilizar para unas cosas la izquierda y para otras la derecha no es una decisión voluntaria, sino una cuestión genética que heredamos de nuestros padres. La clave de todo está en el cerebro.

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Si hacer las cosas “a derechas” quiere decir hacerlas bien y “ser diestro” en algo es ser hábil, el lenguaje es mucho menos amable cuando se refiere a la izquierda. Así, el término sinister, que en latín significa izquierdo, ha derivado en la palabra “siniestro”, que asociamos con algo aciago o malvado. 

En el pasado se llegó a creer que las personas zurdas tenían algún tipo de tara e, incluso, se ha llegado a decir que eran más propensas a cometer crímenes o estaban relacionadas con el demonio. De hecho, hasta los años 60, a los niños zurdos se les trataba de “corregir” la zurdera, y se les obligaba a escribir y hacer el resto de las tareas con la derecha.

“Eliminar la zurdera no supone ningún beneficio, por eso dejó de hacerse”, manifiesta José Ramón Alonso, catedrático de Biología de la Universidad de Salamanca, y director del Laboratorio de Plasticidad Neuronal y Neurorreparación del Instituto de Neurociencias de Castilla y León.

Problemas de zurdos en un mundo de los diestros

No obstante, el profesor señala que en algunos países todavía se lleva a cabo. “En China se sigue viendo mal a alguien que usa la mano izquierda y a los niños se les corrige. De hecho, el porcentaje de zurdos en China es menor que en los países occidentales”, apunta.

“Las encuestas realizadas entre estudiantes chinos desde los años 80 reflejan que menos del 1 % son zurdos. Esta es una cifra extraordinariamente baja, dado que entre el 10 y 12 % de los humanos son zocatos”, indica Howard Kushner, profesor emérito de Ciencias del Comportamiento en la Universidad Emory de Atlanta (EE. UU.), en su artículo titulado ¿Por qué (casi) no hay zurdos en China?.

Si bien a los niños de países occidentales ya no se les “corrige” la zurdera, quienes usan su mano izquierda han de adaptarse a un mundo diseñado para diestros. 

Así, utilizar objetos cotidianos, como las tijeras, los cuadernos de anillas, el ratón del ordenador o la palanca de cambios del automóvil, les suponen ciertos problemas. 

Pese a todo, a los zurdos no les ha ido nada mal, pues personajes tan célebres en la actualidad, como Barack Obama, Bill Gates, Bruce Willis o Julia Roberts, entre muchos otros, lo son. Personajes históricos que lo fueron también son innumerables, pero Marilyn Monroe, Charlie Chaplin, Julio César o Napoleón Bonaparte son un buen botón de muestra. 

Mención aparte merece el tenista Rafael Nadal, quien –aunque es diestro para todo lo demás– utiliza la raqueta con la mano izquierda.

En este sentido, José Ramón Alonso –autor del blog Neurociencia en español (http://jralonso.es/)– aclara que, además de diestros y zurdos, “hay personas ambidextras, que usan igualmente ambas manos, y de preferencia mixta, que son las que para una tarea –por ejemplo, escribir– prefieren una mano y para otras cosas prefieren la otra”.

El especialista explica que somos mayoritariamente diestros desde hace muchos milenios y no solo los Homo sapiens. “Los esqueletos de los neandertales muestran que los huesos de los brazos y hombros derechos son más robustos, lo que sugiere un uso predominante de esa mano”. 

“Los cráneos del Homo heidelbergensis encontrados en Atapuerca (Burgos, España) muestran marcas en los dientes que se suponen hechas al morder un trozo de carne y cortarlo con una piedra afilada. El ángulo de las marcas indicaría que la herramienta de cortar era manejada con la mano derecha. Por tanto, los registros fósiles de este y otros lugares sugieren que los homínidos eran también mayoritariamente diestros, y esa preferencia tiene, al menos, un millón de años de antigüedad”, destaca.

Falsos mitos

Pero ¿qué determina que seamos diestros o zurdos? El profesor Alonso subraya: “Curiosamente, somos diestros porque nuestro cerebro es zurdo”. El neurocientífico explica que hay un hemisferio cerebral dominante y, en la mayoría de las personas, es el izquierdo. “Por decirlo de una manera sencilla, la parte izquierda del cerebro controla la parte derecha del cuerpo”, apunta.

“La idea más aceptada sobre el origen de la zurdera es que se basa en un vínculo con el procesamiento del lenguaje. El uso de la mano y la producción del habla son dos actividades que requieren un control muscular fino y preciso, y una alta actividad cerebral con un fuerte consumo energético. Una posibilidad es que fuese más eficaz, evolutivamente, concentrar ambas funciones en el mismo hemisferio que tenerlas dispersas por toda la corteza cerebral”, relata.

“Dado que la mayoría de la gente tiene las funciones del lenguaje localizadas en el hemisferio izquierdo, la mayoría de los centros que gobiernan la motilidad fina de la mano se localizarían en el mismo hemisferio, lo que implica que la mayoría de la gente sea diestra”, expone.

Sin embargo, Alonso precisa que lo contrario no se cumple. “Los zurdos tienen una organización cortical mucho más heterogénea, en la que el área de procesamiento de las palabras puede estar en el lado izquierdo, derecho o ambos”, apunta.

El científico explica que “tanto la asimetría cerebral como la preferencia de mano son tendencias heredables y se supone que hay, al menos, 40 genes que influyen en que seamos diestros o zurdos”. 

“El grupo de William Brandler de la Universidad de Oxford ha estudiado estos genes implicados en la preferencia de mano y uno de ellos, el llamado PCSK6, es el que mostraba una correlación más clara. Este gen tiene un papel crucial en la aparición de la asimetría corporal durante el desarrollo fetal. Si se muta experimentalmente en ratones, el resultado es que el roedor tiene los órganos en el lado contrario del cuerpo, de modo que el corazón está en el lado derecho, y el hígado, en el izquierdo”, describe. 

Alonso añade que todas las mutaciones comunes que se relacionan con la preferencia en el uso de una mano tienen que ver con genes implicados en la asimetría corporal.

Hay un gran número de estudios sobre la zurdera, algunos con resultados de lo más sorprendente. 

Uno de los que más repercusión alcanzó señalaba que los zurdos morían más jóvenes. No obstante, existe una explicación lógica. “Hace 100 años se corregía la zurdera, por lo que la proporción de zurdos era del 2 %. Sin embargo, desde los años 60, esto ya no se hace y la proporción de zurdos está en torno al 12 %. Así, algo tan llamativo se basa en que en la población joven hay más zurdos y, por lo tanto, entre quienes mueren jóvenes hay más zurdos que entre quienes mueren a los 90 años”, describe Alonso.

Los zurdos no mueren más que los diestros ni lo hacen a edades más tempranas, aunque hay alguna excepción.

“Un estudio que se hizo con la población inglesa mostró que los zurdos habían muerto más durante las dos guerras mundiales. Pero si nos fijamos en cómo es un fusil Mauser, el cerrojo, que es con lo que recargas el arma, se maneja con la mano derecha. Por lo tanto, los zurdos tenían más dificultades para utilizarlo”, aclara.

“Existe una importante cantidad de estudios sobre la zurdera, algunos son abordados con imparcialidad y seriedad, y otros, con menos rigor. Además, abundan los mitos en relación con los zurdos que surgen cada cierto tiempo y se extienden con rapidez”, concluye el especialista.

EFE/REPORTAJES

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