“Nunca me retiré del todo”

El cantante y compositor Rolando Percy vuelve a subir a los grandes escenarios para cautivar a sus seguidores. La cita será el 5 de noviembre, día que también presentará su cedé titulado Canciones inolvidables.

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“A los 10 años ya me habían seleccionado como primera voz en el colegio Manuel Belgrano de Corrientes, Argentina, para cantar el Himno Nacional”, recuerda con una enorme sonrisa el cantante y compositor Rolando Percy, cuando habla de sus inicios y la infancia que pasó desde que tenía seis meses en Argentina, debido al exilio de su padre, el febrerista Percio Villalba Recalde.

A partir de aquel instante descubrió la definición exacta de lo que es la pasión y el entusiasmo. Y le siguió al corazón. A los 14 años ganó su primer festival L+5, organizado por radio Resistencia Chaco yrealizado en la avenida principal de la ciudad argentina. Fue el trampolín para actuar en el restó-bar Stella Marys. “El guitarrista Alberto Danuzo me escuchó y consideró que era una buena figura para actuar en el restó”, afirma sin dejar de sonreír.

Pero fue a los 20 años que inició su carrera como profesional, integrando, primero, por más de una década, el conjunto de los BluesCaps, agrupación que alcanzó los más altos niveles de popularidad en Buenos Aires, Argentina, entre 1967 y 1977. Luego formó su propio conjunto: los Big Ben.

Finalmente, desarrolló una destacada actuación como solista y así resultó ganador en varios certámenes internacionales, llegando al Festival de la Canción OTI, un espectáculo de intercambio de expresiones culturales, especialmente, musicales. “Para representar al Paraguay en la OTI, todos los años se realizaba el prefestival en Asunción, en el que tuve la dicha de ganar tres de ellos. Al cuarto fui elegido por Maneco Galeano para defender su canción Cantando y gané el cuarto puesto, entre 32 países. Este festival fue realizado en Chile, en 1987”, evoca con orgullo.

En el 89 representó al país en la OTI de Bolivia; luego, en el 90, en el concurso organizado en Las Vegas, EE. UU., y, finalmente, en el encuentro realizado en el Paraguay, en 1995.

Igualmente, participó de otros festivales, ganando el primer puesto en el Internacional de Mar del Plata, por ejemplo, con la canción Te digo adiós antes de partir. “Fue en 1971”, señala.

Al año siguiente se alzó con otro galardón en el festival latinoamericano que tuvo como escenario la ciudad de Nueva York, con la canción Son las seis. Y cuatro años más tarde, otra distinción, esta vez el cuarto lugar en el festival Cumbres del Mundo, en Bolivia, con Cartas de Navidad.

Hizo un paréntesis sobre los grandes escenarios, aunque confiesa que nunca se retiró del todo. “Seguí cantando en cumpleaños y fiestas privadas de mis amigos. ¡Gracias a Dios continúo hasta hoy!”, exclama.

La vuelta a las tablas ante su público supone una gran expectativa. “Mi representante y amigo Daniel Martínez me sugirió la bella idea de cubrir el vacío que dejó el gran Marquito de Brix. Estamos planificando volver a los escenarios del Paraguay. Por de pronto, el sábado 5 de noviembre, en el restaurante Ciervo Blanco, a las 21:00, cantaré para mis amigos los éxitos del ayer. También presentaré mi nuevo disco retro Canciones inolvidables. Les espero a todos”, invita.

Percy es además compositor. “Lo que más me apasiona después del canto es componer. Entre las 500 composiciones te puedo nombrar algunas, como Déjame mirarte, Sentado en el cordón de la vereda, Por tu hijo, Lágrimas de una madre y Cartas de Navidad, que grabé en los sellos de Music Hall Odeon, Buenos Aires”, cuenta.

Siente una gran responsabilidad al escribir una nueva obra, porque es algo que nace del deseo del compositor, con la blancura de algo que no conoce y con lo que comienza de nuevo a ser compositor. “Me inspira la vida toda”, afirma.

Rolando Percy busca la emoción desde ese talento heredado de su madre y de ese sentimiento hace partícipe a los demás. “Cuando uno escribe o canta, hace un ofrecimiento a los demás; comunica lo que vivió o sintió, o lo que sintieron otros, pero siempre desde el corazón”.

Asegura que seguirá trabajando en esto que le apasiona: la composición y el canto. “Hasta que la vida me permita”, dice.

¿Y cómo es su vida actualmente? “Vivo feliz con la familia que Dios me regaló. Con mi esposa, María Luz, tenemos tres hijos: Érika, Dahiana y Rolan, y cuatro nietos, que son un regalo del cielo. Siempre rodeados de mis hermanos, Carmen, Stella, Óscar, Antonio y Jorge”.

Durante la entrevista, en su casa del barrio Lambaré, canta a capela Ese hombre soy yo y Detalles, de Roberto Carlos. Su voz resuena clara y firme, un adelanto de lo que será la noche del 5 de noviembre, en Ciervo Blanco.

ndure@abc.com.py

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