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Silvio viene de otra área distinta al arte. Viene de hacer oficina, de trabajar con marcas de lujo, con la moda; hasta fue embajador de una firma francesa. Estudió Ciencias Económicas y Administración, pero encontró su veta artística y pasión en el minimalismo y algo o mucho de concretismo dentro de la geometría contemporánea.
Si bien es autodidacta en el campo de las artes visuales, desde que “tiene uso de razón” ama dibujar y pintar. “Eso viene de mi pasión por la arquitectura y el arte, aunque mi profesión sea otra... pero eso ya es pasado. Ahora estoy haciendo lo que siempre quise y por fin me animé a lanzarme”, dice, entusiasta, durante la entrevista.
Se explaya diciendo que tiene formación teórica, de leer y estudiar desde hace años, sobre todo en lo que a arte geométrico se refiere, el minimalismo, suprematismo (arte enfocado en las formas geométricas, Malevich). “La parte técnica y práctica las desarrollo en el taller de Félix Toranzos”, cuenta.
Ese taller en el que se “cuecen” obras con amor al trabajo; en el que está reunida toda la parafernalia del artista: sus pinceles, pinturas, caballetes, libros, fotos, piezas recogidas en la calle, revistas, y hasta objetos íntimos y mucha luz; allí es donde Silvio encuentra inspiración.
-¿Con qué herramientas, materiales y temáticas trabajás más? ¿Por qué elegís los materiales que utilizás para trabajar?
-La geometría siempre como punto de partida y la obsesión por la figura del cuadrado y el cubo como poliedro podría decir que son mis figuras fetiches desde siempre. Eso requiere trabajar con elementos firmes y precisos: reglas, escuadras, y muchos colores primarios y paneles confeccionados especialmente. Los materiales que utilizo para trabajar son los que más se aplican a la técnica que desarrollo, como la pintura acrílica, los bordes firmes y campos de color.
-¿Cuál es tu figura geométrica favorita?
-Es el cuadrado como polígono y el cubo como poliedro, por su solidez, fuerza, perfección y orden.
-¿Qué intentan exteriorizar tus obras?
-Creo que mi arte es emocional y muy espiritual. Hago meditación desde hace casi 20 años y eso se transmite en mis obras: colores planos, paisajes infinitos, bloques sólidos suspendidos en el vacío... Mucho azul –mi color favorito–, armonía, equilibrio, belleza. Uso colores de alto impacto y mucha fuerza, muy energéticos, como también colores suaves, tranquilos, que invitan a la calma... un estado más zen.
-¿Y cómo es tu espacio de inspiración?
-Me encanta meditar antes de pintar; es como un viaje cósmico del que regreso lleno de ideas fantásticas y con la calma necesaria que demanda la tipología de mi obra: ordenada, pulcra y equilibrada.
-En ellas, ¿cuánto hay de pensado y cuánto de espontáneo?
-Al tratarse de geometría, siempre hay algo o mucho de pensado con anterioridad. Trabajo primeramente con bocetos a escala, muchos números, fórmulas metódicas, pero la idea ya está rondando desde mucho antes. Tengo una cantidad impresionante de gráficos que nunca sé cómo van a acabar y ahí viene lo espontáneo. En el momento surge algo que agregar o, como soy tan minimalista, algo que sacar o eliminar hasta que quede lo esencial. A veces, primero pienso en el color sin siquiera tener la forma o idea definida. Es tan espontáneo como pensado.
-¿Qué te interesa que generen en el espectador?
-Hay un juego espacial entre el vacío y la forma, el ruido y el silencio que generan quietud en medio del caos, invitando al observador a inventar su propia historia, dentro del onírico mundo de la geometría, los colores infinitos y laberintos isométricos.
-¿Qué harías para mejorar la relación artista, galería de arte y público?
-Como artista emergente, agradezco a las galerías de arte y público que apostaron por mi arte desde un principio. El público hoy tiene más acceso a las galerías, al igual que el artista, generando así esa dinámica de mercado (creativo, medio y comprador). También, las redes sociales y diferentes plataformas ayudan a ese acercamiento. Las galerías cumplen un papel fundamental al hacer de nexo, promoción del artista, asesoramiento y posterior venta. Yo encuentro mucha participación del público cuando doy a conocer una obra; uso mucho Instagram para esto y, en paralelo, con las galerías que exhiben mis obras.
-¿Dónde te gustaría exponer?
-Me encanta saber que mi obra está expuesta en la pared de alguien a quien le haya gustado mi trabajo; en una casa, oficina, lugares habitados, más allá de los museos o galerías. Y como soñar no cuesta nada, ¿por qué no?, en alguna galería de Nueva York, Londres o Berlín (risas).
-¿Creés que el público paraguayo sabe apreciar y consumir arte?
-Creo que hay un público diverso, emergente; una generación más informada y con más acceso en el arte actual. Sé de mucha gente joven que consume y gente que lo hizo siempre. La promoción en las redes sociales para dar a conocer tu obra tiene un alcance que antes hubiera sido imposible. Una obra creada hoy ya puede ser vista del otro lado del mundo y pueden seguirte paraguayos, extranjeros, hasta galerías de arte nacional o internacional interesados en tu artwork.
-¿Referentes artísticos?
-Locales: Enrique Careaga, Carlos Colombino, Félix Toranzos y los colores planos de Michael Burt, quien me guio en mis comienzos. Pero, sin duda, mi despertar e interés por el cuadrado le debo a Josef Albers; fue amor a primera vista –Homenaje al cuadrado–, y otros, como Ellsworth Kelly, Malevich, Kandinsky y la escuela del Bauhaus. Además, arquitectos, como John Pawson, Tadao Ando, Scarpa... La arquitectura, siempre como inspiración; es como un círculo: siempre vuelvo a la arquitectura.
-Estás preparando tu primera exposición individual.
-Mi primera exposición individual será el 24 de julio, en el Centro Cultural Paraguayo-Americano, a las 19:00. El año pasado expuse en CasaCor. También tengo obras en la colección Nasta de Fundación Texo.
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Instagram: @silvioalder
Fotos: Gentileza.