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Con el ingreso de la primavera, el árbol de jacarandá comienza a teñir de azul violáceo nuestra ciudad y otras zonas del país. Sus frutos —unas cápsulas leñosas planas cuyas partes cóncavas y convexas están unidas mientras aún son verdes— se vuelven de color marrón oscuro al secarse. Luego caen al suelo y se parten de manera natural.
Las partes del fruto tienen diversos usos; sirven para elaborar objetos ornamentales, bisutería u otros accesorios, pero, generalmente, por su forma, los niños suelen usarlos para producir un sonido que imita al de las palmas.
Y, precisamente, viendo cómo se desperdician, en la actualidad, los frutos del jacarandá e inspirado en los recuerdos de su niñez cuando jugaba con el ka’i jepopete durante la siesta, como era costumbre en las décadas de los 50 y 60 del siglo pasado, Ángel Meza decidió darles nueva vida y utilidad. “En más de una ocasión recibimos severas reprimendas de nuestra madre por hacer ruido a la hora en que la gente descansaba”, recuerda.
Meza “reinventó” el ka’i jepopete, le dio forma de corazón, le agregó una correa a cada parte por la cual se pasan las manos para sujetarlo y hacerlo chocar uno contra otro para producir el sonido, le puso color y comenzó a fabricarlo con un material plástico, el polipropileno, y lo denominó en guaraní: Hakarandá Pú o canto del jacarandá. “Obviamente, yo no lo inventé, solamente le volví a dar vida después de 55 años; es un redescubrir lo que la naturaleza nos ha proporcionado. Solo le di un uso específico”, explica.
En el 2014, Ángel Meza comenzó a elaborar artesanalmente los Hakarandá Pú junto con su esposa, Lidia Coronel. “Ella me ayudaba a pintarlos a mano”, explica. Hoy, ya hechos con otro material, la iniciativa se ha convertido en todo un emprendimiento familiar con el cual colaboran también sus hijos Diego y Zaida.
El Hakarandá Pú, al igual que la vuvuzela (palabra cuyo origen sería la palabra vuvu, “hacer ruido”, en idioma zulú; o de un término sudafricano más coloquial, “baño de sonido”), que se utilizó en el Mundial de Fútbol de 2010 en Sudáfrica, también sirve para hacer ruido y alentar a los equipos deportivos, por ejemplo, pero sin que el sonido sea molesto.
“Ahora lo estamos lanzando con los colores de la Albirroja”, cuenta. Inicialmente, este mes se realizó el lanzamiento de mil pares de Hakarandá, con los colores rojo y blanco. El objetivo de Meza es que sea utilizado para alentar a nuestra selección nacional de fútbol hasta octubre del 2017. “Quiero que todos vayamos al estadio a alentar a nuestro equipo con el Hakarandá Pú”, señala. Resalta que el objeto es ideal para llevar a la cancha porque no puede ser utilizado como arma contundente. “No es peligroso ni causa daño como otros elementos que son arrojados con la intención de lastimar. Su propósito es que la gente pueda producir un sonido fuerte, más consistente y armonioso”.
No obstante, si surgen pedidos de clubes de fútbol, empresas, instituciones educativas, partidos políticos o para celebraciones infantiles, entre otros, los jacarandás serán personalizados y adoptarán los colores de los solicitantes.
Acerca del nombre final de su redescubrimiento afirma que saldrá de la misma gente que la usará, dado que con el tiempo se sabrá si será Hakarandá, ka’i jepopete o, simplemente, ka’i. “No sé cómo quedará al final, pero de lo que estoy seguro es que va a gustar a todos, y cada uno o en forma grupal sabrá quitarle el sonido, el ritmo y dotarle la letra más apropiada”.
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Fotos ABC Color/Gustavo Báez/Claudio Ocampo.