Intimidad

Luego de una preparación de más de cuatro años —“aunque en el último fui acelerando bastante”—, el artista visual Luis Torres expondrá 25 obras. “Esculturas pequeñas, medianas y grandes”, en una muestra que se inaugurará el 10 de abril y se prolongará hasta el 30, en el Museo de Sillas.

Esta no es la primera exposición del escultor. Sus inicios en el arte fueron con la pintura. “Comencé a principios de los 80. Gané unos cuantos premios”. Desde entonces, fiel a su estilo, este no ha variado. “Utilizo la técnica mixta”. Hasta hoy atesora una de sus pinturas en su hogar. Pero tuvo que abandonarla. “Dejé de hacer arte una temporada, por cuestiones económicas. Era pobre y tenía que mantener a mi familia”.

Arquitecto de profesión, admite que dedicarse a esto absorbe mucho tiempo, pero lo invertido no reditúa tanto dinero. “No se puede ganar mucho”. Comenta que en nuestro país aún no se reconoce el trabajo del artista.

La muestra

El nombre que lleva esta exposición, Intimidad, se refiere justamente a toda la temática que le preocupa desde hace tiempo, que está resolviendo y tratando de comunicar hace años. “Mi preocupación es la intimidad del ser mismo; ese ser espiritual que todos tenemos, que todos somos, en última instancia”. Es lo que transmite en sus obras: el individuo que vive, se preocupa de su vida interior, pasado, presente, problemática; qué va a hacer y quiere ser. “O ¿por qué soy así o no?, ¿por qué soy pobre, miserable, egoísta?”. En síntesis, el ser y su circunstancia. Hay un montón de variedades de temas que se encaran con las obras, siempre referidos a esa intimidad del ser mismo. “Son una preocupación, a veces. De repente, una propuesta o esperanza sobre ese ser”. Hierro, madera y resina poliéster son los materiales que preponderan en la mayoría de sus obras, aunque últimamente está anexando el cuero, los hilos... “Todo lo fabrico acá; nada es comprado, excepto los caños, las varillas y chapas. Todo se corta, se le da forma y textura”.

El artista apunta con su arte a transmitir lo que ve en su interior, lo que siente, percibe, cree que quiere mostrar y tiene que contar. “Tengo ganas de que la gente, en cierta medida, disfrute de mi arte. Eso es todo, pero si alguien quiere comprar, mejor”. Sin embargo, subraya que el leitmotiv de su obra no es el lucro, “pero me encanta que se venda; me pone muy contento”.

Él sabe muy bien lo que se quiere en el mercado y lo que se va a vender. “Estoy seguro de lo que a la gente le gusta”. Pero aun así se arriesga. Revela que cuando las vacas estaban flacas, intentó hacer un estilo más comercial. “Pero al instante me desvié y terminé haciendo una obra de la forma en la que siempre hago”. En un medio como el nuestro, en el que vivir del arte es muy difícil, eso es ser fiel a uno mismo. “Cuesta muchísimo, pero gracias a Dios, todo se puede”.

La invitación está hecha para el viernes 10 de abril, a las 19:30.

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