Endulzando la Pascua

Pascua sin huevos de chocolate es como Navidad sin pan dulce. Así mismo. Por eso, una vez más, recordamos esta dulce tradición para todos nuestros lectores y les damos una receta para preparar y celebrar en familia.

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La tradición de regalar huevos de Pascua viene de hace muchísimos siglos. Los sitios de información señalan que todo se debe a que los cristianos católicos, seguían la abstinencia cuaresmal al pie de la letra y, por lo tanto, no podían comer huevos ni tampoco productos lácteos. A los fieles, entonces, no les quedaba más remedio que guardarlos y, una vez terminada la Cuaresma, regalarlos porque, claro, con tantos huevos en la alacena, imposible comérselos todos. El Domingo de Pascua, en esa época, todas las personas se reunían portando los huevos delante de la iglesia de su ciudad para que el sacerdote los bendijera en la primera función litúrgica. En fin, ya les decíamos que esto era de larga data, porque en el siglo XVII, al papa Alejandro VII no le quedaba muy claro esto de no comer huevos y lo hizo público en un decreto publicado el 18 de marzo de 1666. Quedaba constatado así que ya en aquella época su consumo habría sido permitido. Entonces, cabe decir, querido lector, que los tiempos cambian y que la Iglesia católica recomienda solamente la abstinencia de carne los viernes de Cuaresma. Aun así, la costumbre de regalar huevos continuó, principalmente en los países anglosajones, Estados Unidos y en la Europa Central. Es un regalo muy apreciado por aquel que lo recibe. Vienen pintados de diferentes colores y se regalan en pequeños canastos. Uno de los países europeos que vive esta festividad con mayor intensidad es Alemania; se sabe, curiosamente, que la tradición en Estados Unidos comenzó gracias a unos alemanes que promocionaron dicha costumbre en aquel país. Como que la mayoría de ellos son para los niños, no solamente hay huevos de gallina, sino también de chocolate. ¡He aquí la cuestión! En este punto de la historia es cuando se inicia la presentación de los chocolates con formas de huevos o conejos. Pero ¿por qué son de chocolate y por qué tienen colores vivos? Esa es otra historia y se remonta a la Rusia de los zares. Hacia el siglo XVIII, en Europa del Este, se celebraba la Pascua regalando huevos duros, como una manera de reafirmar la llegada de una estación próspera. En tiempos de hambre, tenían su onda, aunque por regla general no resultaba un regalo muy atractivo. Así que los zares le dieron la vuelta de tuerca para marcar su categoría high class: empezaron a confeccionarlos de porcelana, a decorarlos con joyas y metales y preciosos, y a coleccionarlos. En otro de los sincretismos que ni la historia puede explicar, el catolicismo ortodoxo exportó los huevos de colores a Occidente, donde gustaron mucho. Los huevos duros y decorados se expandieron como una simpática moda a mediados del siglo XIX, hasta que un suizo, sagaz y voluntarioso, intuyó de que si los elaboraba de chocolate se convertirían en un éxito inmediato. Y así están las cosas hasta el día de hoy.

Huevos decorados

En nuestro país, los capos de la gastronomía, las grandes confiterías ofrecen roscas de Pascua y algunas vienen decoradas con huevos duros pintados. En muchos hogares también se prepara esta receta para celebrar en familia. Pero los que más abundan son los chocolates en distintas formas y sabores. Y quienes disfrutan son los chicos, ya que sigue vigente la costumbre de esconder los huevos para que al amanecer del Domingo de Pascua se diviertan buscando y luego saboreándolos. Durante la Pascua, se celebran en distintos lugares del mundo procesiones religiosas, así como celebraciones litúrgicas. Las costumbres del Domingo de Resurrección varían en todo el mundo cristiano, pero la decoración de los huevos de Pascua es común en el mundo occidental.

Pintados de rojo

Existe una tradición que explica el motivo por el que muchos de estos huevos estén pintados de rojo. Según esta leyenda, unos vecinos de Jerusalén dieron a unos niños unos huevos para que se los tirasen a Jesús cuando este pasara delante de ellos camino del Calvario. En el momento que estos lo tocaron, los huevos se cubrieron de sangre.

¡A jugar!

Muy conocido también es un juego que consiste en rodar huevos sobre el césped del jardín de la casa o en el campo, intentando que estos no se rompan. La tradición popular lo relaciona con el hecho de rodar la piedra del sepulcro en el cual habían sepultado a Jesús. En Francia y en otros países europeos, era tradición que el Domingo de Pascua los jóvenes organizaran procesiones para recoger huevos y después donárselos a los hospitales y centros de acogida.

Protagonistas en otras épocas

Los huevos también fueron protagonistas en la época griega. Los griegos pintaban huevos para comerlos en las fiestas de primavera, pero no fue esta tradición la que motivó que dicho producto alimenticio fuera el protagonista de la Pascua. También los huevos en muchas culturas significaron vida y fertilidad y, en la antigua Roma, se regalaban en los festivales de primavera. En España, además del tradicional huevo de Pascua, son muchos los lugares que acompañan la merienda con la tradicional mona de Pascua. En Inglaterra, en los pueblos de las montañas, esta celebración se inicia al amanecer del Domingo de Pascua. Hombres y mujeres suben a lo alto para ver nacer el sol de la Resurrección. Al día siguiente, desde allí hacen deslizar huevos de vistosos colores que ruedan alegremente por las laderas y se pierden entre la vegetación de valles y llanuras.

Leyenda del conejo

Su origen se remonta a las fiestas anglosajonas precristianas, cuando el conejo era el símbolo de la fertilidad asociado a la diosa Eastre, a quien se le dedicaba el mes de abril. Progresivamente, se fue incluyendo esta imagen a la Semana Santa y, a partir del siglo XIX, se empezaron a fabricar los muñecos de chocolate y azúcar en Alemania; esto dio origen también a una curiosa leyenda que cuenta que, cuando colocaron a Jesús en el sepulcro cuyo propietario era José de Arimatea, dentro de la cueva se encontraba un conejo escondido que, muy asustado, veía cómo toda la gente entraba, lloraba y estaba triste porque Jesús había muerto. El conejo se quedó ahí viendo el cuerpo de Jesús cuando cerraban la entrada, y se preguntaba quién era ese Señor a quien querían tanto todas las personas. Así pasó mucho rato, todo un día y toda una noche, cuando de repente el conejo presenció un hecho sorprendente: Jesús se levantó y dobló las sábanas con las que lo habían envuelto. Un ángel quitó la piedra que tapaba la entrada y Jesús salió de la cueva ¡más vivo que nunca! El conejo comprendió que Jesús era el Hijo de Dios y decidió que tenía que avisar al mundo y a todas las personas que lloraban que ya no estuvieran tristes porque Jesús había resucitado. Como los conejos no pueden hablar, se le ocurrió que si les llevaba un huevo pintado, ellos entenderían el mensaje de vida y alegría, y así lo hizo. Desde entonces, cuenta la leyenda, el conejo sale cada Domingo de Pascua a dejar huevos de colores en todas las casas para recordarle al mundo que Jesús resucitó y hay que vivir alegres.

¿Que significa Pascua?

Pascua es una palabra de origen hebreo (pesáh) y griego (pascha). En español significa "paso", "salto", "el paso del Señor". La Pascua, también llamada Pascua Florida, Domingo de Pascua, Domingo de Resurrección o Domingo de Gloria, es la fiesta central del cristianismo, en la que se conmemora, de acuerdo a los Evangelios canónicos, la Resurrección de Jesús al tercer día después de haber sido crucificado. La Pascua marca el final de la Semana Santa, en la que se conmemora la crucifixión y muerte de Jesús.

¿Por qué la Pascua dura 50 días?

Es una fecha simbólica, equivalente a siete semanas, signo de plenitud e imagen de la eternidad que esperamos obtener con la Resurrección de Cristo, que es señal de nuestra propia resurrección. De hecho, el día 50, el domingo de Pentecostés, los discípulos recibieron la plenitud del Espíritu Santo y empezaron a predicar el Evangelio. Fue el principio de la vida de la Iglesia y el inicio de la acción evangelizadora que perdura en la Iglesia misionera. Entonces, que la fiesta de hoy sirva también para comparar las enseñanzas de este Maestro del amor con nuestro estilo de vida y de esta manera contribuir al enaltecimiento de los valores humanos en nuestra sociedad. No olvidemos que la verdadera grandeza se mide por nuestra capacidad de servicio.

Huevos “made in casa”

Ingredientes: baño de repostería de chocolate semiamargo 500 g, baño de repostería de chocolate blanco 200 g, bombones cantidad necesaria.

Así se hace: Los moldes deben estar limpios y secos. Derretir el chocolate a baño María durante 1 min. al 50 % por cada 100 g. Colocar una parte del chocolate en una manga descartable y cortar la punta. Formar un zócalo en el borde del molde y mover la manga para que se forme un punto perdido. Dejar huecos para ver el centro del huevo. Esperar que la preparación tome cuerpo y desmoldar. Repetir la operación con la otra mitad. Si se desea, colocar bombones adentro. Para unirlos al chocolate, agregar unas gotas de alcohol o de licor. Colocar en una manga para unir el huevo. Otra opción es agregar chocolate blanco al diseño de punto perdido para lograr un contraste de ambos chocolates.

Chocolate para diabéticos

Dentro de las novedades que ofrece el mercado para endulzar la Pascua, están los chocolates para diabéticos. La confitería Cambá incorpora dentro de sus sugerencias esta delicia, así como huevos con los colores de tu club o con rellenos de dulce de leche, mburucuyá, avellanas, coco y otras exquisiteces. Cuidan todos los detalles y, para que nadie se quede sin un dulce, proponen los chocolates para diabéticos. Claro que tampoco hay que abusar. Quienes padecen este mal pueden darse un gustito, algo así como media tabletita, pero lo mejor es consultar con el especialista. No obstante, los investigadores dicen que el chocolate caliente bebido puede llegar a ser muy importante para ayudar al tratamiento de la diabetes. Está claro que no es un chocolate común y corriente, sino uno enriquecido mediante flavonoides (una sustancia antioxidante que también está presente en el té verde o el vino), y que sería ideal para las personas con diabetes tipo 2.

Agradecimientos: Confitería Cambá y Las Pedersani.

ndure@abc.com.py 

Fotos ABC Color/Virgilio Vera/Heber Carballo/Guido Carvallo.

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