Con el Paraguay en el corazón

Ellas viajan por el mundo y lo van contando paso a paso en sus propios blogs. En esta travesía se unieron para descubrir juntas el Paraguay, un destino “poco común” entre los viajeros. Tatiana Sidlik y Guadalupe Araoz nos cuentan cómo nació su amor hacia nuestro país.

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Opacado tal vez por las cataratas del Iguazú (Brasil-Argentina) o el salar de Uyuni (Bolivia), el Paraguay no suele estar incluido en “la típica ruta mochilera por Sudamérica”. A pesar de que son cada vez más los viajeros que se animan a recorrer tierras guaraníes, todavía existe mucho desconocimiento en lo que respecta a los atractivos, la cultura y gastronomía.

Esta falta de conocimiento fue lo que llevó a las viajeras Tatiana Sidlik y Guadalupe Araoz a juntarse para recorrer nuestro país. Habitualmente viajan por separado, pero quisieron compartir esta gran aventura entre ellas y cumplir con los desafíos que proponían los seguidores de sus blogs.

Así llegaron a recorrer las reducciones jesuíticas, los saltos del Monday y quedaron maravilladas por la ingeniería de Itaipú, la tranquilidad de Laguna Blanca, gozaron la aventura extrema en Chacurrú, Pedro Juan Caballero, bajaron hasta las profundas cavernas de Vallemí, se internaron en el Pantanal a bordo del mítico Aquidabán y se asombraron con la cultura menonita en el Chaco Central.

Al final del recorrido confesaban “su amor” al Paraguay, pero todas estas bellezas no fueron lo que las enamoró; ambas confiesan que lo que se ganó su corazón, sin duda, fue la extrema hospitalidad de los paraguayos. “Lo que más amamos fue la hospitalidad de la gente. En todos los lugares que estuvimos nos recibieron con una grandeza y hospitalidad increíbles. Nos sentimos todo el tiempo como en casa. Es un país maravilloso y no entendemos cómo hay tan poca promoción ni por qué no es habitual que sea parte de la ruta de los grandes viajeros”, dice Tatiana.

Para Tatiana, su mejor experiencia se dio en Fuerte Olimpo “todo lo que incluye tomarse el barco (Aquidabán), navegar en el río Paraguay, vivir una experiencia tan cercana con la gente local, de una forma que no tiene ningún tipo de maquillaje y es totalmente auténtico; fue una experiencia fantástica”, cuenta. Guada, por su parte, dice: “Me encantó Areguá, su infraestructura y estilo de pueblito colorido, también me gustó mucho Fuerte Olimpo, sobre todo la gente, y Laguna Blanca”.

Como los viajes que realizan son de bajo presupuesto, el contacto con los locales se da con mayor facilidad y es la parte que más disfrutan. Ambas comentaron que quedaron fascinadas con la sopa paraguaya, el chipá guasu y toda la comida paraguaya. “En el Aquidabán, el plato de comida costaba G. 10.000 y era delicioso; si querías almorzar, tenías que hacer tu pedido muy temprano. A la hora del almuerzo, se compartía con toda la gente. Fue una experiencia fantástica”, dice Tati.

La única dificultad que tuvieron fue con los caminos. “Las rutas en general no estaban tan mal como me había imaginado, pero sí es verdad que todavía falta mejorar el sistema vial. En el acceso a Laguna Blanca, San Pedro, hicimos 34 km en más de dos horas y también un trayecto de unos 50 km de la ruta Transchaco, que está llena de cráteres, pero el resto estaba mucho mejor de lo que nos habían dicho. Además, los problemas que tuvimos con el barro y el vehículo, que nos habían cedido, nos dieron la posibilidad de experimentar la ayuda incondicional y desinteresada de los vecinos”, explica Guada.

Vida viajera

Guada está haciendo un recorrido completo de Latinoamérica. Desde su natal Buenos Aires bajó hasta Tierra del Fuego y está subiendo lentamente a bordo de su motocicleta. Viaja sin tiempo, con un mapa que puede ir variando según lo que surja en el camino. Todos sus pasos los cuenta en su blog Hasta pronto Catalina, en el cual también brinda consejos y deja fluir su imaginación con relatos muy entretenidos.

Tati viajó por Sudamérica durante un año en una kombi, contando todo en su blog Caminando por el globo. Ahora está abocada en la preparación de su próximo viaje, que no tiene una ruta definida, pero en principio incluye Turquía, India, Irán y Pakistán, por un año. Aunque en esta nueva travesía contará con la compañía de su pareja, pues el primer viaje lo hizo en solitario y con apenas 22 años. Sobre los posibles miedos dice: “Yo siempre me sentí segura. También eran otros tiempos, no viajaba con cosas de tanto valor, no llevaba una computadora ni smartphone. Los camioneros me cuidaban y daban consejos porque viajaba manejando, así que nunca me sentí sola”.

En cambio, Guada se siente más segura en moto y más aún en América. Antes estuvo en Asia y dice que solo en dos ocasiones, ambas en lugares muy turísticos, sintió peligro de que le robaran. “En áreas rurales la mentalidad es muy diferente, las personas tienden a ser más hospitalarias y respetuosas”.

Sobre su manera de viajar, con presupuesto ajustado y ganando dinero en el camino, cuentan que se debe principalmente a que no se puede esperar a tener el dinero suficiente para salir a conocer el mundo.

Sepa más

Web:

www.hastaprontocatalina.com

www.caminandoporelglobo.com

Facebook:

Hasta pronto Catalina

Caminando por el globo

mbareiro@abc.com.py

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