Centenario Scout

Desde hace cien años, el sistema de valores basados en la ley y la promesa Scout sigue prendiendo en niños y jóvenes de nuestro país. Bajo el legendario lema “Siempre listo”, que pone énfasis en la actitud de servicio de sus miembros, apuestan a la construcción de una sociedad y un mundo mejor.

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Cuando lord Baden Powell fundó en 1907 el Movimiento Scout en Inglaterra jamás imaginó que la semilla que plantó se esparciría rápidamente por todo el mundo y que llegaría al Paraguay el 5 de octubre de 1913.

A través de prominentes hombres como William Paats, Atilio Peña, Carlos Santos, Enrique Solano López, Enrique L. Pinho, José Rodríguez Alcalá, Agustín Cassanello, este movimiento hecha raíces en nuestro país, siendo el tercero de América en contar con escultismo, después de Chile (1909) y Perú (1911).

José María Britos, presidente de la Fundación de Scouts del Paraguay, destaca que el legado que ha dejado este movimiento en cien años es inmenso. “Miles de hombres y mujeres se han formado dentro del método scout, basado en los principios de ‘Dios, Patria y Hogar’, trabajando para complementar la educación de niños y jóvenes de entre 7 y 21 años, sin importar la religión, la raza, nacionalidad o condición socioeconómica”.

En distintas épocas, los scouts cobraron prestigio en la sociedad paraguaya por su altruismo. Además, en momentos muy críticos, como fueron los años en que se desarrolló la Guerra del Chaco (1932-1935), los miembros de este movimiento cumplieron un rol muy importante. “Como no podían alistarse en el ejército, por la corta edad que tenían, los jóvenes boy scouts participaban como estafetas llevando las cartas de las madrinas de guerra, encomiendas o la yerba para el tereré a los soldados en el teatro de operaciones”, comenta Britos.

El entonces presidente de los scouts, Hipólito Carrón, había solicitado a las autoridades gubernamentales permiso para organizar el trabajo detrás de las líneas de fuego, con jóvenes de entre 15 y 16 años, que no tenían la edad para llevar el uniforme verde olivo, pero deseaban contribuir a la causa nacional. De esta forma, cooperaron en la logística de la guerra e incluso muchos debieron actuar como camilleros y enfermeros cuando llegaba un importante número de heridos tras los bombardeos del enemigo.

Por los servicios prestados, el Gobierno Nacional condecoró a la Asociación de Scouts del Paraguay con la “Medalla de Reconocimiento Paraguayo”, según el decreto n.º 36.828 del 30 de octubre de 1982. “Fueron pocas las veces en la historia del mundo en las que los scouts se involucraron en la defensa de su patria, sin empuñar directamente las armas”, asegura Britos.

Incorporación de mujeres

Hasta1979, en los scouts había solamente varones. En 1980, el movimiento se unió a la coeducación, permitiendo a las mujeres ingresar en sus filas. “Por eso antes nos llamábamos boy scouts; hoy en día somos scouts y las mujeres se pueden integrar plenamente desde los 7 años a este estilo de vida”, señala.

La Dra. María Antonia Rojas, presidenta de la Asociación de Scouts del Paraguay, refiere que la estructura se compone por grupos etarios. “Desde los 6 hasta los 11 años integran la rama menor, denominados como la manada de lobatos y lobeznas. Luego está la rama intermedia, desde los 11 a 15, que conforman la unidad scout, el semillero más importante de la organización. Desde los 15 años en adelante pasan a ser la rama mayor, integrada por los caminantes. Si pasan todo ese ciclo, llegan a ser rovers”, menciona.

Dentro de la formación específica de los scouts se trabaja mucho con los valores. “Aprendemos haciendo. Nos organizamos en patrullas o grupos para ejecutar diferentes tareas asignadas o que surgen por iniciativa propia de los jóvenes, en los que predomina siempre la vocación de servicio”, dice Rojas.

“Ser scout es un estilo de vida que se practica todo el tiempo y no únicamente cuando portamos el uniforme. Muchas de las actividades se inician en los días de reuniones, pero dentro del principio ‘Dios, Patria y Hogar’ debemos dar testimonio de vida a cada momento, dentro de la comunidad, como alumnos, como hijos; en todos los ámbitos en los que nos toca desenvolvernos tenemos que ser los mejores”, afirma.

En este momento existen 1038 inscriptos dentro de la Asociación de Scouts del Paraguay, pero hay un importante grupo que está en formación y pide ser parte del movimiento. Hay que señalar que también existen otros grupos como la Federación, la Fraternidad o la Hermandad de scouts, cuyos principios y métodos son iguales, pero se diferencian en el uniforme, según refiere la licenciada Lourdes Amarilla, jefa scout nacional.

Los scouts están en todo el país. Hay grupos muy fuertes en Alto Paraná, Pedro Juan Caballero, Encarnación, Caaguazú y Central, pero donde está un poco debilitado es en Asunción. Britos cree que uno de los motivos es que en la capital hay muchos atractivos para los chicos; por ejemplo, escuelas de fútbol para los varones y danza para las niñas. “En la casa misma hay niños que están todo el día conectados a internet o a los juegos electrónicos. Nosotros fomentamos que los niños jueguen al aire libre, que estén en contacto con la naturaleza”, señala.

Hay una frase acuñada en bronce que llevan muy en cuenta los que forman o formaron parte de la organización: “Scout una vez, scout toda la vida”. “Hoy parecemos pocos, pero en estos cien años han pasado unas 500.000 personas por el movimiento en Paraguay. Hay personalidades del mundo de la política, del deporte, la cultura, empresarios y de distintos quehaceres de la sociedad paraguaya que han sido scouts”.

Experiencias

Belén Otazo (18), caminante del grupo Domingo Savio, decidió ser scout porque su padre y sus hermanos también lo fueron. “Para mí, lo más atractivo son los campamentos, en los cuales se desarrollan numerosas actividades en equipo, enfrentando los desafíos que impone la naturaleza. También me parece importante esa actitud de servicio que volcamos a la ciudadanía y, la comunidad”, menciona.

Al poco tiempo de fundarse el movimiento en 1907, destinado solo a adolescentes, fue creada la rama menor de los scouts ante la insistencia de los más pequeños de ser incorporados cuando uno de sus hermanos mayores eran parte de la organización. Como entonces, la historia se repite en los tiempos actuales. Este es el caso del lobato Tobías Ortiz Acosta (7), quien quedó fascinado con la experiencia que su hermano mayor le contaba de los campamentos en el interior. “Me gustan mucho las actividades, los juegos y tener nuevos amigos”, refiere.

“Siempre listo” es prácticamente una marca registrada de los scouts que, más allá de un enunciado, muestra la manera de ver la vida, prestando servicio al prójimo y a la comunidad. En el mundo, el movimiento está presente en todos los continentes y cuenta en sus filas con 22.000.000 de miembros.

Uniforme

Los jóvenes del Movimiento Scout usan un uniforme que los identifica. No visten como soldados ni como escolares, pero esa indumentaria es considerada como un lazo más de hermandad. Con el correr del tiempo y el crecimiento de esta organización, en diversos países del mundo fue sufriendo cambios y adaptaciones en cada lugar.

La indumentaria sirve para realizar actividades al aire libre. En la camisa se usan los distintivos de identificación e insignias de progresión de quien los porta.

Sepa más

http://www.scouts.org.py

nperez@abc.com.py 

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