Adiós, Berry

La invención del rock and roll no se atribuye a nadie en concreto, “pero si alguien juntó todas las piezas esenciales” para crearlo fue Chuck Berry, recuerda el Salón de la Fama del Rock and Roll. Chuck Berry, una leyenda del rock, falleció el 18 de marzo.

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Berry dejó este mundo a los 90 años, según informó la Policía del condado de St. Charles, en Misuri (EE. UU.). Charles Edward Anderson Berry nació el 18 de octubre de 1926, en la ciudad de San Luis, Misuri, hijo de un diácono baptista y una profesora.

Desde muy niño se aficionó al blues, a la música de Nat King Cole, uno de sus ídolos, a la vez que comenzaba a demostrar su talento para el verso, aunque también destacaba por meterse en problemas y acabar en reformatorios.

En el local Cosmopolitan Club fundó su primer grupo, The Chuck Berry Trio, compuesto por Berry en la guitarra, Ebby Hardy en la batería y Johnny Johnson en el piano.

A comienzos de los cincuenta, las actuaciones del trío resultaron un éxito entre la comunidad negra, la primera en admirar su talento al trasladarse del country al rhythm and blues, creando unas composiciones de ritmo y espíritu juvenil.

En Chicago

En 1955, Berry se instaló en Chicago, en donde trabajó y conoció a Muddy Waters, quien le recomendó a Leonard Chess para que escuchara una canción compuesta por Berry. Se trataba de Maybellene, un éxito que gustó a gran parte de la población blanca y alcanzó el puesto número cinco en las listas de los Estados Unidos.

Fue entonces cuando comenzó a escribir para la discográfica Chess Records un gran número de temas que poco después se convirtieron en grandes clásicos del rock.

Todos ellos sirvieron para que gente tan decisiva del rock, como los Beatles (que le versionaron en varias ocasiones) o Rolling Stones (que comenzaron su carrera con Come On, una canción de Berry) se decidieran a adoptar las pautas de aquel gran maestro.

Roll Over Beethoven, Johnny B. Goode, Rock And Roll Music, School Day, Carol, Sweet Little Sixteen, Memphis Tennessee, Around and Around, Little Queenie o Too Much Monkey Business fueron algunas de las canciones más populares que grabó entre finales de los cincuenta y principios de los sesenta.

Publicó, además, discos como After School Session (1957), One Dozen Berries (1958), Berry Is On Top (1959), Rockin’ At The Hops (1960), New Juke Box Hits (1961) o St. Louis To Liverpool (1964).

Con estos discos, su peculiar baile, sobre todo el llamado duck walk (andar de pato) causó furor entre sus admiradores tan pronto salía a escena. Quienes le conocieron destacan su fuerte personalidad, su carácter poco sociable y su gusto por la buena vida, un cóctel que le ocasionó algunos problemas con la justicia.

A comienzos de los sesenta fue arrestado por viajar con una menor que trabajaba en su club y condenado a casi dos años de cárcel, que cumplió entre 1961 y 1963. Tras salir de la cárcel, Chuck Berry continuó sumando éxitos con canciones como You Never Can Tell o Nadine, temas con los que seguía dominando el panorama musical, a pesar de la expansión de la música británica que ya se imponía en las listas mundiales.

En 1966 cambió la Chess por la Mercury Records, pero los resultados no fueron los esperados y regresó de nuevo a su primer sello, con el que consiguió su último gran éxito en 1972, con el single My Ding-a-Ling, un tema que fue número uno en los Estados Unidos y Gran Bretaña.

En 1979, Chuck Berry volvió a pisar la cárcel: en esta ocasión fue acusado por el Gobierno estadounidense de evasión de impuestos. A partir de los ochenta y los noventa siguió con sus giras, pero sus actuaciones ya no estaban a la altura de la estrella que era. La dejadez e improvisación del compositor llegaban hasta el punto de ir contratando a músicos locales.

Sin embargo, el respeto a su imponente obra y su decisiva influencia en el mundo del rock hacían de sus conciertos verdaderos acontecimientos de la historia de la música. (EFE)

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