Los hitos en el despertar albirrojo

Luego de 16 largos años, la selección paraguaya de fútbol vuelve al máximo escenario mundial. Con la incertidumbre y dudas que se dieron al inicio del proceso, la luz de Gustavo Alfaro aclaró el camino para que la Albirroja despertara y recupere su esencia. ¡Ahora de nuevo es mundialista y marcó varios hitos!

Paraguay comenzó estas Eliminatorias con el peso de la historia sobre los hombros. Desde Sudáfrica 2010, la Albirroja no lograba decir presente en una Copa del Mundo.

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Las campañas rumbo a Brasil 2014, Rusia 2018 y Qatar 2022 solo dejaron frustraciones, resultados irregulares y la sensación de que el prestigio ganado en décadas anteriores se había desvanecido. Un fracaso tras otro que hizo perder la fe del pueblo hacia los colores rojo y blanco.

Una multitud se acercó al casco histórico para festejar la clasificación de Paraguay al Mundial luego de 16 años.
Una multitud se acercó al casco histórico para festejar la clasificación de Paraguay al Mundial luego de 16 años.

La nueva travesía hacia el Mundial 2026 (Estados Unidos-México-Canadá) arrancó marcada por esa sombra: un equipo que mostraba entrega, pero carecía de claridad futbolística, regularidad y, sobre todo, confianza; este último por lo marcado anteriormente, sin ánimos de transmitir buenas sensaciones, el pensamiento era más negativo que positivo.

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Los primeros encuentros dejaron más preguntas que certezas. Bajo la conducción inicial de Guillermo Barros Schelotto, la Albirroja mostró entrega, pero le costaba traducir esa garra tradicional en goles y victorias.

Tras su salida asumió Daniel Garnero, quien intentó darle aire nuevo al plantel, pero los problemas en la generación de juego y la falta de gol persistieron, impidiendo que Paraguay lograra despegar en la tabla.

La defensa respondía a ratos, pero la ofensiva seguía siendo una de las menos efectivas del continente. En medio de ese panorama, la clasificación parecía otra vez una meta lejana, y el escepticismo crecía tanto en las gradas como en la prensa. En ambos lados había una racha de decepción que parecía nuevamente más de lo mismo.

Se había perdido la esencia del fútbol paraguayo, la garra, la fuerza y, en lo futbolístico, lo que nos caracterizaba: el juego aéreo, la famosa pelota parada como se denomina al juego de un determinado tiro libre impulsando el balón por arriba y marcar los goles de cabeza.

Llegó Alfaro <b> </b>

La historia comenzó a cambiar con la llegada del argentino Gustavo Alfaro en agosto de 2024. El entrenador aterrizó en Asunción con la misión de reconstruir la identidad futbolística del país y devolverle competitividad a la Albirroja. Su mensaje fue claro: solidez defensiva, orden colectivo y compromiso absoluto. Poco a poco, el plantel asimiló la propuesta y la confianza regresó. También tenía en su agenda recuperar el estilo del fútbol paraguayo, rescatar nuestras raíces.

Gustavo Alfaro iluminó el camino de la Albirroja al Mundial 2026.
Gustavo Alfaro iluminó el camino de la Albirroja al Mundial 2026.

Con Alfaro al mando, Paraguay hilvanó un invicto esperanzador: victorias ajustadas, empates valiosos y, sobre todo, la sensación de que era difícil vencer al equipo. La garra guaraní, que parecía extraviada, se transformó en un factor determinante para encarar a potencias de igual a igual.

Uno de los momentos cumbre fue el triunfo histórico ante Brasil en condición de local. Un golazo de Diego Gómez hizo estallar el Defensores del Chaco, una sensación que no se había experimentado hacía mucho tiempo. Esa alegría de tumbar a un gigante devolvió a Paraguay a las portadas del continente.

A esa gesta se sumó el empate heroico en La Paz frente a Bolivia, donde los goles de Miguel Almirón y Julio Enciso en tiempo añadido demostraron carácter y hambre de gloria. Otro hecho histórico, donde nadie pudo ganar o, incluso, empatar por las condiciones inhumanas de jugar a 4.150 metros sobre el nivel del mar.

El camino en casa también fue sólido, algo que se recuperó, porque cualquiera venía a pintarnos la cara en nuestro propio estadio. Victorias como la conseguida frente a Chile, con gol de Omar Alderete, reafirmaron la solidez defensiva y consolidaron el repunte en la tabla.

Ya no era un equipo que sufría, sino uno que sabía sufrir para ganar, una virtud indispensable en las Eliminatorias sudamericanas, de las más complicadas del mundo y lo dijo Lionel Messi, el mejor de estos tiempos, que también sufrió el buen momento de la Albirroja. Ese encuentro ante Argentina dejó dos situaciones inolvidables; por un lado, el triunfo de remontada y, por otro, la postal que dejó Tonny Sanabria con una soberbia y majestuosa chilena para que se ubique entre los mejores goles de la historia de nuestro fútbol.

El broche de oro llegó con el partido decisivo frente a Ecuador en Asunción. El empate sin goles no fue un espectáculo ofensivo, pero significó mucho más que un punto. Aseguró la clasificación directa al Mundial 2026. El pitazo final desató lágrimas, abrazos y una fiesta que hacía 16 años no se vivía en Paraguay, y que pese al intenso frío de aquel jueves 4 de setiembre desató una fiesta hasta el amanecer sobre la emblemática calle Palma.

Hoy, la Albirroja celebra su regreso al máximo escenario del fútbol mundial. Con figuras emergentes como Julio Enciso y Diego Gómez, referentes como Miguel Almirón, Gustavo Gómez y la mano firme de Gustavo Alfaro en el banco, Paraguay ha demostrado que la combinación de talento joven, disciplina táctica y resiliencia –por sobre todo– pueden ubicarle al país en el lugar que le corresponde, entre las potencias de la región.

Más que una clasificación, este logro representa una reconstrucción colectiva, una nueva página en la historia del fútbol paraguayo. Y aunque el reto en Norteamérica será enorme, la ilusión de todo un pueblo ya está de regreso, la Albirroja vuelve a latir en el Mundial, el despertar que todos añoraban.

Los números de la nueva era

Por primera vez en toda la historia de las Eliminatorias, Paraguay ganó el último partido. En las 18 Eliminatorias anteriores, la Albirroja había empatado 4 y perdido 14 en la última presentación.

Ni el astro argentino Lionel Messi pudo ante esta Albirroja.
Ni el astro argentino Lionel Messi pudo ante esta Albirroja.

Por primera vez en la historia de las Eliminatorias se ganó en Perú. De las ocho visitas anteriores, se empataron dos juegos y se perdieron seis partidos.

Se cortó una racha de 24 años seguidos perdiendo en Bolivia. El 19 de noviembre se igualó 2-2 en El Alto. La anterior ocasión en que no se perdió en Bolivia fue el 27 de julio de 2000: 0-0.

Se le ganó a Uruguay después de casi 18 años. El 5 de junio de 2025, la Albirroja venció 2-0 a la Celeste. La anterior victoria fue el 11 de octubre de 2007, por 1-0, ambas en Asunción.

Se le volvió a ganar a Brasil después de 16 años. Del 15 de junio de 2008 hubo que esperar hasta el 10 de septiembre de 2024 para un nuevo triunfo albirrojo ante la canarinha, ambos en el Defensores del Chaco.

Se le volvió a ganar a Argentina tras 15 años. De aquella jornada con triunfo y clasificación al Mundial del 9 de septiembre de 2009, se esperó hasta el 14 de noviembre de 2024 para volver a superar a la Albiceleste.

Se logró igualar el récord de mayor de partidos sucesivos sin perder en Eliminatorias que databa de la era de Paulo César Carpegiani rumbo a Francia 1998: 9 juegos consecutivos sin derrotas.

Por primera vez con el formato todos contra todos, ida y vuelta, se perdió la menor cantidad de partidos: 4.

Se recibió la menor cantidad de goles con el formato todos contra todos, ida y vuelta, desde su instauración para Francia 1998: 10 goles encajados (7 con Alfaro).

Con todos estos hitos había motivo para festejar y 50.000 personas pasaron por Palma frente al Oratorio de la Virgen de la Asunción y Panteón de los Héroes para saludar la clasificación.

Estadísticas: Rubén Darío Orué @Benru79

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