Hay cuestiones que ni las mujeres conocemos de nuestra contextura femenina. Por ejemplo, mientras que durante el mes, el varón tiene un ciclo lineal, la mujer tiene un ciclo circular. Por eso el humor femenino cambia en distintos momentos del mes. Cada mes la mujer atraviesa 4 fases hormonales diferentes y cada una de ellas genera cambios en el cuerpo femenino. Cambia la energía, sus emociones, su sensibilidad.
La primera fase se llama folicular, arranca después de la menstruación, la energía sube, hay mayor claridad mental, más creatividad, buen momento para planificar y accionar. Luego viene la fase ovulatoria, pico de energía máxima, más deseo, más brillo, más conexión social, es la etapa más fértil, más expansiva, con más deseo sexual. La siguiente es la fase luteal, la energía disminuye, el cuerpo se vuelve más introspectivo, aparecen emociones más intensas, la mujer necesita más calma, más espacio. Y luego llega la menstruación, el cuerpo femenino pide descanso, silencio, relax. Una mujer necesita chocolates y flores. Muchas mujeres sufren gran dolor en esos días, pero igual hacen sus tareas diarias, trabajan, cuidan, sostienen a sus parejas, a sus hijos al hogar, a su profesión a sus amistades. Es un proceso físico, emocional y espiritual que, el hombre, al tomar conocimiento, puede acompañar con empatía, con cariño, con amor, con respeto, en vez de juzgar o burlarse.
Históricamente, la mayoría de los profesionales médicos creían que los hombres y las mujeres eran esencialmente la misma persona, solo que con diferentes órganos reproductivos.
Otro dato llamativo es que el organismo de los hombres genera un 50% más de serotonina que el de las mujeres, por lo que las mujeres sienten con mayor intensidad el aumento o el descenso de los niveles de este importante neurotransmisor que produce el estado de bienestar.
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En cambio, las mujeres producen más dopamina (sustancia química presente en el cerebro que regula nuestra determinación y motivación para realizar cosas y obtener recompensas).
Por otra parte, estudios recientes llegaron a la conclusión de que las mujeres tienen mayor flujo sanguíneo en la corteza prefrontal en comparación con los hombres, lo que puede explicar por qué las mujeres tienden a mostrar mayores fortalezas en las áreas de empatía, intuición, colaboración, autocontrol y preocupación apropiada, por eso hay menos mujeres delincuentes, y menos mujeres en las cárceles.
Las mismas investigaciones revelaron un aumento del flujo sanguíneo en las áreas límbicas del cerebro de las mujeres, lo que también puede explicar parcialmente por qué las mujeres son más propensas a la ansiedad, la depresión, el insomnio y los trastornos alimentarios.
Al día de hoy, la salud del cerebro de las mujeres sigue siendo una de las áreas de la medicina que es menos investigada, diagnosticada, tratada y financiada.
Es esencial abordar esta disparidad y ampliar el alcance de la salud de la mujer, para incluir una cantidad de preocupaciones vitales.
carlafabri@abc.com.py