La Tte. 1º Cynthia Carolina Orué Santacruz (32) ha trazado una senda histórica, convirtiéndose en la primera mujer paraguaya en pilotar un avión caza A-29 Super Tucano y la primera en recibir esta instrucción en el Brasil. Su historia es una odisea de dedicación y visión, un testimonio vivo de que los sueños, por más imposibles que parezcan, pueden alcanzarse con preparación, constancia y compromiso.
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La historia de Cynthia Orué comenzó en el patio de su casa en Mariano Roque Alonso, departamento Central, donde, con solo siete años observaba fascinada las aeronaves surcar los cielos. Aquellos “Chau, avión...” infantiles encerraban un anhelo que parecía lejano, pero que, a través del tiempo, se materializó.
Se trata de “un sueño que parecía tan lejano, tan lejano, pero mediante la Fuerza Aérea Paraguaya conseguí lograrlo”, relata Orué con orgullo.
Su camino fue de una progresión exigente: ingresó a la Academia Militar en 2011, se graduó como piloto aviadora militar en 2017 y para el 2020 ya era instructora de vuelo del T35 Pillán, el avión escuela de la FAP, cuya flota, por cierto, también ha sido renovada recientemente. Sin embargo, su ambición la llevó más allá.
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La aviación de caza es el “top, lo máximo” para cualquier piloto, la cúspide de la excelencia militar. Fue así como en 2022 se le presentó la oportunidad de realizar el prestigioso Curso de Especialización de la Aviación de Caza (CEO-CA) en Natal, Brasil.

Este entrenamiento, que duró diez intensos meses con 145 horas de vuelo en el A-29, es conocido por su altísima exigencia, donde incluso los hombres “renuncian” a medio camino.
Cynthia no solo soportó la presión, sino que culminó el curso con honores. “Allí no era Cynthia Orué, era la Fuerza Aérea Paraguaya, era mi bandera, el Paraguay. Entonces, el compromiso era gigantesco”, afirma, dejando claro que su motivación trascendía lo personal.
Un salto tecnológico
La llegada de los cuatro aviones A-29 Super Tucano a Paraguay, pilotado uno de ellos por Cynthia Orué desde Brasil, representa “un salto tecnológico gigante para la aviación de combate” en el país.
Esta adquisición, la más importante en defensa nacional de los últimos 38 años con una inversión de US$ 105 millones es crucial para la modernización de la Fuerza Aérea. Actualmente, el A-29 es “lo máximo en lo que sería la aviación de combate” para Paraguay, y es el primer paso hacia el “control total de nuestro espacio aéreo”, que se completará con la llegada de los radares y otras herramientas.
La misión principal de estas aeronaves es el combate al crimen organizado y los vuelos ilícitos, un flagelo que azota a toda la región. Orué siente un “compromiso mayor” en esta tarea, reconociendo que la aeronave es una herramienta crucial para la defensa del espacio aéreo. Más allá del combate, el Super Tucano es un avión “tres en uno”; versátil para misiones de ataque ligero, reconocimiento armado y entrenamiento táctico.

En el corazón de la “bestia alada”
Pilotar el Super Tucano es una experiencia que Cynthia describe como “muy emocionante”, especialmente durante las acrobacias aéreas y las misiones operacionales. Antes de cada vuelo, la disciplina es máxima. Se realiza una “inspección externa” detallada de todas las superficies de la aeronave y una “inspección interna” en la cabina.
“Una vez que vos salís allá arriba, ya no hay cómo estacionar al costado. Un error –siempre decimos– cuesta la vida”, subraya, enfatizando la seriedad que implica cada detalle.

Detalles tecnológicos
La tecnología del Super Tucano es de vanguardia en este tipo de aeronaves de combate; es decir, en esta categoría. Es “una tecnología bastante avanzada en comparación a las aeronaves que ya teníamos anteriormente”.
De acuerdo al brochure de Embraer, empresa brasileña fabricante de los A-29, entre las capacidades de esta ave de acero se destacan: doble de potencia en comparación con el AT27 y cinco palas; equipado con un asiento eyectable “cero-cero, posee una luz de interrogación clave para la interceptación de aeronaves; tiene una autonomía de vuelo de 4 horas y media a 5 horas con dos tanques externos; su diseño lo hace una plataforma extremadamente robusta, capaz de operar desde pistas no pavimentadas y diseñada para resistir ambientes hostiles.
Otra cuestión resaltante es su sistema de autoprotección avanzado, que incluye baja firma térmica, sonora y visual, armadura, chaff y flare, RWR y MAWS. La cabina es de “concepto de vidrio” (glass cockpit), reduciendo la carga de trabajo del piloto y ofreciendo una “conciencia situacional” excepcional.

Además, incluye sistemas EO/IR (Electro-Ópticos/Infra-Rojos) para visión nocturna y operaciones diurnas, capaces de operar desde 15.000 pies, generando fotos y videos de alta precisión. Su sistema integrado de armas es de alta precisión, que permite más de 160 posibilidades de configuración, y es el único de su categoría con ametralladoras internas, lo que libera a los pilones para otras armas.
Es ampliamente utilizado por varias Fuerzas Aéreas en el mundo, como las de Colombia, Afganistán, Uruguay, Panamá, entre otras; recientemente la Fuerza Aérea de Portugal ordenó unos A-29, siendo el primer país miembro de la OTAN en requerirlo, signo de su interoperabilidad.
En cuanto a la coordinación, los radares en tierra son fundamentales, ya que proporcionan la información y los “vectores” necesarios para que los pilotos intercepten aeronaves ilícitas, realizando una triangulación para acercarse directamente a ellas.
Exigencia máxima
Este portento tecnológico es el que está en las manos de Orué, quien en su día a día se desenvuelve en un ambiente de exigencia máxima, pero también de gran compañerismo, dice. En Brasil, fue la única mujer en el curso, pero sus colegas la trataron “como una más”, y la recibieron como “una compañera, como una hermana”.

De hecho, en la historia de la instrucción de los A-29 solo existen seis mujeres, cinco de ellas brasileñas y Orué es la sexta. De ella admiraban su “bravura” al completar el curso y traer los A-29. Este mismo trato se replica en Paraguay, donde es “una más” del grupo aerotáctico, lugar donde ella quiere llegar a ser instructora de este tipo de aviones.
Mensajera de sueños
Si bien Berta Servián de Flores fue la primera mujer paraguaya en obtener su licencia de piloto en 1938, Cynthia Orué se erige como una figura central en la aviación contemporánea de combate, y es solamente una de las dos mujeres en la Fuerza Aérea Paraguaya especializadas en esta área.
Ella no solo vuela aviones; vuela esperanzas. “Me alegra ser un ejemplo para las mujeres paraguayas; es una responsabilidad, un compromiso para todas”, expresa. Confía en que las “mujeres venideras, las del futuro, van a ir conquistando también estos espacios”, y anhela que “ellas sean no iguales a mí, sino mejores que yo, inclusive”.
Su mensaje a los niños y jóvenes, especialmente a las niñas que sueñan con carreras no tradicionales, es contundente y lleno de sabiduría: “Nada es imposible”.

Recomienda que “solo hay que querer y prepararse”, y enfatiza que “el estudio es el camino que nos lleva a salir adelante, el culturizarnos, aprender día a día”. Además, resalta la importancia de “llenarnos de valores por sobre todas las cosas” y de la “constancia”. Advierte que “no siempre va a ser todo fácil, siempre va a haber barreras, va a haber obstáculos”, pero mantener la fe y el objetivo claro permite superarlos.
Su presencia ya está generando un impacto, contribuyendo a la “equidad e inclusión” en un campo antes reservado para hombres.
De hecho, en las Fuerzas Armadas, cuyo comandante es el Gral. de Ejército César Augusto Moreno Landaira, hay una política de abrir las puertas y dar mejores y mayores oportunidades a las mujeres. Como, por ejemplo, la incorporación, por primera vez, de las mujeres en el Cimefor; asimismo, a partir de este año las cadetes de la Academil eligieron armas combatientes como Caballería e Infantería.
Legado
Para Orué, este logro es mucho más que un hito profesional; es una transformación personal y un compromiso con la nación. Se siente “firmemente comprometida” con la defensa del espacio aéreo y el combate al crimen organizado. Ser “piloto de caza, del selecto grupo de pilotos de combate del Paraguay”, es un motivo de inmenso orgullo.

Esta experiencia la ha reafirmado en su propósito de “construir un Paraguay mejor”. Su “caminata” continúa, con el objetivo de convertirse en líder de caza y, si Dios lo permite, en instructora de caza, el nivel más alto.
La historia de Orué es como “un mapa que se despliega paso a paso”, marcando hitos alcanzados y metas futuras, no solo para ella, sino para toda la aviación de combate. Es la prueba de que, con valentía, preparación y disciplina, los cielos ya no tienen límites, especialmente para las mujeres paraguayas.
Un hito trascendental
De acuerdo al Gral. Moreno Landaira, la adquisición de los Aviones Super Tucano A-29 representa un hito trascendental en el proceso de modernización de las capacidades operativas de las Fuerzas Armadas de la Nación. “Este avance no solo implica una mejora sustancial en tecnología y poder aéreo, sino que también reafirma el compromiso con la defensa de la soberanía nacional, el control efectivo del espacio aéreo y la lucha contra amenazas transnacionales”.
Esta incorporación tecnológica tiene un efecto multiplicador en los ámbitos de la cooperación internacional y la profesionalización del personal militar.

Respecto a la incorporación de las mujeres a las filas castranses dice que “la plena integración de las mujeres en las Fuerzas Armadas de la Nación, incluyendo funciones altamente especializadas como el pilotaje de aeronaves tácticas A-29 Súper Tucano, constituye un claro reflejo del proceso de modernización institucional que estamos impulsando”.
“Las mujeres han demostrado con solvencia su preparación, liderazgo y compromiso, no solo en funciones administrativas o logísticas, sino también en operaciones complejas que exigen alta capacidad técnica, disciplina y temple. Hoy celebramos que el acceso a estas funciones ya no depende del género, sino del mérito, la vocación y la preparación”, refiere el general.
“Esta transformación no es improvisada: responde a políticas institucionales que promueven la igualdad de oportunidades, la profesionalización continúa y la eliminación de barreras históricas que limitaron el desarrollo del talento femenino en la carrera militar. El A-29 es una herramienta estratégica, y su dominio por parte de mujeres demuestra que nuestras Fuerzas Armadas avanzan hacia una doctrina de excelencia inclusiva y moderna”, finaliza el comandante.