La canasta mecánica

MUDARSE ES UN PARTO – En términos poéticos, el parto es como un viaje, una danza, una tormenta de emociones, una epopeya de la vida. Es un acto de entrega, de transformación y de creación, donde la mujer, en su fuerza y vulnerabilidad, da a luz a una nueva vida.

La canasta mecánica
La canasta mecánicaArchivo, ABC Color

En todo parto está la épica femenina que, a través de nueve lunas, gesta la vida y transforma el dolor en un sublime acto de creación: la existencia humana.

La palabra parto tiene acepciones, si digo yo parto mañana temprano, me refiero al acto de partir, de ausentarme, de marcharme, tal vez de retirarme de un sitio al cual no volveré.

Y cuando digo parto un pan en pedazos, vinculo la palabra parto con dividir, y en una mudanza fragmentamos cosas, quizás troceamos fotografías, a lo mejor despedazamos cartas que recibimos en el buzón de toda una vida. Mudarse es quebrar recuerdos, pequeños y grandes emblemas de afecto. Rompemos testimonios de momentos felices. Qué hago con la primera libreta de calificaciones, los primeros escarpines, esa ecografía que anunciaba la llegada de una hija, un puñado de cabellos dorados del primer corte de pelo, fotografías del cumpleaños festejado en un tranvía, las fotos con las abuelas que ya no están, los telegramas, las estampitas y la vela de la primera comunión. La mudanza es cruel, no hay espacio para sentimentalismos. Es como si te arrasara un tsunami que se lleva todo, y apenas te permite ubicar algunos bártulos en cajas y canastos junto a múltiples duelos. Mudarse es envasar la memoria, envolver los recuerdos dijo alguien, y mandar al tacho partes de la existencia porque nada queda en su sitio, en especial, el alma. Se van a la basura amorosas esencialidades, objetos, nombres y sonidos que se van al océano de las cosas perdidas. Debería existir una anestesia existencial que te ayude a transponer el túnel de la mudanza. Te anestesian cuando empieza la mudanza y despertás en el nuevo sitio donde ya está ubicada cada cosa en su lugar, así te evitás el drama de desenvolver tus cachivaches, buscarle lugar a ese mueble viejo, donde colgar los cuadros, la cama quedará mejor aquí o allí, qué pasó con las toallas, se rompió esa hermosa cerámica.

Mudarse te somete a jornadas de severo desgaste, te obliga a levantar pesos fuera de los normales que te revientan la cintura y exprimen el corazón. Buscamos respuestas a preguntas como para qué cornos juntamos tantas cosas, por qué caímos en esa trampa del espíritu de acumulación humana.

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Toda mudanza puede ser una experiencia profundamente transformadora, dice el milenario Feng Shui que considera a la casa como un reflejo de nuestra energía interior, y ve en una mudanza la oportunidad para limpiar el espacio de energías estancadas, atraer vibraciones positivas y conseguir la transformación. Dicho todo esto siento que ya voy transformándome en una transformer robot alienígena de Cybertrone. Espero contar, ahora, con la ayuda de los autobots que no me ayudaron en la mudanza.

carlafabri@abc.com.py

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