Es de sobra conocida la función del sol en la síntesis de la vitamina D, que en realidad es una hormona. Hay receptores de vitamina D en todo nuestro cuerpo, por lo que su importancia se extiende a más sistemas además del inmune y de la conocida función de regulación del calcio en el organismo.
Antes de que la exposición al sol fuera considerada peligrosa, en Austria existían hospitales giratorios adonde los enfermos iban a hacer helioterapia: tomar baños de sol, como una solución para algunas enfermedades complicadas.
A partir del equinoccio de marzo, en el hemisferio sur, tenemos más horas de luz solar por la mañana. El cambio de luz-oscuridad afecta la sincronización en nuestro ritmo vital circadiano. El nivel de cortisol aumenta por las mañanas y prepara al cuerpo y a la mente para estar alerta, por eso no es la misma calidad de trabajo la de quienes laburan de día que la de quienes trabajan en horarios nocturnos.
Quienes trabajan en los servicios de transporte nocturno turno tienden a desarrollar más dolencias gástricas y procesos ansiosos que quienes trabajan de día.
Los últimos estudios son todavía más reiterativos cuando de forma empírica afirman de que hasta la luz artificial, si es buena y en intensidades estudiadas, mejora el rendimiento laboral y reduce los accidentes de trabajo. Tan importante es el buen funcionamiento de nuestro ritmo circadiano, que perjudican a nuestra salud estos cambios de horario que impone el Gobierno a partir de marzo.
Heródoto, Hipócrates y Avicena ya usaban el sol como remedio terapéutico para piel, reumatismo, raquitismo, atrofia muscular, afecciones urinarias... sin ignorar que su uso abusivo podía ser dañino.
Ahora nos atosigan con mensajes para cuidarnos del sol, sobre todo a determinadas horas. Se aconseja usar crema protectora con alto índice UV, mangas largas, pantalones, sombrero, sombrilla, etc. Advierten sobre los peligros la luz azul que tiene la longitud de onda más corta y mayor energía. ¡Está en todas partes! Aunque mucha gente asocia la luz azul con la tecnología, el sol es la principal fuente de estos rayos.
Muchos dispositivos fabricados por el ser humano también emiten luz azul y, en los últimos años, el tiempo que las personas pasan con estos dispositivos aumentó bastante. La exposición excesiva a la luz azul, especialmente en pantallas de dispositivos electrónicos, puede ser dañina para la salud ocular y el ciclo del sueño. Puede causar fatiga ocular, irritación y, a largo plazo, contribuir a problemas como la degeneración macular y las cataratas. Además, suprime la producción de melatonina, afectando la calidad del sueño. Si el presente se va tornando apocalíptico. será urgente comprar velas y cultivar la luz propia.
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