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Ese 10 de julio de 2015, bajo una lluvia incesante que no pudo extinguir la euforia, el primer Papa latinoamericano logró conquistar a los paraguayos en el aeropuerto Silvio Pettirossi con su sencillez, calidez y mensajes que todos hicieron suyos en cada rincón del país.
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Durante tres exigentes días, su agenda incluyó reuniones que hoy están registradas en la historia como pruebas de su cercanía y preocupación por el Paraguay. Una de las paradas más importantes de su visita fue el Santuario de Nuestra Señora de los Milagros de Caacupé, cuando el Santo Padre elevó el Santuario al rango de Basílica Menor.
Mujeres y niños
Lo más conmovedor para un pueblo que tiene un gran porcentaje de jefas de hogar que provienen del linaje de Las Residentas fue escucharlo hablar de mujeres paraguayas. El emotivo reconocimiento estuvo envuelto en una frase que ya es parte de nuestro patrimonio: “Quiero referirme especialmente a ustedes, mujeres y madres paraguayas, que con alto coraje y sacrificio han sabido levantar un país abatido, hundido, sumergido por una guerra injusta”. El remate aún resuena en nuestros oídos al declarar a las paraguayas como “las más gloriosas de América”.

Otro momento emotivo fue la visita al Hospital de Niños Acosta Ñu en la ciudad de San Lorenzo. Su cercanía con los jóvenes pacientes, sus familias y el personal médico transmitió un mensaje de esperanza y ternura en medio del sufrimiento. Fueron sus palabras: “No hay mejor remedio que la ternura” las que todavía son un bálsamo para quienes atraviesan tiempos difíciles.
“Hagan lío”
En la Costanera de Asunción, el encuentro con los jóvenes estuvo rebosante de alegría y energía. Allí, en su habitual parlamento directo, los desafió a ser actores de su era, acuñando una de sus frases más aforísticas: “¡Hagan lío!, pero también ayuden a limpiar y organizar lo que crean. Un lío que nos traiga un corazón libre, un lío que nos traiga solidaridad, un lío que nos traiga esperanza”.
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La misa central fue un gran evento que reunió a cientos de miles de fieles en el Parque Ñu Guasu de la ciudad de Luque. La inolvidable obra de arte del artista Koki Ruiz, un enorme retablo ensamblado con mazorcas maíz y cocos, se convirtió en un emblema de la riqueza cultural y devoción del pueblo paraguayo, atrayendo incluso elogios del Vaticano.
Una vez más, en su audiencia con la sociedad civil, el Papa no evitó temas importantes como la pobreza y la corrupción. Su llamado a no sucumbir a un modelo económico idolátrico y su enérgica declaración de que “la corrupción es la polilla, es la gangrena de un pueblo” resonaron en el alma nacional. Y luego ese directo “¡Qué mentiroso que sos!”, que inspiró una gama de lecturas, en especial de índole política, lo mostró franco y directo.
Bañado: “No importa cuántas veces vayas a misa…”
En su visita al Bañado puso su dedicación a los más marginados en plena exhibición, planteando a la sociedad la pregunta: “Díganme, señor, señora, ¿qué está pasando ahí en los Bañados?”, y terminando con una profunda reflexión sobre la fe y solidaridad: “No importa cuántas veces vayas a misa los domingos, si no tenés un corazón solidario; si no sabés lo que está pasando en tu pueblo, tu fe es muy débil o tu fe está enferma, o tu fe está muerta. Es una fe sin Cristo”.
Legado
El legado de la visita del papa Francisco es contundente. Además de las multitudes y los momentos emocionales, sus mensajes calaron profundamente, reforzando la fe al tiempo que ofrecían una invitación duradera a construir una sociedad más justa y solidaria.
Más allá de la visita, un legado histórico fue la designación del primer cardenal paraguayo, Adalberto Martínez, quien hoy ya se encuentra en Roma para participar del cónclave que elegirá al sucesor de Francisco, cuyo funeral se realizó ayer ante la presencia de cientos de jefes de Estado y líderes mundiales.
El mundo dijo adiós a este líder religioso que definió una era, quien murió a los 88 años. Su funeral de ayer en la Plaza de San Pedro, después de un velatorio en la Basílica de San Pedro a partir del miércoles, fue con una ceremonia más pequeña de lo que podría ser por su propia voluntad. Su cuerpo fue sepultado en la Basílica de Santa María la Mayor, donde había solicitado que se colocara, en una tumba sencilla.

Después de la pompa fúnebre, todos los ojos apuntan hacia el cónclave, el proceso milenario de seleccionar al sucesor de Pedro por parte de cardenales menores de 80 años. El cónclave, impregnado de tradición, ritual y política se desarrollará a puertas cerradas en la Capilla Sixtina aproximadamente dos semanas después de la muerte del Papa. El mundo estará observando el humo de la chimenea, esperando el anuncio del nuevo Pontífice.

La marca indeleble, por así decirlo, que quedará de la visita del papa Francisco en Paraguay se refleja en los generosos resortes de las personas que han recibido en la mente algo eterno en sus palabras y gestos. Será entendida como un valioso legado de fe, esperanza y compromiso social.
El mundo ha perdido a un Papa y a un jefe de Estado que marcó la diferencia en todos los aspectos, desde alejarse de la pomposidad, caracterizado por la sencillez, reivindicando a Latinoamérica y amando profundamente al Paraguay.