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Se titula Hipnocracia, Trump, Musk y la nueva arquitectura de la realidad, cuya autoría, en principio, fue atribuida al filósofo chino, Jianwei Xun, pero luego se develó que el real autor es el resultado de la colaboración entre una inteligencia humana -el filósofo italiano Andrea Colamedici- y sistemas de inteligencia artificial generativa. Colamedici dice que se trata de un experimento, una performance teórica. Jianwei Xun es una figura construida en los bordes de lo que hoy se entiende por pensamiento, autoría, verdad.
El libro es determinante para comprender cómo el control de nuestra percepción se ejerce actualmente no reprimiendo la verdad sino multiplicando las narrativas, haciendo que cualquier punto fijo se vuelva imposible.
“La hipnocracia no es solo un concepto teórico o un fenómeno observable desde fuera: es la condición fundamental de nuestra época. Nunca podemos estar seguros de haber alcanzado un terreno sólido de verdad, porque cada revelación podría ser solo otra capa de la simulación, cada desenmascaramiento una actuación adicional. El periodista argentino Fontevecchia dice que el libro analiza nuevas formas de manipulación mediática y política, y coloca a Trump y Musk como símbolos de esta sociedad adormecida. Por su parte, el italiano Fabrizio D’Angelo comenta que “Hipnocracia” expone cómo los líderes mundiales sobrecargan emocionalmente con miedo y odio las mentes de la gente para manipularlas. El proceso que atraviesa la sociedad reboza miedo, ausencia de responsabilidad en buscar una solución y se deposita la confianza en alguien para que se haga cargo de dar solución.
Xun nos obliga a revisar las coordenadas de nuestra ética de la información. Si una inteligencia artificial puede generar pensamientos excelentes, remover emociones, cambiar ideas... ¿Importa su no-humanidad? ¿Y si, como sugiere el caso, la recepción del mensaje sigue dependiendo de la autoridad del emisor, qué dice eso de nuestras estructuras culturales? Este debate es urgente si consideramos lo que el propio proyecto Xun denominó Hipnocracia: un régimen de poder no basado en la represión física o el control informativo, sino en la manipulación de estados de conciencia a través de la saturación emocional, la fragmentación de la atención y la construcción de realidades solapadas.
Ya no es cuestión de imitación, ni de reduplicación, ni tampoco de parodia. Es más bien una cuestión de sustituir signos de lo real por lo real en sí mismo, esto es, una operación para disuadir todo proceso real por vía de una máquina descriptiva, programática, perfecta, que proporciona todos los signos de lo real y ejerce un corto circuito en todas las vicisitudes.
Jianwey Xun dice: El paisaje mediático es un océano donde ya no sabemos si estamos viendo agua o su simulación perfecta. Esto se volvió irónicamente profético, porque Xun es esa simulación. Pero ¿acaso importa? ¿Pierde valor un pensamiento lúcido por no haber sido engendrado por un ser humano de carne y hueso?
carlafabri@abc.com.py